Esperando a Godot

Esperando a Godot Resumen y Análisis Acto Primero

Resumen

El escenario donde transcurre toda la obra es un camino en el campo en el que hay solo un árbol. Ha comenzado a anochecer y Estragon aparece en escena tirado en el suelo, tratando de quitarse una de sus botas, sin conseguirlo. En este momento entra Vladimir, lo saluda y le pregunta dónde ha pasado la noche. Estragon le cuenta que ha dormido en un foso donde ha sido golpeado por personas que no recuerda. Con gran esfuerzo, Estragon logra quitarse la bota. Luego inspecciona el interior para ver si hay algo mientras Vladimir hace lo mismo con su sombrero.

Después de una breve conversación sobre la hinchazón del pie de Estragon, Vladimir menciona la historia de los dos ladrones que fueron crucificados junto a Cristo. Le pregunta a Estragon si ha leído la Biblia, a lo que su compañero responde que cree que le ha echado un vistazo alguna vez. Luego Estragon da una breve descripción de los mapas de Tierra Santa, momento en el que Vladimir le dice que debería haber sido un poeta. Estragon señala sus harapos y dice que lo ha sido. Vladimir continúa con su narración sobre los dos ladrones para pasar el tiempo.

De la nada, Estragon dice que se va, pero Vladimir le recuerda que no puede hacerlo ya que ambos están esperando a Godot. Ninguno de los dos vagabundos sabe cuándo aparecerá Godot; tampoco están seguros de estar en el lugar correcto. De hecho, ni siquiera saben por qué lo están esperando.

Estragon está aburrido de esperar y propone que los dos se ahorquen colgándose del árbol para pasar el tiempo. A ambos les gusta la idea, pero no pueden decidir quién debe ir primero. Temen que si uno de ellos muere, el otro podría quedar solo. Al final deciden que es más seguro esperar hasta que llegue Godot.

Luego de que un grito terrible asusta a Vladimir y Estragon, llegan Pozzo y Lucky. Este último tiene una soga atada al cuello y lleva una pesada maleta, una silla plegable, un cesto de provisiones y un abrigo. Pozzo, por su parte, lleva un látigo que usa para controlar a Lucky. Estragon piensa que Pozzo es Godot, lo que enfurece al recién llegado.

Pozzo pasa varios minutos dándole órdenes a Lucky. Lucky, por su parte, permanece completamente en silencio y obedece a su amo de una forma mecánica. Pozzo le ordena a Lucky que deje la silla plegable y saque del cesto de provisiones una presa de pollo. Después de comerla, Pozzo tira los huesos. Cada vez que completa una orden de Pozzo, Lucky vuelve a agarrar las maletas y se queda de pie, pero tan encorvado hacia delante que da toda la impresión de que se está quedando dormido.

Estragon y Vladimir, intrigados por Lucky, se acercan para examinarlo. Preguntan por qué nunca deja las maletas. Pozzo no quiere responderles. Al ver los huesos de pollo que Pozzo ha estado tirando en el suelo, Estragon pregunta si los puede agarrar. Según Pozzo, técnicamente le pertenecen a Lucky. Por esta razón, Estragon se acerca a Lucky y le pregunta si quiere los huesos, pero obtiene un silencio ambiguo como respuesta. Ante la falta de decisión de su maletero, Pozzo le dice a Estragon que los huesos son suyos.

Al cabo de un rato, Pozzo decide contarles por qué Lucky sostiene las maletas todo el tiempo. Según él es porque Lucky tiene miedo de ser regalado. Mientras Pozzo les dice esto, Lucky, que continúa con las maletas en las manos, comienza a llorar. Estragon se acerca a él para limpiarle las lágrimas, pero recibe una terrible patada en la tibia.

Pozzo luego cuenta que él y Lucky han estado juntos casi sesenta años. Vladimir, por su parte, está horrorizado por el tratamiento que recibe Lucky, que parece ser un servidor tan fiel. Pozzo explica que ya no lo soporta más y da a entender que Lucky se ha vuelto una carga demasiado pesada. Luego, Vladimir le grita a Lucky que es terrible la forma en que trata a un amo tan bueno como Pozzo.

