La vida del narrador en Oxford (imagen visual)
“Como he dicho, mis obligaciones en la ciudad de Oxford eran mínimas, lo cual me hacía sentirme a menudo como un personaje decorativo. Al ser consciente, sin embargo, de que mi sola presencia difícilmente podía decorar nada, tenía a bien ponerme de vez en cuando la negra toga (preceptiva ya sólo en muy contadas ocasiones) con el objetivo principal de contentar a los numerosos turistas con que solía cruzarme en el trayecto desde mi casa piramidal hasta la Tayloriana y el secundario de sentirme disfrazado y algo más justificado en mi calidad de adorno. Así, disfrazado, llegaba por tanto a veces al aula en la que daba mis escasas clases o conferencias a diversos grupos de estudiantes, todos ellos de una respetuosidad excesiva y aún mayor indiferencia".
La descripción de la vida del narrador en Oxford como un "personaje decorativo" y su uso ocasional de la toga académica se convierten en una metáfora de su desconexión y falta de compromiso con la vida académica. La toga simboliza su papel superficial en la universidad, donde se siente como un adorno más que un educador. Esta imagen visual destaca su sentido de alienación y la inutilidad percibida de su posición en Oxford.
La máquina de ruido blanco (imagen visual y auditiva)
“A Dewar supongo que estarán a punto de retirarlo si no lo han hecho ya: es muy nervioso, un insomne crónico, y eso lo habrá desgastado. ¿Sabías que sólo puede dormir con el ruido blanco? El ruido blanco, así lo llaman. Es un aparato, un ingenio acústico que emite un extraño sonido uniforme que en realidad no lo es, algo casi inaudible pero existente, tan existente que de hecho suprime todos los demás sonidos y conmina al sueño, dicen que no falla".
El ruido blanco, que suprime todos los demás sonidos, actúa como un símbolo de la soledad y la búsqueda de tranquilidad en medio del caos. La imagen visual de la máquina también refleja la tecnología moderna y cómo se convierte en una parte integral de nuestras vidas, incluso para fines tan personales como el sueño.
El perro cojo (imagen visual)
“Era un bonito terrier de color caoba y cara despierta al que faltaba una pata —la pata trasera izquierda—, limpiamente amputada. Por ese motivo aguardaba siempre echado, pero se ponía inmediatamente en pie en cuanto sentía salir a alguien del establecimiento a cuya puerta había quedado atado, confiando, supongo, en que se tratase de su bibliómano dueño. Como yo solía llegar antes que él a las librerías, solía salir también antes de ellas, y cada vez que lo hacía allí estaba el terrier alzándose y dejando ver su pequeño muñón pulido, como una aleta atrofiada. Yo le acariciaba la cabeza y el perro volvía a sentarse. Nunca le oí ladrar ni gruñir aunque estuviera lloviendo o batiese el viento, nunca le vi un mal gesto”.
El terrier cojo simboliza la fragilidad y la perseverancia. A pesar de su discapacidad, el perro espera constantemente a su dueño fuera de la librería. La imagen del pequeño muñón pulido se convierte en un símbolo de la adaptabilidad y la lealtad inquebrantable. Este perro cojo actúa como un recordatorio constante de la importancia de la presencia constante y la espera en las relaciones humanas.
Los cuerpos ajenos (imagen visual y olfativa)
“Cuando uno está habituado a una sola boca desde hace tiempo, las otras bocas parecen incongruentes y presentan dificultades: los dientes son demasiado grandes o demasiado pequeños, los labios son avaros o en exceso abundantes, la lengua se mueve a destiempo o permanece yerta, como si no fuera músculo sino carne y hueso; el olor de las zonas más olorosas (ingles, sexo, axilas) es desconcertante, como lo es la descompensada intensidad del abrazo, el tacto anestésico de las pieles, el áspero sudor de los muslos (que se debe quizá al escrúpulo), los volúmenes mal acoplados, los desconocidos colores que alteran la luz del cuarto, el tamaño y la humedad del agujero".
Esta imagen representa una experiencia sensorial que se convierte en una metáfora de la intimidad y la complejidad de las relaciones sexuales y emocionales. Las diferencias físicas y sensoriales entre los cuerpos de distintos amantes se destacan en la descripción. Las palabras yuxtapuestas como "incongruentes" y "desconcertante" subrayan la sensación de desconexión y disonancia que a veces se experimenta en encuentros íntimos. El uso del olor y el tacto agrega capas de profundidad sensorial a la narrativa, enfatizando cómo nuestras experiencias personales varían y se vuelven complejas cuando se relacionan con otros.