Genero
Novela indigenista
Configuración y Contexto
Pueblo llamado Kíllac. Siglo XIX.
Narrador y Punto de Vista
Tercera persona, omnisciente.
Tono y Estado de Ánimo
Por momentos poético, detallista. Por otros, cargado de una intención de denuncia social.
Protagonista y Antagonista
Desde el punto de vista de la cuestión social, los protagonistas son las personas de la comunidad quechua, y los antagonistas son los aristócratas inmigrantes que los subordinan y se aprovechan de ellos económicamente.
Conflicto Principal
Confrontación entre los "indios" quechuas y los explotadores "blancos" (usamos comillas en ambas palabras, pues solo nos remitimos al modo en que se mencionan ambos grupos de personas en la novela, pero tomamos distancia de cierta configuración de 'raza' que propugnaría el usar estos términos sin problematizarlos).
Climax
El clímax se alcanza en la novela en dos puntos de igual importancia y vinculados entre sí: por un lado, los asiduos explotadores de los pobladores de Kíllac se ven amenazados por gente forastera que no está de acuerdo con esa explotación. Entonces realizan una revuelta en contra de los Marín. Sin embargo, en el altercado mueren dos personas que son de la comunidad: Marcela y Juan Yupanqui. Los Marín, entonces, se salvan de los abusadores.
Sin embargo, hacia el final de la novela nos enteramos de que el Obispo Claro ha abusado tanto de Marcela como de doña Petronila, por lo que el fruto de dicho acto convierte en hermanos a Manuel y Margarita, por lo que no podrán casasrse como tenían previsto.
Presagio
“—¡Margarita, Margarita! —murmuró Manuel al oído de la niña—. ¡Lucía es tu madre, yo seré… tu hermano!”. (Manuel anticipa la secreta relación entre ellos, sin tener noción de la verdad).
Por otra parte, en varias secciones de la novela la narradora y los personajes anticipa aquello que se encuentra latente: acontecimientos violentos tendrán lugar tarde o temprano.
Atenuación
El amor entre Manuel y Margarita, la ayuda recíproca entre los forasteros y los lugareños, así como la imponente belleza de la naturaleza que los rodea actúan como alicientes en un escenario de constante violencia.
Alusiones
A lo largo de toda la novela se realizan alusiones directas a una explotación que data de muchos años atrás. Al mismo tiempo, se alude a la importancia de la educación y de la comunicación entre comunidades para poder frenar los abusos de los explotadores.
Imágenes
En algún punto, la imaginería que configura la novela presenta a las comunidades de los quechuas como si fuesen desvalidas y precisaran la ayuda de los "civilizados". Esto convierte en controversial el punto de vista de la narradora y de la propia autora, puesto que plantea que no pueden ser respetados por su propia existencia, sino que deben ser ayudados por los otros.
Paradoja
El cura Pascual, personaje que debería defender la justicia y la igualdad entre las personas, es la persona más injusta de la novela.
Paralelismo
Entre Lucía y Marcela: ambas son vistas por los hombres abusadores como meras mujeres para engendrar niños. Sin embargo, salvando sus diferencias, ambas se ayudan y luchan por la igualdad social.
Metonimia y Sinecdoque
“Una sombra negra, sobresaltada e impaciente, paseaba de un extremo a otro de la habitación completamente oscura […]”.(Una 'sombra' por una 'persona').
Personificación
"La Naturaleza, sonriendo de felicidad, alzaba el himno de adoración al autor de su belleza" (aquí la Naturaleza es tomada por una persona).