Franny
Franny se encuentra con su novio, Lane Coutell, estudiante de Yale, y van a almorzar a un restaurante de moda. Aunque intenta ser paciente y condescendiente con él, Franny se irrita cuando Lane da señales, en la conversación, de ser frívolo y snob, y termina acusándolo de ser un típico universitario, brillante y destructivo. Enseguida se disculpa y admite estar insoportable, pero continúa su diatriba contra la fauna pedante y engreída de la universidad.
Aunque se pide un sándwich de pollo, Franny no prueba bocado, y se la ve pálida. Ante las preguntas de Lane, confiesa que ha abandonado su grupo de teatro, porque actuar la hacía sentir una "egomaníaca". Luego, Lane ve un libro de tapas verdes entre las cosas de Franny y le pregunta qué es. Ella replica que se trata de El camino del peregrino, cuyo autor es un campesino ruso anónimo de treinta y tres años que vivió en el siglo XIX. El libro sigue a este peregrino en su intento de comprender qué significa el mandato de la Biblia que llama a rezar incesantemente. Franny se entusiasma comentando el texto y reflexionando sobre la relación entre la oración cristiana, el budismo y la fe, pero Lane no le presta mucha atención.
La joven se disculpa y se dirige al baño, pero se desmaya junto al bar. Se despierta cinco minutos más tarde, aturdida. Lane está preocupado. Cuando él sale a buscar un taxi, Franny sigue moviendo los labios en silencio.
Zooey
Buddy Glass nos cuenta que una mañana de noviembre de 1955 su hermano menor, Zooey Glass, de veinticinco años, vuelve a leer una carta escrita hace cuatro años por él, Buddy, recostado en la bañera. Zooey es un actor de televisión muy exitoso ahora, pero sus apariciones públicas comenzaron a sus siete años, cuando participó del programa radial "Es un niño sabio", por el que pasaron también, en diferentes momentos, sus seis hermanos.
En la carta, Buddy admite que Zooey sería "un actor mucho mejor adaptado" (51) si él y Seymour, el mayor de los hermanos Glass, no hubieran influenciado tanto en su formación espiritual. No obstante, está seguro de que Zooey nació para eso. Buddy escribe que hace exactamente tres años se suicidó Seymour, y recuerda aquel momento. Luego le cuenta que está dando una conferencia semanal sobre budismo zen a los profesores y estudiantes de su universidad. Antes de despedirse, insta a su hermano a dedicarse a la actuación si cree que debe hacerlo y, si es así, le pide que lo haga con todas sus fuerzas.
Zooey devuelve cuidadosamente la carta de Buddy a su sobre y comienza a leer un guion. Su madre, Bessie, entra en el baño y Zooey, irritado, cierra la cortina de la ducha. Bessie regaña a Zooey por permanecer tanto tiempo en el baño mientras revisa el botiquín. Le pregunta a su hijo si ya habló con su hermana. Él responde que no ese día, pero que estuvo conversando con ella durante dos horas la noche anterior. Bessie se sienta y afirma no saber qué hacer con Franny.
Bessie y Zooey mantienen una larga conversación en el baño que gira principalmente alrededor de la situación de Franny, aunque Bessie también alude a la difícil personalidad de Zooey. Él le explica de qué se trata ese libro de tapas verdes que parece afectar tanto a su hermana. Ella se pregunta de qué les sirve a sus hijos ser tan inteligentes, si eso no los hace felices.
Más tarde, Franny duerme en el sofá de la sala de estar de los Glass. Zooey se sienta en la mesa ratona frente a su hermana con un habano entre los labios. Descubre a su hermana recitando en silencio la Oración de Jesús. Le cuenta que está cansado de estar enojado y emitir juicios sobre la gente que conoce. Comprendiendo que ella hace lo mismo, le recuerda que el problema no son los otros, sino ellos mismos, que son bichos raros con complejo de "Niño Sabio" (110).
Ambos reflexionan sobre la Oración de Jesús, sobre el egoísmo, el deseo, la ambición y la sabiduría. Hacia el final de la conversación, Zooey pierde todo tacto y acusa a su hermana de tener pensamientos mediocres, de acercarse a la religión desde una perspectiva simplista y de rezarle a un Dios que no comprende. Así, arguye, la Oración pierde todo sentido, pues esta "tiene un propósito, solamente uno. Dotar a la persona que la reza de conciencia de Cristo" (134). De repente se da cuenta de que su hermana está sollozando y calla. Después de mirarla durante un rato, sin saber qué hacer, se disculpa y sale de la sala.
Zooey se dirige a la habitación que Buddy y Seymour compartían cuando vivían allí. Es la primera vez en siete años que entra en ese cuarto. Desde el teléfono ubicado ahí llama al de la sala de estar y, cuando atiende Franny, él dice ser Buddy. Cuando Franny se da cuenta de que quien está del otro lado de la línea es Zooey, le pregunta si la llamó por algo en especial. Él contesta que quería decirle que ella debería seguir con su Oración si así lo quisiera, y se disculpa por haberle hablado como un profeta, no teniendo ninguna autoridad para hacerlo.
El joven agrega que si Franny tuvo alguna vez el anhelo de ser actriz, la única cosa religiosa que puede hacer ahora es actuar, sin importarle la banalidad del mundillo de los actores o la estupidez del público. Franny entonces le dice a su hermano que ya no puede hablar, corta, se quita los zapatos, se recuesta sobre la cama, sonriendo al techo, y se queda profundamente dormida.