De la nada, Pozzo da un discurso sobre el crepúsculo y su lirismo. Al finalizar, les pregunta a Vladimir y Estragon cómo ha estado, y ellos le dicen que ha sido un buen discurso. Pozzo está complacido y entusiasmado con el reconocimiento y se ofrece a hacer algo por ellos. Estragon inmediatamente pide diez francos, pero Vladimir le ordena que se calle. Pozzo ofrece hacer bailar a Lucky; después tendrá tiempo para pensar en qué puede darles a ellos.

Lucky baila para ellos y, cuando le piden un bis, repite todo el baile paso a paso. Estragon no está impresionado, aunque casi se cae tratando de imitarlo. Luego le piden a Lucky que piense, lo que da lugar a un errático y vertiginoso discurso. En él, Lucky plantea varias ideas relacionadas con la religión y la política, aunque por lo caótico de su exposición, ninguna de esas ideas llega a quedar clara. Pozzo, Vladimir y Estragon se lanzan sobre Lucky y lo golpean para que se calla. Vladimir se queda con el sombrero de Lucky cuando este cae al suelo por los golpes.

Luego de la golpiza, los tres hombres se esfuerzan en hacer que Lucky se despierte otra vez. Recién logra volver en sí cuando le colocan una maleta en la mano. Pozzo decide irse y se lleva a Lucky fuera de escena. Vladimir y Estragon regresan a sus asientos y continúan esperando a Godot.

Llega un muchacho que ha sido enviado por el señor Godot. Estragon está indignado por todo el tiempo que se tardó en llegar y asusta al muchacho con su actitud. Vladimir lo interrumpe y le pregunta al muchacho si lo recuerda. El muchacho dice que es la primera vez que viene a verlos. Al mismo tiempo, les da el mensaje de que el señor Godot no podrá ir ese día, aunque quizás sí lo haga al día siguiente. Vladimir y Estragon mandan de regreso al muchacho con la instrucción de decirle al señor Godot que los ha visto. Luego de discutir sobre algunos hechos del pasado, Estragon y Vladimir deciden irse para buscar un lugar donde pasar la noche. Así y todo, ninguno de los dos se mueve de donde está.

Análisis

Es indudable que Esperando a Godot tiene una fuerte impronta existencialista y, a raíz de esto, podemos decir que uno de los temas principales de la obra es el de la esperanza o, mejor dicho, la falta de esperanza. Vladimir y Estragon, los dos protagonistas de esta historia, esperan a Godot, pero no saben bien por qué ni para qué. Esa espera se vuelve traumática por varios factores, principalmente por la falta de sentido respecto de lo que están haciendo. De esta forma, la esperanza se construye como una forma posible de salvación en varios pasajes de la obra. Apenas comenzada la historia, ya nos damos cuenta de que el desafío de Vladimir y Estragon es pasar el tiempo en una situación que no ofrece ninguna esperanza:

ESTRAGON: No hay nada que hacer.

VLADIMIR: Empiezo a creerlo. (p.3)

En este breve diálogo que da comienzo a la obra, Estragon se refiere a sus botas; Vladimir, por su parte, va a repetir la misma frase más tarde con respecto a su sombrero. Queda claro desde el principio que cada cosa que digan Vladimir y Estragon, lejos de agotarse en una interpretación literal, estará expresando conceptos más amplios y profundos en relación con la vida. En este ejemplo, ese “no hay nada que hacer” puede referirse en parte a las botas, pero también expresa un síntoma claro de desesperanza respecto de sus vidas e, incluso, del hecho de estar esperando a Godot.

Un resultado directo de esta desesperanza es la necesidad imperante que tienen Vladimir y Estragon de que el tiempo pase. Para lograr esto, recurren a varias estrategias y juegos, la mayoría verbales. Aquí también aparece, en parte, la explicación de por qué permanecen juntos. Tanto Vladimir como Estragon admiten ser más felices cuando están separados, pero es evidente que no se separan porque se necesitan para pasar el tiempo. Es Estragon por lo general el que más se ocupa de encontrar cosas para hacer que el tiempo pase. Como se mencionó antes, muchas de estas cosas están relacionadas con lo verbal; de esta forma se insultan, se cuentan historias, se hacen preguntas mutuamente como una estrategia para el que tiempo corra y se haga la hora de que llegue Godot.

