Dos extraños payasos campesinos cavan la tumba de Ofelia y especulan si su muerte fue un ahogamiento accidental o un suicidio. El médico forense ha dictaminado la muerte de la doncella como un accidente y por lo tanto se le permite una cristiana sepultura. Mientras los sepultureros charlan, Hamlet y Horacio deambulan en el cementerio. Hamlet recoge un cráneo desenterrado y se pregunta qué tipo de carácter tendría alguna vez. Hamlet pregunta a los sepultureros quien va a ser enterrado, pero recibe enigmas en lugar de respuestas. El primer payaso excava la calavera de Yorick, el antiguo bufón del Rey. Recordándolo con cariño, Hamlet mira el cráneo y señala: "'Ay, pobre Yorick, Yo le conocía, Horacio - tenía un humor incansable, una agudeza asombrosa...'" Acto 5, Escena 1, líneas 172-173
El cortejo fúnebre entra y se reúne en torno a la tumba. El sacerdote se molesta con Laertes por insinuar que la muerte de Ofelia fue un suicidio. Hamlet se sorprendió al enterarse de que la bella Ofelia es el cadáver a ser enterrado. Laertes salta a la tumba abierta para abrazar a su pobre hermana por última vez. Para no ser superado en su amor y aflicción, Hamlet salta después de Laertes y empieza una lucha. El Rey Claudio calma la rabia de Laertes recordándole su complot; ya se ha organizado la competencia de esgrima arreglada y Hamlet va a morir.
Seguimiento del Tema: Suicidio 6
Seguimiento del Tema: Padecimiento 8