"Había estado caminando desde las nueve de la noche. Mis pensamientos hervían. Papá no volverá a pegarme jamás. Yo también soy su hijo, igual como Jaime, José, Pablito y la Nena. Pero siempre a mí es que me echan la culpa de todo. Me da pena que Mami se preocupe, pero tiene que darse cuenta que la culpa no fue mía."
Esta cita revela la compleja relación que Piri Thomas mantiene con su familia, particularmente con su padre. La frase "Papá no volverá a pegarme jamás" sugiere una liberación, un quiebre en un patrón de violencia que ha afectado la vida del protagonista. La reflexión sobre su identidad como hijo resalta la percepción de injusticia y la carga desproporcionada de culpabilidad que Piri siente. La preocupación de la madre, mencionada al final, destaca la tensión entre la realidad de los actos y la interpretación subjetiva de los mismos.
"A los dos días, ya estaba de nuevo en casa, y sentado con mis patines en la escalera de la entrada de mi edificio. Ni me había quedado ciego ni había choteado a Rocky. Había cruzado la barrera. Podía caminar por estas calles bravas sin que nadie me hiciera daño, entre toda la mierda, reconocieron que verdaderamente yo tenía corazón."
En esta cita, Piri Thomas experimenta una especie de renacimiento después de enfrentar una situación amenazante. La metáfora de cruzar la barrera sugiere una superación personal y la adquisición de un estatus respetado en su entorno. La afirmación de que "verdaderamente yo tenía corazón" destaca la importancia del reconocimiento social y la autoafirmación en un contexto lleno de peligros y desafíos. Además, la presencia de las palabras "calles bravas" sugiere la hostilidad del entorno en el que Piri se desenvuelve.
"En 1944 nos mudamos a Long Island. Papi estaba ganando buen dinero en la fábrica de aviones, y había ahorrado suficiente dinero para hacer un page inicial por una casa pequeñita. Mientras preparábamos todas nuestras pertenencias para el camión de mudanzas, me quedé ahí parado, con rabia por dentro, mirando el movimiento y la bulla. Observé que mis dedos bregaban con la tapa de una caja que contenía la vajilla. Traté de no expresar el resentimiento que sentía con la decisión de Papi. En Harlem esta ba en mi ambiente natural; éste era mi tipo de vida. No quería u darme a Long Island. Mi amigo Crutch me había dicho que por allá vivían muchos gringos, y que a ellos no les gustaban ni los more nos ni los puertorriqueños."
Esta cita ilustra el conflicto interno de Piri Thomas al mudarse a Long Island, mostrando la resistencia hacia el cambio y la nostalgia por su vida en Harlem. La descripción de la rabia interna y el resentimiento refleja la complejidad emocional del protagonista ante la decisión de su padre. La percepción de Long Island como un lugar habitado por "gringos" evidencia la discriminación racial y étnica, sugiriendo una falta de aceptación y pertenencia en su nuevo entorno.
"Le tenía odio a Long Island, y cuando podía, regresaba a Harlem a festejar, fumar yerba, pelear y buscar muchachas. En el tren que me llevaba a Harlem, observaba pasar las casas chéveres, que con su arquitectura, parecían ser de una pintura, y a los niños limpios, me piqué la memoria y se me volvieron a llenar los pensamientos de cosas que no me gustaban."
La aversión de Piri hacia Long Island se manifiesta en esta cita, subrayando la desconexión emocional con su nuevo hogar. El retorno a Harlem, a pesar de los problemas asociados con el lugar, destaca la atracción hacia la familiaridad y las raíces. La observación de las "casas chéveres" y los "niños limpios" en contraste con sus pensamientos negativos refuerza la percepción subjetiva de la realidad, donde la nostalgia distorsiona la percepción de lo que realmente no le gusta. La ambivalencia emocional en esta cita refleja la lucha interna de Piri con la adaptación y el deseo de pertenencia.