Resumen
Scrooge se despierta en su habitación. El poste en el que se ha transformado el tercer espectro pertenece a su cama. Con alegría, el viejo repite la promesa que ha realizado al terminar la estrofa anterior gracias a las lecciones enseñadas por los tres fantasmas. Se levanta, corre y salta por el interior de su casa; reconoce el espacio y, entusiasmado, expresa su certeza de que un cambio de actitud podrá evitar que se cumpla aquel destino trágico que ha visto en sombras. Se siente leve y feliz, como un joven estudiante o como un borracho. De pronto, escucha que suenan las campanas de la iglesia. Entonces abre una ventana y saca la cabeza hacia el exterior. A pesar del frío, el tiempo está despejado y soleado, y corre un viento fresco. Scrooge le pregunta a un muchacho que pasa por la calle qué día es y el chico, sorprendido, le responde que es el día de la Navidad. Así, se da cuenta de que, en realidad, los tres fantasmas lo han visitado durante la misma noche. En ese mismo momento, le pide al chico, de manera sumamente amable y explotando de alegría, que se dirija a la pollería y compre el pavo más grande posible. Scrooge se dispone a enviar ese pavo a la casa de la familia Cratchit para su cena navideña. También, le promete al chico que le dará unas monedas de propina por hacer el pedido.
Cuando baja a la puerta para recibir al joven de la pollería, el anciano se fija en la aldaba y se queda mirándola un rato. Agradecido, ya que en ese punto exacto se ha aparecido el espíritu de Marley que le da inicio a todo su proceso de redención y transformación, promete amar esa aldaba por el resto de su vida. Llega el joven repartidor de la pollería y Scrooge paga un taxi para que este lleve el pavo hasta Camden Town, donde viven los Cratchit.
Después, vuelve a entrar a la casa, donde se afeita y se viste con sus mejores ropas. Una vez listo, sale a la calle, que está repleta de gente, y saluda a todos los que se cruza, deseándoles felicidades. En eso, se encuentra con los dos hombres que habían entrado en su negocio pidiendo donaciones la tarde anterior y aprovecha para entregarles una buena suma de dinero para la caridad. Durante su paseo por la ciudad, también va a la iglesia.
Finalmente, hacia el atardecer, el anciano llega a la casa de su sobrino, Fred. A pesar de haber rechazado la invitación el día anterior, espera que acepten su presencia en la cena, y así lo hacen. En la celebración, Scrooge la pasa muy bien: se divierte y conversa, entusiasmado, con los demás invitados, en particular con la esposa de Fred.
A la mañana siguiente, Scrooge llega temprano a la oficina. Bob Cratchit, por su parte, se presenta un poco tarde, y cuando eso ocurre, el anciano pretende retarlo por la demora, imitando sus actitudes previas. Sin embargo, enseguida le da a entender a su empleado que se trata de una broma. También le dice que aumentará su salario, y se compromete a ayudar de todas las maneras posibles a atender a Tim como corresponde. Gracias a ello, el niño no muere, y Scrooge se convierte en una suerte de segundo padre para él. A partir de ese momento, el protagonista vive alegremente, respetando los valores de caridad, generosidad y amabilidad que ha aprendido, y nunca más recibe la visita de un fantasma.
Análisis
Al analizar comparativamente el comienzo y el final de la obra, es posible percibir que la estructura general de la novela es simétrica, como si un espejo reflejara el principio en el final, pero invirtiéndolo. En esta Quinta Estrofa, Scrooge procura ayudar, beneficiar y hacerles bien a todas las personas a las que, directa o indirectamente, ha dañado, maltratado o insultado en la Primera Estrofa. Así, le envía un gran pavo a la familia Cratchit y aumenta el salario de Bob, se presenta en la cena navideña de Fred y entabla una relación amable con este y otros seres queridos, e incluso hace una gran donación a la institución de caridad a la que ha rechazado al comienzo de la historia.
De esa manera se expresa la transformación del personaje. En este segmento final, se pone de manifiesto que su redención es completa. Si bien al final de la visita del Fantasma de la Navidad Venidera Scrooge ya ha pronunciado de forma genuina sus intenciones de cambiar, y ha declarado que ahora abraza, desde lo más profundo de su corazón, el espíritu navideño, en la Quinta Estrofa demuestra ese cambio a través de acciones. Así, se despierta con alegría, trata bien y les sonríe a todos los que encuentra en su camino, y recompone los vínculos con las personas que tiene cerca, como se ha mencionado, a través de la amabilidad y la generosidad. El hecho de que las visitas de los tres fantasmas se hayan producido en la misma noche permite al personaje poner en práctica su nueva visión del mundo durante la Navidad propiamente dicha.
Resulta vital notar que la culminación del proceso de cambio que enfrenta y asume el personaje implica una fusión de temporalidades -el pasado, el presente y el futuro- representadas por cada uno de los espectros navideños que lo visitan. El propio Scrooge exclama al comienzo de esta estrofa: "—¡Viviré en el Pasado, en el Presente y en el Futuro! (...) Llevaré en mi interior a los Espíritus de los Tres y ellos me infundirán valor" (111). La novela, pues, enseña la importancia de vivir el presente de manera responsable, integrando las memorias del pasado y considerando los efectos y las consecuencias de nuestras acciones en el porvenir.
En su dimensión pedagógica, la novela resalta también que los cambios internos del personaje tienen un impacto tanto individual como social. La transformación no solo beneficia al propio Scrooge, que, como se ha anunciado al principio, gracias al libre albedrío puede reconstruir su destino y evita ser condenado a los castigos que atraviesa el espectro de Jacob Marley, sino que también favorece a las personas que lo rodean y a la sociedad en general. Esta cuestión se plasma con especial potencia en el hecho de que la redención de Scrooge le salva la vida al Pequeño Tim. Como el anciano decide contribuir con los cuidados y tratamientos que el niño necesita, este goza de una mejor salud y vive de manera más plena. A su vez, a modo de efecto dominó, esto impacta positivamente en todos los miembros de la familia Cratchit, que no deben llorar la muerte del pequeño.
Es interesante observar cómo el entorno responde externamente a esta transformación interna del personaje. A lo largo de toda la novela, se enfatiza la crudeza de las condiciones climáticas: todo está cubierto de nieve, el cielo está nublado y gris, la atmósfera general es lúgubre y pesada. Sin embargo, en las escenas finales, sigue haciendo frío, pero brilla el sol y sopla un aire fresco. Cuando Scrooge despierta tras la visita del último espectro, saca la cabeza por la ventana y ve el siguiente panorama: "Ni niebla, ni bruma; un día claro, radiante, alegre, conmovedor, frío; frío, cantarín para hacer bailar al corazón; luz dorada del sol; cielo divino; aire fresco y dulce; campanas jubilosas. ¡Oh, soberbio! ¡Soberbio!" (112). El entorno acompaña al personaje potenciando el efecto positivo de su redención.