La luciérnaga que Toru libera desde el techo de la residencia universitaria (Símbolo)
El valor simbólico de la luciérnaga que Toru libera por la noche desde el techo de la residencia está ligado a algo que le dice Tropa-de-Asalto cuando se la entrega: que se la puede regalar a su novia. En este sentido, Toru contempla la luciérnaga de forma similar a cómo comprende a Naoko: una criatura que debería ser brillante y libre, pero que ha perdido gran parte de su luz y ha quedado reducida a una existencia prisionera. Al mirar el pálido resplandor que emite el insecto en la noche oscura, Toru recuerda su pasado, cuando era niño y en Kobe el brillo de las luciérnagas iluminaba las noches de verano. Al liberarla en la azotea, Toru incluso se pregunta si la luciérnaga está viva o ya ha muerto, hasta que, después de algunos segundos, esta comienza a moverse y emprende vuelo hasta perderse en la noche. Aunque parece ser un desenlace positivo para el insecto, Toru queda aferrado al rastro de luz que deja atrás en su vuelo y que parece quedar marcado solo en su mente.
La luz de la luna (Motivo)
Si bien esta novela, a diferencia de otras de Murakami, se mantiene siempre en un plano realista, todas las escenas que suceden bajo la luz de la luna se cargan de un significado especial que de alguna forma trasciende la experiencia de lo cotidiano. Naoko, quien ya posee un carácter bastante peculiar (especialmente debido a sus ojos que se describen como claros y sin fondo), aparece sumida en un estado extraño cuando la luz de la luna la ilumina. El mejor ejemplo de esto es la escena en la que le expone su cuerpo desnudo a Toru parece cargarse de una dimensión profunda e irreal, al punto de que Toru llega a dudar si pasó realmente o si fue una visión que tuvo.
La lluvia (Motivo)
La lluvia, la condición climática a la que mayor atención le presta el narrador en su historia, es un motivo fundamental que vincula diversos momentos de la novela. Desde el comienzo, cuando el avión en el que viaja Toru aterriza en Hamburgo bajo la lluvia, hasta las escenas más importantes, como aquella en la que Toru se acuesta con Naoko, la lluvia parece crear una presencia de lo singular, dándole a la carga emocional un lugar destacado en el relato que magnifica los sentimientos cotidianos.
El hambre de Midori (Motivo)
Toru se encuentra por primera vez con Midori mientras está almorzando; a partir de ese momento, la mayoría de sus encuentros implican almorzar juntos, a diferencia de las caminatas extensas y sin rumbo que Toru solía hacer con Naoko. Además, cuando Toru visita por primera vez a Midori en su casa, ella le muestra sus habilidades culinarias, que ha perfeccionado con determinación y que indican a Toru cuál es el rol que la comida juega en la vida de Midori.
El hambre que suele demostrar Midori pone de manifiesto la exuberancia de su carácter y representa también el hambre que ella siente por el mundo y por la vida: a diferencia de Naoko, que se mueve como perdida, Midori está siempre hambrienta de nuevas experiencias y sensaciones.
Las cartas (Símbolo)
Las cartas que se envían Toru y Naoko funcionan como un símbolo de la comunicación entre dos personas que no logran expresarse completamente. El tema crucial que se sostiene a lo largo de toda la correspondencia es el deseo de comprender y de lidiar con el dolor. Las cartas también simbolizan el vínculo particular que tienen Toru y Naoko y es, en muchos momentos, lo único que los mantiene a ambos conectados entre ellos y con el mundo exterior.
El pozo en el prado (Símbolo)
En el primer capítulo, cuando el narrador recuerda su paseo con Naoko por un prado desierto, también recuerda lo que ella le cuenta sobre un pozo escondido. Se trata de un pozo que se encuentra en algún lugar del prado, al que la gente cae accidentalmente y desaparece. Tal como lo describe Naoko, el pozo en el que la gente cada tanto se precipita parece simbolizar la potente depresión que la joven atraviesa y que termina empujándola a suicidarse: "Por más que grites, nadie va a oírte, no hay esperanza alguna de que nadie te encuentre, los ciempiés y las arañas pululan a tu alrededor, el suelo está lleno de huesos de personas que han muerto allá dentro, todo está oscuro, húmedo.. y allá arriba se dibuja un pequeño círculo de luz parecido a la luna de invierno. Y tú vas muriéndote allí, solo" (p. 12).
Como puede observarse, la imagen de estar dentro de un pozo y contemplar desde lejos la luz es una forma recurrente de representar la depresión. En este sentido, Naoko se halla en el pozo y solo cuando está con Toru dice poder escapar a esa caída que la lleva hacia la muerte. Como se sabrá luego, Naoko no puede salir del pozo en el que se halla si no es por medio de la muerte.