Cecilia no sabe que Claudio está en pareja y Claudio no sabe que Cecilia también (ironías dramáticas).
Cuando Claudio y Cecilia se conocen en París por intermedio de Haydée, ambos se encuentran en un vínculo amoroso con alguien más. Claudio lleva años saliendo con Ruth, quien es oficialmente su novia. Por su parte, Cecilia ya ha conocido a Tom y es en él en quien piensa todo el tiempo. Claudio aún no encontró a la mujer de sus sueños, pero Cecilia sí encontró al hombre deseado.
Cecilia cree que va a encontrar en Claudio a una persona con la cual comenzar una nueva relación amorosa, pero le sucede todo lo contrario a lo esperado (ironía situacional).
Suponiendo que Claudio es una persona en la que confiar y a la que va a querer mucho, Cecilia viaja a Nueva York para visitarlo. Sin embargo, ya desde un comienzo se encuentra con que Claudio es demasiado estructurado para su gusto. Completamente rutinario en sus actividades cotidianas, esconde, además, la novia que tiene hace años. Cecilia se entera de ello por medio de unos mensajes del contestador, que escucha sin querer. Inmediatamente, dándose cuenta de que su viaje no le mostró a la persona ni a la historia que hubiera deseado, decide volverse a París sin siquiera despedirse.
Las personas quieren conservar lo bueno y la muerte se los hace perder recordando lo contrario (ironía situacional).
“La gente se muere, deja su nombre escrito sobre una lápida, sus vidas cesan de correr en línea recta. Desaparece el cuerpo y con él su rutina, sus necesidades, pero quedan una infinidad de pruebas. Las emociones que cultivaron durante años siguen flotando en el aire: la ira, la frustración, también el desamparo y la ternura. Todas esas cosas son como garras minerales que se perciben más allá de las lápidas. [...] También la muerte tiene sus ironías: permanece lo que uno quisiera expulsar y lo que desearía conservar se olvida con rapidez”.
En esta cita encontramos la mención de una ironía situacional que coloca en escena el funcionamiento de la muerte como algo contrario a lo esperado por las personas: se recuerda lo malo y se olvida lo bueno, justo al revés de lo deseado.
Decir que algo está bien visto cuando se quiere significar lo contrario (ironía verbal).
“En Oaxaca, o al menos en mi familia, no estaba bien visto que los niños asistieran a la escuela antes de entrar a la primaria. Se veía mejor que una madre dejara a su hija de cuatro años, durante mañana y tarde, en manos de sus parientes políticos si no podía o no deseaba ocuparse de ella”.
En este breve fragmento asistimos a una ironía verbal en tanto que la narradora expresa que era "bien visto" que una madre no se ocupara de sus hijos cuando en realidad quiere decir todo lo contrario, ya que ella misma ha sido abandonada por su propia madre.