Capítulo 4
Resumen:
Después del trabajo, Lenina y Bernard Marx comparten un abarrotado ascensor que conduce al tejado. Frente a todo el mundo, ella le dice a Bernard que tendrá una cita con él. Propone que hagan ofrece un viaje de una semana a Nuevo México si Bernard todavía quiere tenerla. La exhibición pública avergüenza a Marx, que preferiría hablar en privado. Lenina se ríe de su incomodidad y luego se marcha con Henry Foster en un helicóptero. Se van de Londres para una ronda de Golf de Obstáculos, un juego para adultos. Benito Hoover, un Alfa, se acerca a Bernard mientras la ven irse, le dice que no se muestre tan triste, y le ofrece el narcótico soma para que se sienta mejor. Bernard se va apurado antes incluso de hablar con Benito, otra señal de su extraño comportamiento.
Bernard se siente tan avergonzado como incómodo por su intercambio con Benito Hoover, pero también se da cuenta de que Benito no puede evitar actuar de la manera en que lo hace más que el resto de la sociedad. Bernard señala: "Los que le querían bien se comportaban lo mismo que los que se querían mal." Se mete en su cobertizo y da órdenes a varios asistentes Delta-Menos que le lanzan miradas porque él no es más grande que ellos. Dado que el físico es un importante indicador de casta, este es un punto doloroso para Bernard, que descarga su frustración y sus inseguridades en aquellos que son inferiores a él.
Bernard entra en su vehículo privado y vuela para visitar a Helmholtz Watson. Watson es profesor en el Colegio de Ingeniería Emocional. Su especialidad es escribir líneas hipnopédicas que "perforan" el subconsciente de las mentes de las personas para hacerles comportarse de ciertas maneras. Ambos hombres son pensadores individuales que se han hecho amigos porque no pueden encajar bien en la sociedad. Bernard es diferente porque es físicamente más pequeño que el Alfa promedio, mientras que Watson es más inteligente que otros hombres. Watson es la antítesis de Bernard; es guapo y deportista y está rodeado de mujeres aduladoras. Sin embargo, prefiere las conversaciones intelectuales y le gusta hablar con Bernard Marx.
Van al apartamento de Bernard y Helmholtz habla de su deseo de poder crear algo sin palabras. Sabe que escribe buenos eslóganes, pero siente que sus palabras no son importantes. Helmholtz le dice a Bernard que tiene "la sensación de que tengo algo importante que decir y el poder para hacerlo, solo que no sé lo que es, y no puedo usar este poder". Mientras habla, Bernard teme que alguien los esté escuchando detrás de la puerta. Va a verificar pero no encuentra a nadie allí. Habiendo traicionado su nerviosismo, Bernard se quiebra y le dice a Helmholtz: "Cuando las personas sospechan de ti, empiezas a sospechar de ellas".
Análisis:
El Capítulo 4 marca una desviación de los primeros tres capítulos al presentar humanos racionales. Tanto Bernard Marx como Helmholtz Watson tienen profundas sospechas de la sociedad en la que viven, aunque no saben cómo poner tales sospechas en pensamientos o palabras. Este impulso hacia lo racional proviene de las diferencias, físicas en el caso de Bernard y mentales en el de Helmholtz, que irrumpen en su capacidad de aceptar el mundo ordenado que los rodea. Por lo tanto, Huxley hace una declaración sobre la creatividad, el progreso y la capacidad de las autoridades poderosas para sofocar tales manifestaciones.
Huxley muestra el aborrecimiento de la sociedad por el pensamiento racional e independiente en las burlas que recibe Bernard Marx de sus compañeros de trabajo. Helmholtz Watson también enfrenta la misma situación en el sentido de que sus superiores piensan que es demasiado bueno en lo que hace. Este miedo a la individualidad asegura la estabilidad de la sociedad porque su ausencia impide la creatividad. Como la creatividad llevaría a intentos de reformar la sociedad, los Controladores Mundiales se deshacen de la creatividad individual siempre que sea posible.
Surge un conflicto entre los pensadores racionales y la mayoría que simplemente sigue órdenes. Al identificar en Bernard Marx muchos de los sentimientos y emociones normales que la gente normalmente tiene, el lector lo apoya como a un desamparado. Debido a sus profundas emociones y pasiones, Bernard a menudo induce la empatía del lector. Sin embargo, Marx también es inseguro y emocional, por lo que tiene dificultades para entender su sociedad. En este sentido, su pathos es un defecto.