Beckett logra mantener el diálogo entre Vladimir y Estragon en funcionamiento durante toda la obra haciendo que sus personajes olviden todo. Estragon no puede recordar nada más allá de lo que se acaba de decir. Vladimir, aunque posee una memoria mejor, desconfía de lo que recuerda. Y como Vladimir no puede confiar en Estragon para que le recuerde las cosas, él existe en un permanente estado de probable olvido. La memoria es un tema fundamental, tanto en esta como en otras obras de Beckett. Según el autor, antes que un mecanismo de descubrimiento, la memoria es un punto de referencia para las personas. De esta forma, si consideramos los problemas de memoria que poseen los personajes de Esperando a Godot, está claro que Vladimir y Estragon tienen ese punto de referencia completamente distorsionado con respecto a la realidad y a sí mismos.

Paradójicamente, una de las razones por las que Vladimir y Estragon no se separan surge de la dependencia que produce en cada uno el hecho de olvidar las cosas. Como Estragon no puede recordar nada, necesita que Vladimir le recuerde algunos hechos. Es como si Vladimir estableciera la identidad de Estragon al recordar algunas cosas por él. Estragon, por su parte, también sirve como un recordatorio para Vladimir de todas las cosas que han hecho juntos. Ambos hombres, de una forma u otra, sirven para recordarle al otro su existencia. Y esto es indispensable, ya que ninguno de los otros personajes que aparecen en la historia los recuerdan.

Al continuar con el análisis de la situación de Vladimir y Estragon también cabe preguntarse qué fue lo que dio origen a su sufrimiento. En principio, podemos relacionarlo con el concepto de “Pecado original”, es decir, con el hecho de que, según la religión cristiana, todos nacemos pecadores y por eso la humanidad está condenada a sufrir. En ese sentido, la única forma de escapar del sufrimiento es arrepentirse o morir. Así, Vladimir recuerda a los ladrones crucificados con Cristo en el primer acto:

VADIMIR: Uno de los dos ladrones se salvó. Es un porcentaje decente. Gogo...

ESTRAGON: ¿Qué?

VLADIMIR: ¿Y si nos arrepintiésemos?

ESTRAGON: ¿De qué?

VLADIMIR: Pues... No sería necesario entrar en detalles.

ESTRAGON: ¿De haber nacido?” (p.5)

Al final no se arrepienten; se sientan y siguen esperando que Godot llegue a salvarlos. Mientras tanto, contemplan el suicidio como una forma de pasar el tiempo y también como una manera de escapar de su desesperanza. Estragon quiere que se cuelguen del árbol, pero tanto él como Vladimir consideran que sería demasiado arriesgado. Este es uno de los tantos momentos de la obra en que la apatía determina las acciones de Estragon y Vladimir. Y esa apatía se basa en la ausencia de sentido de todo, de lo bueno y de lo malo. De alguna manera, el mensaje sería: no vale la pena actuar, porque nada tiene sentido de todas formas.

Otro de los temas principales de la obra es la incomunicación humana. Está claro que, más allá de algunos pasajes en los que Vladimir y Estragon logran hilvanar algunas ideas, el diálogo entre ellos está plagado de incoherencias y malos entendidos. Esto es así, en parte, porque cada uno está tan sumergido en sus razonamientos que no logra penetrar en los del otro. Además, esa apatía que los caracteriza no les permite hacer el esfuerzo que implicaría entender otras formas de pensar.

Por último, con respecto al nombre "Godot", la interpretación más común de que significa "Dios" (por la semejanza entre el nombre Godot y la palabra en inglés “God”, que significa "Dios") es definitivamente errónea. Sin ir más lejos, el propio Beckett declaró que, si hubiera querido referirse a Dios, habría escrito "Dios". Según el autor, el nombre "Godot" proviene del francés "godillot" que es el término que se utiliza para hacer referencia a una bota militar. Beckett, por su parte, luchó en la Segunda Guerra Mundial, por lo que puede deducirse que pasó bastante tiempo esperando que llegaran mensajes u órdenes. Por supuesto, esta experiencia personal de Beckett tuvo una influencia determinante en esta obra, ya que, entre otras cosas, la espera es uno de los temas principales. La espera puede entenderse como esa expectativa natural del ser humano que trata de encontrarle un sentido a su propia existencia. Si, en esta obra, Godot representa ese sentido, está claro que a Vladimir y Estragon les es esquivo. De esta forma, el hecho de esperar no es otra cosa que sufrir permanentemente el absurdo, ya que, en los términos existencialistas en los que pensaba Beckett, se está esperando algo que no existe.

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