"Los ojos pálidos buscaban peces ciegos alrededor, y los atrapaban con los dedos largos, rápidos como el pensamiento" (p. 68) (Símil)
Este símil completa la descripción de Gollum destacando su visión acostumbrada a la oscuridad y la velocidad, tanto de sus manos como de su intelecto. Momentos después, Gollum participará de una contienda de acertijos con Bilbo, con lo que se demostrará que su pensamiento es tan rápido como sus dedos.
"Observaba a Bilbo desde lejos con los ojos pálidos como telescopios" (p. 68) (símil)
Los ojos de Gollum predominan en la descripción de esta criatura. Primero, el narrador menciona que son grandes y pálidos, y luego agrega que su capacidad es equiparable a la de un telescopio. En verdad, cientos de años de vivir en la oscuridad han acostumbrado a Gollum a la luz mínima y han desarrollado una capacidad excepcional de ver a pesar de la falta de luz. El Anillo de poder que posee ha jugado un papel decisivo en el desarrollo de estas capacidades, aunque esa información no se presenta en El hobbit, sino que el lector puede comprenderlo a partir de la lectura de El Señor de los Anillos.
"Las noches eran lo peor: entonces se ponía oscuro como el carbón, no lo que vosotros llamáis negro carbón, sino realmente oscuro, tan negro que de verdad no se podía ver nada" (p. 132) (Símil)
Las descripciones en El hobbit abundan en imágenes visuales y detalles. A su vez, el narrador muchas veces interpela al lector directamente, como en este caso, para hacer una indicación sobre las particularidades del mundo y la historia que está narrando en relación a lo que uno puede imaginarse desde su propia realidad. En este caso, por ejemplo, el narrador compara la noche a un carbón, pero luego hace una indicación sobre la oscuridad de la noche en el Bosque Negro, y resalta que esa oscuridad no es en nada similar a la de una noche conocida por el lector.
"... el resplandor sólo revelaba unas hileras interminables de troncos rectos y grises, como pilares de un vasto salón crepuscular" (p. 137) (Símil)
Las descripciones de Tolkien abundan en imágenes, comparaciones y símiles. En este caso, el bosque de hayas se asemeja a un enorme salón visto a la luz del atardecer. El bosque como un salón se asocia directamente a la presencia de elfos, criaturas fantásticas en contacto vital con la naturaleza. En el Bosque Negro, conforme los personajes avanzan y se aproximan a la morada del rey de los elfos, el bosque cambia su fisonomía y se reviste de cualidades que lo alejan de la percepción salvaje y peligrosa de la naturaleza pura.
"...vio a su alrededor un mar verde oscuro, rizado aquí y allá por la brisa; y por todas partes, cientos de mariposas" (p. 140) (Metáfora)
Con esta metáfora se describe la impresión de Bilbo al contemplar el Bosque Negro desde la copa de un enorme roble: hasta donde llega a ver, el bosque se extiende como un mar de aguas agitadas por una leve brisa. Para Bilbo, aquella imagen presentaría una belleza encantadora si no fuera porque sufre el abatimiento de no encontrarle fin.
"Algo, además, comenzó a resonarle en los oídos, una especie de burbujeo, como el ruido de una gran olla que galopa sobre las llamas, mezclado con un retumbo como el ronroneo de un gato gigantesco" (p. 201) (Símiles)
Con estos dos símiles se describe la percepción de la presencia de Smaug, el dragón, antes de que Bilbo llegue a verlo. Las imágenes son domésticas, asociadas al hogar del hobbit, pero magnificadas más allá de toda mesura, lo que las vuelve terribles y amenazadoras.
"Smaug yacía, con las alas plegadas como un inmenso muerciélago" (p. 202) (Símil)
La imagen de Smaug amerita extensas descripciones. Si antes se lo había comparado con un gato, ahora aparece asociado a un murciélago, pero de tamaño gigantesco. El vínculo con la criatura nocturna es bastante directo, gracias a sus alas membranosas.
"¡Mi armadura es como diez escudos, mis dientes son espadas, mis garras lanzas, mi cola un rayo, mis alas un huracán, y mi aliento muerte!" (p. 213) (Símil y metáforas)
En esta cita, Smaug se describe a sí mismo como una criatura mortífera e invencible. Burlándose de los guerreros y la inutilidad de sus armas contra un dragón, Smaug enumera una serie de cualidades que compara con elementos utilizados por los humanos para la guerra. La metáfora deriva luego hacia elementos devastadores de la naturaleza, como los rayos y los huracanes, y termina por asociar la imagen del dragón a la muerte.