Claudio
Es uno de los narradores en primera persona de la novela. Es un hombre misántropo y solitario. Trabaja en una editorial y le gustan los cementerios, aunque no cree en el más allá. Le gusta el silencio y el orden. Se acerca, casi, a los 40 años. Es oriundo de Cuba y vive en Nueva York. Tiene un carácter muy estructurado y es algo soberbio.
Cecilia
Es la otra narradora en primera persona de la novela. Es una muchacha que tiene entre 20 y 30 años. Está estudiando un posgrado de Literatura en París, con una beca. Es oriunda de México. Siente adoración por los cementerios. Es algo desordenada y con tendencia a la introspección y la melancolía.
Ruth
Es la novia neoyorquina de Claudio. Es una mujer mayor que él, al menos en unos 10 años. Muestra un carácter muy tranquilo y ecuánime, pero luego nos enteramos de que usa medicación psiquiátrica. Sabe dar a Claudio el espacio que necesita y lo trata con una dulzura y paciencia casi maternales.
Tom
Es el vecino de Cecilia en el departamento que ella alquila con su beca para concurrir el Liceo. Es también aficionado a los cementerios. Incluso cree que los muertos pueden comunicarse con él y decirle cosas puntuales. No es ni muy ordenado ni muy desordenado. Es muy apuesto, tierno y divertido. Posee un carácter muy vital, pero se encuentra atravesando una enfermedad terminal. Se convierte en el novio de Cecilia, quien lo cuida hasta los últimos momentos.
Haydée
Es una amiga en común de Cecilia y de Claudio. Una mujer joven, independiente. Le gusta mucho salir de fiesta y recorrer los bares. Vive con su pareja, Rajeev. Luego tiene una hija con él y vuelve a quedar embarazada. Es muy buena amiga de Cecilia. Posee conocimientos sobre diversos temas y es muy suspicaz. Además, tiene un carácter muy frontal y directo, por lo que siempre dice exactamente lo que piensa.