Resumen
Acto II, Escena 4
Polly llega al establo y le dice a Mac que debe irse de inmediato. Le cuenta que su padre asustó a Brown, y el Sheriff terminó emitiendo una orden de arresto por una larga lista de cargos contra él: asesinatos, robos, abuso sexual de menores, hasta incendios. Apenas Macheath entiende que deberá huir, empieza a explicarle a Polly cómo hacerse cargo de su negocio. Ella al principio no quiere hablar de eso, pero él la rodea de libros de cuentas y enumera a todos sus hombres y las tareas que hacen; le explica a cuáles ascender y a cuáles enviar a la cárcel.
Mac le informa a Polly que planea cambiarse de banca pronto: en dos semanas, habrá pasado todo su dinero a la banca de Manchester. Entonces entregará los nombres de su pandilla a Tiger Brown para que los encarcele. Polly no entiende cómo Mac podría mirar a los ojos a esos hombres que trabajan para él pensando que morirán en la horca.
Llegan los hombres y Mac se muestra amigable con ellos. La banda cuenta que se vienen días de mucho trabajo, por la Coronación. Mac les informa que por un tiempo deberán trabajar sin él, obedeciendo las órdenes de Polly. Polly intenta hacerse cargo de la reunión, pero Matthias se resiste a trabajar para una mujer. Entonces, Polly le grita violentamente, con palabras groseras. Los demás hombres la aplauden. Mac lamenta no poder asistir a la Coronación, ocasión perfecta para robar. Luego, reprende a Matthias por atribuirse el incendio del Hospital de Niños de la semana anterior. El joven dice que fue obra de él, pero acaba cediendo, bajo la presión de Mac y el resto de la banda, a otorgar el mérito a Macheath.
La pandilla se va. Una vez solos, Polly le ruega a Mac que se vaya y que no le sea infiel. La muchacha lamenta el poco tiempo que duró su amor; en el fondo siente que él no volverá. Mac le promete que se reunirán pronto y se va. Después, Polly canta una canción sobre la pérdida del ser amado.
Acto II, Interludio
La señora Peachum habla con Jenny la de los Tugurios, a quien convenció para que entregue a Mackie Cuchillo a la policía a cambio de diez chelines. Cuando Jenny argumenta que Mac no aparecerá en el burdel si la policía lo persigue, la Sra. Peachum canta la "Balada de la tiranía sexual", sobre los hombres que no pueden controlar sus pasiones e impulsos y recurren constantemente a prostitutas.
Acto II, Escena 5
En un burdel, un hombre llamado Jakob, que pertenece a la banda de Macheath, lee el diario mientras discute con una prostituta acerca de si Mac se presentará ese día o no en el lugar debido a su situación. Jakob asegura que no lo hará, pero lo interrumpe la entrada de Mac. Jakob lo mira extrañado: por las acusaciones que recibió, debería estar huyendo. Mac dice que no dejará que sus problemas interfieran con sus hábitos.
Jenny la de los Tugurios le pide a Mac su mano para leerla. Al hacerlo, le advierte que será traicionado por una persona cuyo nombre empieza con "J". Mac no la toma en serio; dice que debe ser un error, y que el nombre de quien lo traicionará empieza con "P". Luego, se distrae hablando de otra cosa, mientras Jenny sale disimuladamente. Mac les cuenta a los demás sobre su vida anterior, cuando aún no tenía un buen pasar, y compartía una relación con Jenny, quien siempre fue, según dice, su preferida. Al otro lado del escenario, se ve a Jenny haciéndole señas a un policía.
Mac entona una canción nostálgica sobre su vida con Jenny, según la cual se entiende que él la hacía tener relaciones con otros hombres para obtener dinero. La joven, por su parte, también canta, y en su versión de la historia Mac es un maltratador que la golpeó hasta que ella perdió el embarazo que acarreaba.
Un policía llamado Smith entra al burdel e intenta arrestar a Macheath. Este lo derriba y salta por la ventana, pero entonces tropieza con la señora Peachum, que lo espera afuera con varios agentes.
Cuando todos se fueron, Jenny llama la atención de Jakob, quien siguió leyendo sin darse cuenta de nada, y le explica lo sucedido.
Análisis
En este segundo acto vuelve a aflorar la cuestión de que los negocios superan al amor en este mundo capitalista y amoral. La primera reacción de Mackie ante la advertencia de Polly es explicarle cómo hacerse cargo de la banda, sin hacer caso de las lágrimas de la muchacha, que sufre por el destino de su reciente esposo. El momento emotivo se quiebra al instante y es reemplazado por una conversación de negocios, en una clara crítica de la obra a la sociedad capitalista, en la cual las emociones están subordinadas a las transacciones fiscales.