Helmholtz, por otro lado, encarna la razón pura y la inteligencia desprovista de complicaciones emocionales. Huxley no contrasta la razón y la creatividad en el personaje de Helmholtz como sí lo hace con Mustafá Mond. Mond representa un sistema político que solo usa el frío racionalismo para ordenar la sociedad, mientras que el razonamiento de Helmholtz tiene una chispa creativa. Huxley sugiere que la sociedad requiere un equilibrio entre la emoción y la razón para maximizar el potencial humano. Helmholtz proporciona una comprensión filosófica de la sociedad. Entiende los conflictos emocionales de Bernard racionalmente y sin involucrarse de forma personal.
Capítulo 5
Resumen:
Lenina y Henry Foster terminan su juego y van a su edificio de departamentos. En el camino ven una fábrica de cremación, lo que los lleva a discutir la igualdad físico-química de todos los miembros de diferentes castas, desde los Alfa hasta los Epsilones. Lenina comenta que todos los miembros de la sociedad son felices, independientemente de su casta. Según Foster, esta felicidad deriva de su condicionamiento, e "incluso los Epsilones realizan servicios indispensables". Esto lleva a Lenina a recordar un momento de su infancia en el que se despertó y se dio cuenta, por primera vez, del condicionamiento y "del susurro que la había atormentado durante todos sus sueños".
En el edificio de departamentos de Foster, comen antes de dirigirse al Cabaret de la Albadía de Westminster. Después de tomar varias dosis de soma, una experiencia descrita como "el mundo cálido, alegremente colorido e infinitamente amigable de las soma-vacaciones", bailan con la música sintética de "Calvin Stopes y sus dieciséis sexofonistas" hasta que el show termina. Regresan al departamento de Foster y se preparan para dormir juntos. Aunque el soma ha puesto a Lenina en un estado hipnótico, recuerda tomar sus drogas anticonceptivas porque años de ejercicios hipnopédicos "han hecho que tomar estas precauciones sea casi tan automático e inevitable como parpadear".
Mientras tanto, Bernard asiste a una Servicio de Solidaridad, una reunión comunitaria donde la gente adora a Ford por su ideas y trata de fusionarse en un grupo unificado. Bernard casi llega tarde y se siente avergonzado cuando una mujer le pregunta qué deporte había jugado esa tarde, ya que tiene que admitir que, en general, nunca juega
a nada. Las doce personas de su grupo se disponen alrededor de una mesa circular, alternando sexos. El Servicio se asemeja a la Eucaristía en el Cristianismo, pero consumen soma en lugar de pan y vino. El objetivo es unificar a las doce personas presentes en una sola persona. La gente canta hasta sentir la presencia de Ford, y luego
bailan al ritmo del Himno de Solidaridad. Bernard se fija en Morgana, una mujer cuya ceja unificada lo distrae tanto que no puede sentir el mismo éxtasis que las otras personas y debe fingir estar tan atrapado en la ceremonia como los demás. El servicio termina y Bernard emerge sintiéndose más cohibido que nunca.
Análisis:
Foster y Lenina representan a la mayor parte de la sociedad, que tiene un rango limitado de acción y no hace nada extraordinario. Su conversación consiste en repetir frases aprendidas durante hypnopedia y, por lo tanto, no contiene nuevas ideas intelectuales. Cuando van a bailar al Cabaret, se unen a otras cuatrocientas personas, lo que indica que adhieren a la doctrina del estado.
Su conversación sobre el crematorio también da cuenta del control social que el Estado ha creado. Foster y Lenina no temen a la muerte ni analizan ningún acertijo filosófico sobre la vida y la muerte. Ni siquiera pueden comprender completamente qué significa ser miembros castas diferentes. Lenina y Henry están de acuerdo en que sería peor
ser un Epsilon o un Gamma que morir. La muerte, como dice Henry, es simplemente otra forma de beneficiar a la sociedad.
