Entre los siglos XVI y XVIII, se desarrolla en Europa el periodo artístico y cultural conocido como Barroco. El Barroco se manifiesta en diferentes disciplinas artísticas, como la literatura, la música, la arquitectura, las artes visuales. Sus producciones se distinguen por la ornamentación y la exuberancia. En la literatura española, este estilo se desarrolla en el siglo XVII. Se caracteriza por presentar ciertas ideas pesimistas y por abordar temáticas relacionadas con la fugacidad de la vida, la complejidad de la experiencia humana y, sobre todo, por presentar oposiciones: entre lo divino y lo terrenal, el bien y el mal, la luz y la oscuridad, la belleza y la decadencia.
En este periodo en el que abundan los contrastes, surge una disputa entre dos corrientes literarias representativas del Barroco: el conceptismo y el culteranismo. Ambas comparten un mismo origen, dado que procuran enriquecer la expresión y surgen como reacción a la claridad y simplicidad del lenguaje renacentista previo. Sin embargo, se contraponen entre sí de manera tajante. Y así también lo hacen sus autores más representativos: el conceptista Quevedo y el culterano Góngora.
El conceptismo nace en España en el siglo XV y se desarrolla plenamente durante el siglo XVII, en el Barroco. Es una corriente que intenta presentar y asociar, en sus obras, conceptos disímiles a partir de una dosis importante de agudeza e ingenio que tiene como objetivo causar sorpresa. El objetivo del conceptismo es lograr la concisión y concentración del significado, o incluso de varios sentidos, en pocas palabras. Se ufana así de su inteligencia y la de su auditorio, que comprende las rebuscadas asociaciones.
El culteranismo nace en España, hacia fines del siglo XVI, y Luis de Góngora, el poeta cordobés, es el mayor exponente de esta corriente. Además de Góngora, practican este tipo de escritura autores como el Conde de Villamediana y Sor Juana Inés de la Cruz, entre otros. Sin embargo, es tal la importancia de Góngora en la conformación del estilo que, además de culteranismo, suele recibir el nombre de "gongorismo". Cabe destacar que sus procedimientos no se reservan solo para poetas españoles; en otras zonas de Europa también se escriben poemas con características similares. Así, el movimiento recibe nombres como "marinismo" en Italia, "preciosismo" en Francia y "eufuismo" en Inglaterra.
El culteranismo se llama así dado que una de sus característica más notables es el uso de cultismos, o sea, de palabras cultas o un lenguaje cultivado. El origen del término culteranismo es peyorativo. Se utiliza por primera vez para desprestigiar la obra Soledades (1613), de Góngora. La intención de llamarla así es, al mejor estilo conceptista, crear un juego de palabras. Se suele decir que se fusionan los términos "culto" y "luteranismo". Este último término designa la doctrina de Lutero, enemigo acérrimo de la Iglesia católica, dado que propone y lleva adelante su reforma protestante. De esta forma, con el término se señalan las creaciones culteranas como productos con una estética hereje de la poesía.
Las características principales del culteranismo son el cultismo léxico y el cultismo sintáctico. Esto quiere decir que se usan términos cultos y rebuscados, de poco uso en la lengua cotidiana, como los latinismos. Pero también, que la organización de la estructura interna de las oraciones que componen las obras no es la esperada o tradicional; es decir, se utiliza el hipérbaton. Esto provoca que los poemas de este tipo sean crípticos, que su interpretación suponga una dificultad y un trabajo mental importante en el lector. Por ende, produce un alejamiento de la claridad clásica y del equilibrio más propio del Romanticismo.
Entre otras características del culteranismo, se pueden mencionar el uso de la metáfora pura, perífrasis, neologismos, adjetivos epítetos referidos a los sentidos y juegos de palabras. El soneto que trabajamos aquí no es, tal vez, el más representativo del culteranismo de Góngora, dado que en otras de sus obras estas características son muy evidentes y los textos son más herméticos. Sin embargo, podemos ver en el análisis de esta guía, cómo varias de las características de esta corriente ya están presentes en este soneto de su juventud.