El libro narra historias ficticias de la dinastía Julio-Claudio desde el asesinato de Julio César hasta el de Calígula. Destaca la lucha por el poder y la venganza a través de manipulaciones, asesinatos y artimañas en el Imperio Romano. La narración se centra en Claudio, que nació con discapacidades físicas y, por lo tanto, fue excluido de los asuntos políticos hasta más tarde en su vida. Por ello, se centra en documentar la historia y las conspiraciones de su época mientras las personas de su linaje ostentan el poder político. Le protege de las crueldades y asesinatos de la familia real en el transcurso de tres reinados hasta que sube al poder.
La historia examina la lucha para evitar que el Imperio Romano se convierta en una república, especialmente por parte de Livia, que mata a cualquiera que amenace con interferir. Tras la muerte de Julio César, Livia se divorcia de su marido y se casa con Augusto para que Roma siga siendo un imperio. En consecuencia, procede a asesinar a la mayoría de los herederos y sucesores para garantizar que su hijo Tiberio, de su anterior matrimonio, suceda a Augusto. Mientras tanto, Claudio no recibe un buen trato de nadie, excepto de su hermano Germánico y de Póstumo. Después de demostrar la inocencia de Póstumo, Augusto elige a Póstumo como su heredero, pero Livia lo descubre y mata a su marido. A través de la manipulación, Livia consigue poner a Tiberio en el poder, aunque parte de la lealtad en el imperio recae en Germánico. Con Póstumo y Germánico como posibles sucesores, Tiberio y Livia se aseguran de que dejen de ser una amenaza matándolos. Aunque Germánico es envenenado por su hijo Calígula, que desea ascender al trono.
La narración demuestra la traición que pone en peligro la vida de los miembros de la familia imperial. Como Claudio no es visto como un sucesor o una amenaza, consigue vivir en el imperio sin ningún riesgo. Cuando Tiberio y Livia envejecen y se acercan a su muerte, Livia afirma que Calígula y Claudio serán los próximos emperadores en ese orden. Debido a su sed de poder y a su locura, Calígula provoca la muerte de muchos plebeyos y la quiebra del país. Los guardias llevan a cabo el asesinato de Calígula y Claudio asciende al poder. Aunque Claudio apenas quiere el puesto de emperador, se le ha otorgado el poder de dirigir todo el imperio. Aunque es partidario de que Roma se convierta en una república, descubre que solo puede tener éxito si sigue siendo un imperio.
