Claudio vive una vida cómoda en el piso que compró tras años de trabajo en una editorial y no deja entrar a ningún otro ser humano. Su vida se basa en rutinas bien definidas que le permiten aprovechar al máximo su tiempo para trabajar, ir al gimnasio y realizar actividades intelectuales que le ayudan a sentirse superior a la gente que le rodea. Antes de vivir en Nueva York, vivió en Cuba, donde tuvo una infancia difícil, aunque siempre se inclinó por la literatura. Algún tiempo antes, había iniciado una relación con Ruth, una mujer mayor y millonaria que le atraía porque la veía tranquila y sencilla. Cecilia, por su parte, estudiaba en París un máster, obtenido con una beca. Desde niña había sido una chica solitaria con aficiones poco comunes, como pasear por los cementerios. Ahora vive en un piso frente al cementerio de Père Lachaise.
Un día, Tom, el vecino de Cecilia, se queja con ella por el ruido de su radio; surge una amistad que finalmente les lleva a enamorarse, aunque no inician una relación. Cecilia no tarda en enterarse de que Tom padece una enfermedad incurable y puede que no le queden muchos años de vida. Una mañana Tom anuncia que va a hacer un corto viaje a Sicilia, pero pasan meses sin que Cecilia sepa nada de él, dejándola angustiada. Claudio se va con Ruth a París unos días y conoce a Cecilia, con la que se obsesiona, convencido de que es la mujer destinada a hacerle feliz. De vuelta en Nueva York, le escribe cartas constantes y apasionadas, aunque mantiene su relación con Ruth a pesar de las molestias que le causan sus exigencias.
Claudio visita a Cecilia en París y, pese a que ella no está tan entusiasmada con la idea, ambos comienzan un romance. Más tarde, le visita en Nueva York, donde descubre poco a poco la verdadera personalidad de Claudio. Un día en que Claudio no vuelve a casa del trabajo, Cecilia se encuentra con decenas de llamadas telefónicas de Ruth con tono lastimero, porque Ruth les espiaba y sabía que Cecilia se quedaba con él. Cecilia abandona la casa de Claudio, regresa a París y decide no responder más a sus mensajes. Claudio se volvió desesperado e inestable, una fase que solo consiguió superar gracias a su adicción al atletismo. Corrió varios maratones, pero resultó herido en el atentado del maratón de Boston y perdió una pierna.
Tom regresa de su viaje y Cecilia se da cuenta de que aún le quiere. Ambos comienzan una relación y viven juntos durante varios meses antes de que el estado de Tom empeore y acabe en el hospital. Aunque tenía la oportunidad de salvarse gracias a un trasplante, el estado de Tom se deteriora más rápido de lo esperado y muere. Cecilia atraviesa meses de depresión, rompe todo contacto con el mundo y abandona los estudios. Claudio tiene que acostumbrarse a su nueva vida sin piernas. Poco a poco se resigna a quedarse con Ruth, que le ayuda todo lo que puede, y acepta que nunca encontrará a la mujer adecuada. En París, los amigos de Cecilia la visitan y, al ver su estado, se la llevan a vivir con ellos. Cecilia se recupera poco a poco, decide quedarse en París y por fin supera la muerte de Tom.