La ópera de los tres centavos

La ópera de los tres centavos Resumen y Análisis Acto I, Escenas 2-3

Resumen

Acto I, Escena 2

En un establo en el Soho se festeja la boda entre Mac y Polly. Uno de los hombres de Mac, llamado Matthew, le dice a su jefe que robarle a Polly a sus padres es el trabajo más atrevido que realizó. Aparece Polly con vestido de novia, y se queja de que vayan a casarse en un lugar como ese. Mac le promete que tendrá todo lo que necesita. En ese momento, llegan más miembros de la banda en una camioneta donde traen muebles, platos y hasta alfombras con las que empiezan a adornar el establo. Al mismo tiempo en que felicitan a los novios, comentan sobre las personas a las que mataron para robarles las cosas que acaban de traer. Polly llora por el hecho de que hayan muerto inocentes para adornar su boda. Mac reta a sus hombres: las cosas son chatarra y no hay siquiera sillas.

A Polly le preocupa que los arresten a todos, pero Mac le dice que no tiene de qué preocuparse. Los hombres de la banda se cambian y regresan con trajes formales, lo cual contrasta con sus modales de bandidos. Matthew felicita a la pareja en nombre de toda la pandilla, y luego hace una broma de contenido sexual. Mac lo tira al suelo, diciéndole que tenga cuidado con su lenguaje. Entonces Matthew se enoja y revela que Lucy le contó algunas de las cosas sucias que Mac solía decirle. Mac solo lo mira fijamente, y esto atemoriza al resto de los hombres, que se apresura a darle a la pareja algunos regalos, incluido un gran reloj de pie. Después se sientan a comer.

Mientras comen, uno de los hombres vuelve a mencionar a Lucy sin darse cuenta, por lo que Polly termina preguntándole a Mac quién es esa muchacha. Todos cambian de tema rápidamente y Mac le ordena a uno de ellos que vigile la puerta. Llega el reverendo Kimball, quien se suma al festejo. Mac les pide a sus hombres que canten una canción. Estos obedecen, pero la canción es sobre una pareja que se casa sin conocerse y en la que la mujer acaba siendo infiel a su marido. Mac les grita, enfurecido. Luego, Polly se adelanta e interpreta la canción "Jenny la de los piratas". En la canción, la lavandera Jenny es ignorada por la sociedad, hasta que un día llegan piratas y se apoderan del pueblo, y Jenny se pone al mando y les ordena a los piratas que maten a todos. Mac felicita a su esposa, aunque le pide que en adelante no se exhiba tanto.

Llega el Sheriff jefe de Londres, un hombre llamado Brown. Los bandidos se esconden de inmediato, pero Mac saluda a Brown como a un viejo amigo, y luego lo presenta ante todos como Brown el Tigre. Brown le pide que no ventile su identidad y, por otro lado, los hombres siguen asustados, puesto que no confían en un jefe de policía que puede enviarlos a la cárcel donde ya pasaron tantos años de su vida. Pero Mac explica que él y Brown el Tigre son amigos hace tiempo, desde que ambos eran soldados y combatieron en la India. Desde entonces, Mac le da un porcentaje de lo que roba y Brown le avisa cuando va a haber una investigación policial en la zona. Brown y Mac cantan juntos la “Canción de los cañones”, sobre sus experiencias en la guerra, y luego el Sheriff se despide, alegando que debe prepararse para la Coronación de la Reina. Mac le pregunta si hay algo contra él en Scotland Yard que Peachum pueda usar en su contra, y Brown le responde que no.

La pandilla sorprende a Polly y Mac con un regalo y luego se retira, dejando a la pareja en privado. Mac y Polly pronuncian unas pocas palabras de amor y luego cantan juntos una canción que, sin embargo, da a entender que quizás su boda no tiene validez legal, que todo fue robado y que su amor puede durar o no.