El vuelco de la religión también ocurre en este capítulo. Henry y Lenina asisten a un Club de Baile en el Cabaret de la Albadía de Westminster. La Abadía de Westminster es una de las Iglesias más famosas de la religión occidental y un símbolo importante en la tradición religiosa protestante. Huxley muestra nuevamente cómo el Estado puede apropiarse de los símbolos religiosos para el control social. La Abadía de Westminster, símbolo de la estricta autoridad religiosa, ahora es un club que promueve el baile, el sexo y otro tipo de actividades que hoy podrían ser inmorales. El nombre de la banda alude a John Calvino, una figura prominente en el protestantismo y un importante teólogo de la predestinación, la doctrina que indica que Dios ya ha determinado el destino de todos en el universo. Estos símbolos muestran cómo la reescritura de la historia puede suprimir el pensamiento original.
El servicio religioso al que asiste Bernard también usa íconos y conceptos cristianos. El círculo consiste en doce personas, lo que marca un paralelo con los doce discípulos de Jesús. Beber y consumir soma refleja la Eucaristía, o la Sagrada Comunión, donde los cristianos consumen la sangre y el cuerpo metafóricos de Cristo. Cada Servicio intenta otorgar integridad al individuo que participa en él. Sin embargo, la similitud termina aquí, y la danza sexual que sigue rechaza al Cristianismo en favor de una danza sexual primaria. La adoración a Ford refuerza las normas sexuales de esta sociedad.
La incapacidad de Bernard de unirse al grupo mientras este se fusiona espiritual y sexualmente enfatiza su peculiaridad. Dada su falta de individualidad, los otros miembros del grupo se unen fácilmente, pero la fusión espiritual es imposible para Bernard. Él ha logrado una sensación de autoconciencia meramente emergente en los otros personajes de la novela. Lenina, por ejemplo, tiene un breve flashback en el que recuerda la terapia hipnopédica de su infancia. Instintivamente siente que el proceso no es natural, pero ignora esas nociones por los sentimientos y las frases implantadas por su condicionamiento.
Capítulo 6
Resumen:
Lenina sale con Bernard dos veces antes de su viaje a las Reservas Salvajes, y cada vez encuentra a Bernard extremadamente extraño. Bernard prefiere caminar con ella por un parque para pasar el tiempo hablando. Sin embargo, Lenina no puede comprender la idea de una conversación intelectual y lo convence de mirar, en cambio, una pelea. Bernard se niega a tomar soma y no se ve contento en medio de la gran multitud. Esa misma noche, Lenina
espera que Bernard se quede y duerma con ella, pero él tiene que tomar mucho soma antes de poder hacerlo porque siente vergüenza de tener relaciones sexuales tan temprano en su relación.
Al final de su segunda cita, mientras sobrevuela el Canal de la Mancha, Bernard detiene su helicóptero sobre el áspero y sacudido mar. Lenina no puede entender por qué hace esto. Ella encuentra la escena "horrible", pero Bernard insiste en que es hermoso. Tan terrible belleza en el mundo natural hace que Bernard piense en la confusión de su propia vida y aprecie su inconformidad intelectual.
Bernard confiesa que desearía haber esperado para tener relaciones sexuales. Le comenta a Lenina que, si bien las personas son adultas intelectualmente, se comportan como niños en lo que se refiere a sus emociones. Está cansado de ser una célula en el cuerpo de la sociedad y preferiría ser un individuo. Tal conformidad, dice, le impide ser verdaderamente feliz. Lenina responde a su herejía citando su aprendizaje hipnopédico. Ella dice que todas las personas son felices porque pueden hacer lo que quieran. Bernard intenta forzarla a contemplar y criticar la estructura de sociedad, pero en vano. Lenina dice que le gusta, pero que desearía que no fuera tan extraño.
Más tarde, Bernard visita al Director y recibe permiso para llevar a Lenina a las Reservas Salvajes. El director relata la historia de cómo, veinticinco años antes, había llevado a una mujer rubia Beta-Menos a la Reserva. Mientras hacían una excursión, terminaron en una tormenta y ella desapareció. El Director muestra un gran remordimiento y afirma que todavía sueña con el incidente. Al final de la historia, se da cuenta de que ha revelado emociones que nunca ha olvidado. Esto le molesta porque la sociedad prohíbe tales demostraciones de emoción sobre eventos pasados, y se supone que las emociones fuertes son imposibles debido a la ingeniería genética.