Brecht presenta un universo donde la dinámica capitalista perforó todas las esferas sociales, incluso la que respecta a los vínculos interpersonales. Durante gran parte de la pieza, Polly es quizás el único personaje en defender la importancia del amor. Sin embargo, en determinado momento sus fuerzas parecen rendirse ante un mundo inconmovible. La degradación del amor y su relación con la esfera económica queda simbolizada en el sueño de Polly. “Ay, ayer tuve un sueño”, dice la muchacha, y lo relata: “Miraba por la ventana y oía risas en la calle y, al mirar afuera, vi nuestra luna, y esa luna era muy delgada, como un penique ya desgastado” (p.54). La luna, aquí símbolo del amor entre la muchacha y Macheath, se aparece semejante a un penique desgastado. De esta manera, los elementos propios de la esfera económica, como un penique, interfieren en el imaginario amoroso, dejando en evidencia la degradación de los sentimientos humanos en el mundo capitalista. Al mismo tiempo que se presentan asociados dos términos que se pretenderían excluyentes, como el amor y la economía, el amor aparece en esa luna asemejado a algo que no tiene mucho valor: no se compara a ese amor con una brillante torre de oro, sino con un penique desgastado por el uso.
Al igual que Peachum dialoga, contrata y despide a sus mendigos como si se tratara de un trabajo como cualquier otro, y como si “El Amigo del Mendigo” fuese una empresa común, Macheath se comporta como un respetable líder de negocios. Exhibe ante Polly una prolija carpeta, donde lleva registro de las cuentas, liquidaciones, ganancias y pérdidas, y también le muestra los expedientes de cada uno de los miembros de la banda como si se tratara de los empleados de una compañía. Macheath, en reunión con los hombres que trabajan para él, le reprocha a Matthias el haberse adjudicado la autoría de un crimen: el tono de la escena hace pensar en un jefe reprochándole a un empleado que haya querido adjudicar a su individualidad un éxito o ganancia que, en verdad, corresponde a la empresa. Brecht pone en escena a un criminal feroz, vestido como burgués y hablando en el idioma de la burguesía, desempeñándose en sus tareas criminales como si fuera un empresario. La asociación entre estos asesinos y ladrones y los empresarios o profesionales del mundo burgués se explicita en este mismo diálogo. Matthias, autor verdadero del crimen en cuestión, se rinde y le otorga a Macheath la responsabilidad de haber incendiado un hospital, aunque protesta: “Así, naturalmente, ninguno de nosotros podrá llegar nunca muy alto” (p.53). Frente a esto, Macheath contraataca: “¿Se ha visto nunca que un profesor de Oxford permita a un ayudante señalarle sus errores?” (p.54). El protagonista ya no solo se comporta y viste como un empresario de la burguesía, sino que además se compara, explícitamente, con profesionales del más alto grado, como lo son los profesores de Oxford, la universidad más prestigiosa de Inglaterra. De esta manera, la crítica de la pieza no se limita únicamente a las esferas de la sociedad burguesa ligadas a los negocios, sino que acapara también aquellos círculos que, a priori, no parecerían contaminados por los vicios y las corrupciones del capitalismo, como la educación universitaria.
Varios documentos críticos y biográficos sobre Brecht asocian el interludio, donde la señora Peachum entona la “Balada de la tiranía sexual”, a la vida del propio autor. Según denotan muchos escritos, el impulso sexual de Macheath, quien no puede evitar pasar noches enteras en burdeles, coincide con una conducta habitual en el mismo Brecht. De cualquier modo, este interludio, que funciona como indicio de lo que sucederá escenas después (evidentemente, como asegura la señora Peachum, Mackie no puede rehuir a su impulso sexual ni aún siendo perseguido por la policía, de modo que será atrapado fácilmente en el burdel), no se puso en escena en el estreno original de la obra, puesto que la actriz que interpretaba a la señora Peachum se rehusó a entonar la balada. De algún modo, este dato histórico colabora para interpretar el carácter disruptivo de la obra en la época de su producción: evidentemente, el modo en que la pieza habla de la sexualidad de los hombres resultaba demasiado explícito y perturbaba la moral de la sociedad, la misma cuya hipocresía Brecht procuraba criticar.
Lo que sucede en la escena en que Jenny lee la mano de Macheath funciona como un curioso indicio de lo que le sucederá al protagonista. En principio, aquella persona cuyo nombre empieza con “J” y que traicionará a Mac es la propia Jenny, quien lo entregará a la policía a cambio de un dinero que le ofreció la señora Peachum. Pero lo curioso es que, en términos de traición, otros personajes podrían también estar ocupando ese rol. Debe recordarse que el nombre de pila de Brown el Tigre es Jackie —también inicia con “J”—, y este personaje también terminará traicionando su amistad con Mac al dejar que lo arresten y lo condenen a la horca. Al mismo tiempo, es posible considerar una traición la actitud de Jakob, el miembro de la banda que se encuentra en el burdel y se queda leyendo mientras arrestan a su jefe. Por otro lado, Macheath procura corregir a Jenny diciéndole que el nombre de la persona que lo traicionará comienza con “P”. Esto es también ambivalente, ya que permite pensar que el protagonista está refiriendo tanto a Polly como a Peachum como sus posibles traidores. En efecto, será Peachum quien amenace a Brown, logrando el segundo arresto de Macheath. Aunque también podrá leerse una traición en una futura actitud de Polly, cuando le diga a su marido que no tiene el dinero para liberarlo de las rejas.