Acto I, Escena 3

Polly regresa a casa y sus padres le reprochan, enojados, que después de haber gastado en ella una fortuna ella se haya desperdiciado casándose. Polly intenta explicarse cantando una canción que habla de todos sus antiguos pretendientes “agradables” a quienes rechazó cuando le propusieron matrimonio, hasta que apareció Macheath y, sin saber qué responderle, aceptó su propuesta matrimonial. Peachum comenta irónicamente que, por suerte, ahora su hija es la prostituta de un delincuente. La Sra. Peachum se desmaya y solo se recompone cuando le sirven vino. Interrumpe la escena la entrada de Filch y otros cinco mendigos con quejas sobre su vestuario. Peachum arregla a los primeros cuatro y despide al quinto, porque parece bien alimentado.

Mientras tanto, Polly habla con optimismo de la situación económica que adquiere al casarse con Macheath: él tiene ahorros y algunos proyectos seguro exitosos; quizás puedan comprarse una casa de campo. Los Peachum le aconsejan hacer lo que hace la gente normal que se casa, es decir, divorciarse. Cuando Polly argumenta que está enamorada, la Sra. Peachum culpa a los libros que leyó su hija, y luego afirma que Macheath tiene otras mujeres que pueden afirmar ser su esposa.

Polly se va y Peachum se da cuenta de que pueden entregar a Macheath y cobrar la recompensa. La Sra. Peachum asegura poder atraparlo fácilmente: solo basta con ir al burdel que suele frecuentar y sobornar a alguna prostituta para que lo entregue. Polly, que escuchó la conversación, le pide a su madre que no pierda el tiempo, y le explica que Mac no frecuentará el burdel, y que además él y el Sheriff son buenos amigos. Peachum decide enfrentarse de todos modos a Macheath y lograr que lo ahorquen. Le ordena a la Sra. Peachum ir al burdel mientras él y Polly van a ver a Tiger Brown. La escena termina con los tres cantando la canción “Sobre la inseguridad de las cosas humanas”, donde se expone que los supuestos derechos de las personas no se cumplen a causa de la pobreza.

Análisis

Así como el prólogo componía con ambivalencia la figura de Mackie, un ladrón que viste guantes blancos como un caballero, un movimiento similar aparece ahora con el hecho de que los bandidos decoren un establo con mueblería sofisticada. Al revestir algo tan bajo como un establo como si fuera un elegante salón de bodas, Brecht vuelve a utilizar elementos de la burguesía para disfrazar asesinos y ladrones. En un momento, además, los bandidos se visten formalmente, con trajes que, de todos modos, no se corresponden con sus modales. Así, vemos a personajes que acaban de matar y robar, ahora caminando por el salón como si nada hubiera sucedido. De esta manera, Brecht parece proponernos que veamos con otros ojos a los miembros de la burguesía en la sociedad capitalista, ya que bien podrían ser criminales disimulados con vestuario y lujos.

Esta escena del casamiento del establo también es importante en tanto la celebración sirve como excusa para evidenciar cuáles son los lazos sociales de Mackie Cuchillo: a la boda asiste toda la banda de ladrones que dirige Mac, pero también lo hacen un sacerdote y un jefe de policía. La presencia de ambos personajes sirve para poner en escena todo un entretejido social en el cual los criminales mantienen vínculos más estrechos con la policía y la Iglesia de lo que podría suponerse. La amistad entre Mac y Brown, así como la “lealtad” que mantienen entre sí, representa la extrema corrupción de una sociedad donde la justicia no es más que una farsa, puesto que el jefe de los criminales no corre ningún peligro de ser encarcelado mientras siga sobornando a la autoridad policial. En la misma línea, la presencia en la boda de Macheath del Reverendo Kimball, aunque este no tenga parlamentos en la escena, representa una complicidad también corrupta entre la moral cristiana, impuesta por la Iglesia, y los ejercicios criminales que supuestamente reprocha. En su conjunto, estos personajes, así como los vínculos entre ellos, funcionan en la obra para configurar una crítica de la hipocresía de la sociedad burguesa capitalista, y de los valores e instituciones en que esta pretende erigirse.

