A sangre fría

A sangre fría Imágenes

Holcomb, Kansas, como 'locus amoenus'

El primer párrafo de la novela incluye varias imágenes visuales y olfativas para describir el terreno de Holcomb, Kansas:

El acento local tiene un aroma de praderas, un dejo nasal de peón, y los hombres, muchos de ellos, llevan pantalones ajustados, sombreros de ala ancha y botas de tacones altos y punta afilada. La tierra es llana y las vistas enormemente grandes; caballos, rebaños de ganado, racimos de blancos silos que se alzan con tanta gracia como templos griegos son visibles mucho antes de que el viajero llegue hasta ellos. (1979:13)

Se menciona el aroma de la pradera y el dejo nasal que se siente en el ambiente. Además, las imágenes visuales de la tierra llana y las vistas enormes dan cuenta del punto de vista del observador: el narrador describe Holcomb desde la distancia.

Se retoma aquí un tópico de la literatura clásica que es el locus amoenus. Es un motivo literario que describe, a través de imágenes, espacios naturales e idealizados. Se presenta así un terreno inmaculado y paradisíaco que luego contrasta con la violencia de los crímenes.

La casa de los Clutter luego de los crímenes

El detective Dewey se obsesiona con el caso Clutter y visita la casa de la familia para estar a solas y pensar: “El interior de la casa estaba caluroso porque no se había ventilado y las habitaciones de piso reluciente, con olor de cera perfumada de limón, parecían sólo temporalmente deshabitadas, como si fuera domingo y la familia fuese a regresar de un momento a otro de la iglesia” (1979:205).

La descripción del espacio apela a los sentidos, ya que menciona la temperatura del hogar, el brillo del piso e incluso el olor de de la cera. Se utilizan imágenes visuales y olfativas para reponer lo que el detective ve, huele y siente.

La reconstrucción de los asesinatos

Luego de la confesión de Perry, el detective Alvin Dewey comienza a imaginar los asesinatos de la familia Clutter:

Los oídos de Dewey resuenan tanto que su ruido lo ensordece y deja de oír el cuchicheo de la empalagosa voz de Smith. Pero la voz sigue oyéndose, expulsando una andanada de sonidos e imágenes: Hickock a la caza del cartucho, deprisa, deprisa, la cabeza de Kenyon en un círculo de luz, el murmullo de súplicas amortiguadas, luego otra vez Hickock buscando a toda prisa el cartucho vacío, la habitación de Nancy, Nancy oyendo las botas en la escalera de madera, el crujir de los peldaños mientras suben por ella, los ojos de Nancy, Nancy viendo cómo la luz de la linterna busca el blanco. (1979:320)

Este proceso es narrado de una manera muy cinematográfica, con imágenes que se suceden dinámicamente. Se menciona incluso una “andanada de sonidos e imágenes” (1979:320), lo cual alude a un conjunto de disparos. Las imágenes se le aparecen de manera violenta y precipitada. Se incluyen detalles auditivos - “el crujir de los peldaños” (1979:320)- y visuales - “la luz de la linterna”(1979:320).

La celda de Perry

La celda en la que habita Perry en la penitenciaría del Estado de Kansas es comparada con el fondo del mar: “A Perry le parecía estar viviendo «en el fondo del mar» quizá porque la Hilera era, de costumbre, tan estática y gris como las profundidades del océano, igualmente silenciosa aparte de ronquidos, toses, el susurro de las zapatillas, el alboroto de plumas de las palomas que habían hecho su nido en el muro de la cárcel” (1979:416).

Su celda, por ubicarse en la “Hilera de las Celdas de la Muerte” (1979:402), es muy pequeña y tiene solo una cama, un inodoro, un lavabo, una lámpara que permanece constantemente prendida y una pequeña ventana.

Perry compara su celda con el fondo del mar por ser estática y gris. Se refiere al espacio físico pero también a su rutina repetitiva y perpetua. Sin embargo, luego destaca, utilizando imágenes acústicas, los sonidos de la Hilera: los ronquidos y las toses de los demás prisioneros y el ruido de las zapatillas y de las palomas.

La celda de Dick

Siguiendo con la descripción de la “Hilera de las Celdas de la Muerte” (1979:402), Dick usa imágenes olfativas para describir el sudor y el encierro que sufre durante el verano: “El hedor que despido me da náuseas porque sólo me baño una vez a la semana y siempre llevo puesta la misma ropa. Nada de ventilación y las bombillas siempre encendidas calientan aún más el aire. Las chinches siguen saltando en las paredes” (1979:417).

Como la lámpara no se apaga y no hay circulación del aire, el espacio se estanca y concentra el calor. Además, Dick denuncia que puede bañarse solo una vez a la semana.

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