El Director le grita a Bernard por no cumplir con los estándares sociales. Amenaza con enviarlo a Islandia si no comienza a conformar su vida personal a las demandas de la sociedad. Bernard regresa a su casa y presume con Helmholtz sobre su encuentro con el Director al embellecer detalles. Le dice que se enfrentó al Director y le dijo que se fuera al "Pasado sin fin", aunque esta historia es falsa. Helmholtz no está impresionado, y odia la forma en que Bernard pasa de la autocompasión a la arrogante jactancia.
Bernard y Lenina cruzan el Atlántico y van a un hotel cerca de la Reserva. Bernard le advierte que la Reserva carece de cualquier tipo de juegos o entretenimientos, y que ella podría aburrirse. Ella cita su aprendizaje hipnopédico: "el progreso es estupendo". Bernard le dice que no hay progreso en la reserva. Ella insiste en ir con él. Ambos van a encontrarse con el guardián de la reserva, quien les ofrece una introducción sobre los
"salvajes" que viven allí. Aprenden cómo los salvajes permanecen en una forma de vida más antigua en la que tienen hijos naturalmente, hablan varios idiomas y obedecen los principios religiosos.
Bernard recuerda en ese momento que dejó un grifo de perfume corriendo en su casa, y que le saldrá bastante caro. Llama a Helmholtz para que lo apague y se entera de que el Director ha decidido transferirlo a Islandia tan pronto como encuentre un reemplazo. Islandia es un lugar carente del progreso y las comodidades de la vida en Inglaterra. Anteriormente, Bernard anhelaba sentir lo que podría ser encontrar desilusiones o luchas
en la vida. Ahora se da cuenta de que tales emociones no son lo que él pensaba que serían. Lenina lo hace tomar varios soma para sofocar las emociones. Bernard y Lenina entran a la reserva donde reciben un tour, pero ambos han tomado soma y no pueden comprender completamente lo que están viendo.
Análisis:
Gran parte de este capítulo trata sobre la supresión emocional. Bernard experimenta emociones como el anhelo, la vergüenza, la tensión y la decepción mientras que Lenina suprime todas las emociones antes de que puedan salir a la superficie. Ella utiliza el soma para evitar situaciones que normalmente provocarían enojo o aburrimiento. Curiosamente, Bernard se enoja de forma continua con Lenina a pesar de su amor por ella. Parece tratarla muy mal, casi condescendientemente, pero este comportamiento solo demuestra su frustración con una sociedad sin emociones. Huxley demuestra la complejidad de una sociedad que intenta manipular las emociones de sus ciudadanos. Por un lado, la gama de emociones de Bernard le causa decepción e ira pero, por otro lado, sus emociones de amor y anhelo de una vida mejor sugieren su iluminación futura.
La conducta de Bernard solo tiene sentido si el lector entiende que él está enamorado de Lenina. Sin embargo, su el amor proviene de quién él percibe que es, no de quien es realmente. Por lo tanto, Bernard trata de forzar a Lenina a conformarse con su percepción de ella. Además, está desesperado porque ella le devuelva su amor. En una sociedad desprovista de compromiso y monogamia, la única forma que Bernard tiene de que ella se enamore de él es obligarla a experimentar emociones. Como resultado, su enojo y su comportamiento derivan de sus intentos de que Lenina supere su condicionamiento y se vuelva un ser emocional.
El uso de soma de cada personaje gira en torno a la inhibición de sus emociones. Bernard lo toma cuando duerme con Lenina en su primera cita, para sofocar su repulsión emocional y su vergüenza por tener relaciones sexuales tan pronto, y cuando se entera de que debe mudarse a Islandia. Lenina toma soma con mucha más frecuencia que Bernard, pero por la misma razón: desea reprimir sus emociones. Por lo tanto, el soma actúa no solo como un narcótico para controlar a las masas, sino también como un medio para que las personas eviten el conflicto emocional.
La historia del Director expresa emociones de miedo y amor. Como la sociedad lo prohíbe expresamente, se da cuenta de que no debería haberle contado a Bernard sobre su experiencia. Por lo tanto, la ira del Director hacia Bernard surge de su miedo de que Bernard use esa información en su contra. El Director acuerda transferir a Bernard a Islandia por miedo a que Bernard le cuente la historia a alguien. Huxley caracteriza las emociones como una fuerza, tanto para control como para la libertad social. La sociedad reprime las emociones para desalentar la rebelión contra la autoridad y las amenazas contra el orden mundial. La rebelión emocional de Bernard se suma a la creciente tensión de la trama.