Genero
Novela / Cuento y 'nouvelle'.
Configuración y Contexto
Nueva York, Estados Unidos, mediados de 1950.
Narrador y Punto de Vista
"Franny" está narrado en tercera persona omnisciente, mientras que "Zooey" está narrado en primera persona testigo por Buddy Glass, hermano mayor de Franny y Zooey.
Tono y Estado de Ánimo
El tono del libro es profundo y reflexivo, y está atravesado por la angustia y la nostalgia, pero también hay momentos de cierta ligereza y hasta humor.
Protagonista y Antagonista
Los protagonistas son Franny y Zooey. No es posible establecer antagonistas.
Conflicto Principal
En el primer relato, Franny es una joven universitaria desencantada con la vida académica que atraviesa una profunda crisis existencial. En el segundo relato, Zooey se enfrenta a sus propios fantasmas cuando su hermana menor se instala, a causa de la crisis que padece, por unos días en la casa sus padres, donde él también vive.
Climax
Podemos reconocer la conversación telefónica que tienen Franny y Zooey luego de que ella se da cuenta de que él no es Buddy como el momento de mayor tensión en la obra.
Presagio
N/A
Atenuación
N/A
Alusiones
En la obra hay numerosas alusiones a autores literarios, como Rilke, Flaubert, Freud, Tolstoi, Shakespeare y Dostoyevski, así como obras literarias: se mencionan, por ejemplo, 'El Gran Gatsby' y 'Tom Sawyer'. Además, se alude a las universidades de Lawrence, Yale y Harvard, así como a Slicker’s, restaurante de moda entre universitarios en ese momento.
Imágenes
Ver sección "Imágenes" de esta guía.
Paradoja
N/A
Paralelismo
Numerosos críticos han señalado los paralelismos entre Buddy Glass y el propio Salinger. En esta obra aparecen varios elementos que los emparentan: leemos aquí que Buddy es profesor universitario y escritor, y que vive aislado en una casa sin teléfono. El interés por el budismo es otro punto que tienen en común el autor y su personaje.
Metonimia y Sinecdoque
N/A
Personificación
En la extensa descripción de la sala de los Seymour, el narrador se detiene en el modo en el que la luz penetra en el interior, y apela a la personificación para describirla: “La luz del sol era cruel con la habitación” (97); “Y aquí, en el sofá, vale la pena mencionarlo, pese a la descortesía con el resto de la habitación, el sol se portaba de maravilla” (98).