“... ciertamente le preocupaba que ese bicho que había picado a Franny le reventase todo el fin de semana” (Narrador, 20) (Metáfora)
Esta metáfora, que el narrador utiliza acercándose al punto de vista de Lane, nos ayuda a entender al novio de Franny. Por un lado, su preocupación nos permite vislumbrar que, lejos de preguntarse por el estado de ánimo de Franny, le interesa más bien que eso que le pasa a ella, sea lo que sea, no le arruine el fin de semana. Por otro lado, la metáfora elegida da cuenta de lo vulgar y simplón del pensamiento de Lane, quien tantos esfuerzos hace por mostrarse como un verdadero intelectual.
“Toda esta maldita casa apesta a fantasmas” (Zooey, 82) (Metáfora)
Zooey utiliza esta expresión para señalar la relevancia que tienen las figuras de Seymour, quien se suicidó hace unos años, y de Buddy, que vive lejos, en una cabaña sin teléfono, y quien raramente se comunica con su familia. Zooey reconoce que su vida y la de Franny han sido marcadas desde la infancia por sus hermanos mayores, y que ni ellos ni sus padres han superado el suicidio del mayor ni el alejamiento voluntario del segundo.
"A esta hora el sol penetraba implacable hasta el televisor, inconmovible ojo ciclópeo" (Narrador, 97) (Símil)
En la extensa descripción que el narrador hace de la sala de los Glass, aparece el televisor, aquí comparado con un ojo de Cíclope. En la mitología griega, los Cíclopes eran gigantes con un solo ojo en medio de la frente. Así, al comparar el televisor con estos seres, el narrador parece invertir una lógica, al presentar la pantalla del aparato como un ojo, es decir, como algo que ve, en vez de ser visto. Como el ojo es inconmovible, acaso podemos deducir que el televisor no se enciende frecuentemente en esta casa.
"El sol bañaba toda la manta, y el juego de la cálida y resplandeciente luz sobre la lana azul pálido era en sí mismo digno de contemplarse" (Narrador, 98) (Metáfora)
En la misma descripción a la que nos referimos en el ítem anterior, el narrador pone mucho énfasis en el modo en el que la luz penetra en la sala, y aclara cómo se comporta sobre algunos de los innumerables objetos que atiborran el espacio. En este caso, utiliza la metáfora del baño de luz para referirse al sol directo.
"Al parecer tuvo el tiempo justo de coger su cigarro antes de que otro tirón de los invisibles hilos le llevase a la silla del segundo escritorio -el de Buddy- donde estaba el teléfono" (Narrador, 142) (Metáfora)
Así describe el narrador el modo en el que Zooey se acerca al teléfono desde el que llamará a Franny, haciéndose pasar por su hermano mayor, para tener la última y reveladora conversación de la narración. La metáfora de los hilos que lo mueven sin su consentimiento sugieren una acción irreflexiva, acaso impulsiva, como si el protagonista se moviera por instinto más que por decisión. En todo caso, si bien va a fracasar en su objetivo consciente (hacerse pasar por Buddy), la conversación que encarará con su hermana está motivada por la empatía y el deseo de disculparse con ella, y resultará reveladora para ambos.