Publicada en 1961, Franny y Zooey es una pieza importante de la saga sobre la disfuncional familia Glass, que J.D. Salinger desarrolla a lo largo de muchos años. Este conjunto de obras incluye también los cuentos "Un día perfecto para el pez banana" y "En el bote", publicados originalmente en The New Yorker e incluidos luego en la colección Nueve cuentos (1953), y Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción (1963).
Los acontecimientos que atraviesan a los Glass se relacionan en diversos puntos con la vida del propio Salinger: como Seymour y Buddy, el escritor se interesó no solo por la literatura, sino también por el budismo y otras religiones orientales; como el primero de ellos, participó en la Segunda Guerra Mundial; como el segundo, era muy celoso de su privacidad; al igual que todos los hermanos Glass, tuvo una relación conflictiva con la fama.
Franny y Zooey no es fácil de clasificar: aunque puede leerse como una novela dividida en dos partes, se trata más bien de dos nouvelles o cuentos largos relacionados entre sí por una coherencia argumentativa y una continuidad temporal, pero que funcionan de modo independiente. De hecho, uno y otro relato fueron publicados originalmente, como la mayoría de los textos de ficción de Salinger, en The New Yorker, en 1955 y 1957 respectivamente.
En su capa, quizás, más superficial, Franny y Zooey constituye una crítica a la burguesía educada de su época, de la que forman parte no solo Salinger sino también sus propios lectores, quienes acceden a sus textos a través The New Yorker, orientado a este público. La vanidad, el egoísmo, la frivolidad y el conformismo de este grupo social -y particularmente de los académicos y actores- son reprobados por los protagonistas de ambos relatos, por lo que este tema es abordado de forma explícita por los mismos. No obstante, en una capa más profunda, el libro aborda otras cuestiones, tales como la depresión y el suicidio, las marcas que las vivencias de la infancia dejan en nosotros, las crisis existenciales, el conocimiento, la religión y la espiritualidad, y las relaciones familiares.
Franny y Zooey ha sido amado por la sensibilidad de sus personajes, por el realismo de sus descripciones, por la destreza de sus diálogos y por la profundidad de las problemáticas que plantea, entre otras razones. Asimismo, ha cosechado detractores por el exceso de diálogo y la prominencia del discurso argumentativo por sobre el narrativo; por la indulgencia que Salinger muestra con sus personajes y, también, consigo mismo; por la falta de unidad de la publicación y las inconsistencias entre un relato y el siguiente. Acaso la obra reúne todos estos defectos y aquellas virtudes, y, aunque no sea la obra más sólida de su autor, está plagada de reflexiones y atravesada por una emotividad que la hacen sin duda profunda y entrañable.