En relación a lo anterior, es importante prestar atención al modo en que la corrupción recién mencionada se introduce discursivamente por medio de los involucrados en ella. Macheath, quien en ningún momento de la obra niega haber cometido los terribles crímenes de los que le acusan, tratándolos, por el contrario, como cuestiones sin demasiada importancia, habla también sin tapujos sobre el modo en que soborna diariamente al jefe de policía. En su discurso, cuenta en un tono nostálgico, casi romántico, sobre la estrecha relación que mantiene desde antaño con Brown, y refiere al intercambio corrupto como a una muestra de fidelidad digna de una gran amistad mantenida entre grandes hombres. Esto es interesante, sobre todo si se lo piensa en relación al modo en que se habla de otros vínculos en la obra: Macheath no utiliza un discurso sentimental al hablar de Polly ni de otras mujeres, es decir, de relaciones netamente amorosas que se corresponderían con un tono romántico. El discurso romántico y sentimental aparece entonces en boca del personaje únicamente para hacer referencia a la relación en verdad corrupta entre un criminal y un jefe de policía. Esto colabora a construir el universo de cinismo generalizado que el autor parecería querer ofrecer como reflejo de una sociedad corrompida hasta el punto de verse atrofiada en su sensibilidad.

Al mismo tiempo, y como parte de la crítica recién referida, debe prestarse atención a que la mayoría de los personajes tratan el amor como algo ridículo. En la tercera escena, los Peachum no se conmueven ante el discurso de Polly en el que esta manifiesta estar enamorada, y en cambio le recomiendan hacer lo que consideran común en un matrimonio: divorciarse. Al mismo tiempo, la señora Peachum culpa a los libros que leyó su hija por su estado de enamoramiento; dentro de su cosmovisión cínica, se precisa de un elemento que haya influenciado y manipulado a Polly para que sienta amor, algo de la esfera de la fantasía como es la literatura. Esta postura solo puede entender el matrimonio y el amor como parte de un negocio: el único punto de casarse yacería en obtener una ganancia económica. Polly se da cuenta de esto e intenta convencer a sus padres de su compromiso enumerando las propiedades de Macheath, sus ahorros y la posibilidad de comprar una casa en el campo. Sin embargo, esto no satisface a su padre, para quien Macheath representa una amenaza en términos de negocios.

Una cuestión muy presente en la obra, entonces, es la jerarquía que ubica los negocios por encima del amor. El señor Peachum no quiere que Polly se case porque eso afectaría sus negocios, y el matrimonio lamenta que su hija, en lugar de hacer “algo que tenga sentido” (Acto I, Escena 1, p.19), se haya enamorado. Además, la preocupación de los padres por el hecho de que su hija se case con un criminal nunca radica en que eso será malo para ella en términos emocionales, y en efecto Polly es una razón muy secundaria cuando la pareja se propone entregar a Macheath a la policía: lo que quieren es eliminar esa fuerte competencia en términos de poder, a la vez que cobrar la recompensa económica. “Celia, ¡estás despilfarrando a tu hija como si yo fuera millonario!” (p.17), se quejaba Peachum en la primera escena de la obra, evidenciando ya en su lenguaje la filtración del ideario económico en los vínculos filiales. En una línea similar, esta dinámica se ve en el bando de los ladrones, en tanto Matthias refiere a la conquista de Polly como a la mayor hazaña de Mackie, comparando así ese matrimonio con los éxitos criminales de su jefe. En cierto modo, esta cuestión consolida una crítica de Brecht a la pérdida de la sensibilidad en una sociedad capitalista cuyo único anhelo tiene que ver con la ganancia económica.

Otra crítica de la pieza al sistema capitalista de explotación y su inherente injusticia social se presenta cuando Peachum despide a uno de los mendigos que trabajan para él. El hecho de que alguien pueda convertirse en un mendigo desempleado parecería imposible, excepto que se dé en un mundo donde el capitalismo degradó cada aspecto de la sociedad al punto de que no haya posibilidad de existir fuera del sistema. De por sí, la crítica de Brecht a los excesos del capitalismo yacía en presentar un universo donde incluso la mendicidad es un negocio de explotación.