"yo le trataba siempre como si fuese un niño muy crecido" (p.11) (Símil)
El narrador se expresa así sobre su relación con Joe. El esposo de su hermana cumple el rol de padre adoptivo en la casa, pero, por su personalidad sumisa y su falta de instrucción, el señor Gargery no resulta muy adulto. De hecho, tiene un comportamiento más parecido al de un niño que al de un padre de familia. Así lo explicita Pip mediante el símil utilizado: no trata a Joe como a un padre, ni como a un igual, sino más bien como a un hermano menor, un niño.
"vimos el negro pontón fondeado a poca distancia del lodo de la orilla, como si fuese un Arca de Noé maldita" (p.43) (Símil)
El pontón es un barco que funciona como una prisión. La expresión utilizada por el narrador busca reflejar el carácter marginal de aquellos convictos en la sociedad, en tanto estos se encuentran aislados físicamente del resto de la población, estando incluso fuera del mismo suelo que pisan los ciudadanos comunes.
El narrador compara a este pontón con un Arca de Noé maldita, estableciendo así un símil que funciona menos como asociación que como oposición. En el relato bíblico, el Arca de Noé transporta a quienes, salvándose del diluvio universal, repoblarían la Tierra con su descendencia. En el caso del pontón, sobre el barco se apresaría a un grupo de personas que, en realidad, se quisiera extirpar de la sociedad y de la Tierra.
"el traje nupcial sobre el cuerpo inmóvil no podría haberse parecido más a una vestidura propia de la tumba" (p.63) (Símil)
La señorita Havisham congeló su vida el día en que fue abandonada en el altar. Desde entonces, su actitud, su aspecto y su hogar se asemejan más al de una persona muerta que viva. Pip nota esto la primera vez que la ve, y en el momento en que la mujer se queda quieta, el efecto es devastador: la señorita Havisham parece un cadáver, y su vestido parece estar vistiendo el cuerpo en el ataúd.
"presentándose [el crimen] como un mancha que se hubiese debilitado, pero no desaparecido del todo" (p.266) (Símil)
El narrador habla del crimen como de una mancha que nunca desaparece de su vida. Desde el episodio con el convicto en el cementerio, relatado en el primer capítulo, Pip pasa largos años de su vida sintiendo culpa por su vinculación con el crimen e intentando huir de él. Sin embargo, una y otra vez la vida lo enfrenta a situaciones relacionadas con lo criminal (por ejemplo, en Londres pasa mucho tiempo con Jaggers y Wemmick, abogados penalistas que día a día visitan la prisión).
La frase citada evidencia el peso que esto tiene para el protagonista, quien siente que la presencia de lo criminal quita pureza y sofisticación a su vida y lo vuelve menos distinguido de lo que desearía ser. El crimen aparecería como una "mancha" que, aunque lo intente, Pip no puede borrar.