Resumen
Capítulo 15. Tormenta en el colegio
Han pasado semanas y ha comenzado el periodo escolar. Anne y Diana caminan juntas a la escuela cada día por hermosas calles arboladas y prados cubiertos de flores. En la única escuela de Avonlea hay chicos de todos los grados compartiendo la misma sala, desde niños que aún no han aprendido a leer hasta adolescentes preparándose para los exámenes de ingreso a la Academia de la Reina. Anne la pasa bien en la escuela, no le cuesta hacer amistades y es una excelente estudiante.
Tres semanas después del inicio de clases, Diana le cuenta a Anne que Gilbert Blythe volverá pronto a la escuela. Gilbert es un apuesto chico de 13 años que se divierte haciendo bromas y burlándose de las niñas. La charla deriva hacia los chicos en general y los enamoramientos. Cuando los chicos sienten atracción por alguna chica de la escuela, escriben sus nombres juntos en la pared del porche. Diana le cuenta a su amiga que un chico llamado Charlie Sloane quizás escriba su nombre en la pared, pero Anne le contesta que no quiere ver su nombre escrito. Luego, Diana le dice que Gilbert estudiará el mismo material que ella, ya que Gilbert ha perdido casi tres años de escuela debido a la enfermedad de su padre y, como Anne, debe ponerse al día.
En la escuela, Anne se encuentra con Gilbert por primera vez; cuando él se da cuenta de que la niña lo está mirando, le guiña el ojo, lo que Anne interpreta como malos modales; a pesar de ello, el niño nuevo le gusta. Esa tarde, Gilbert trata infructuosamente de llamar la atención de Anne mientras ella contempla soñadoramente por la ventana. Entonces, para obtener su atención, toma una de sus trenzas y murmura “¡zanahorias! ¡zanahorias!” (p. 127). Anne se pone de pie inmediatamente, le grita y lo golpea con la pizarra en la cabeza, con fuerza suficiente como para partir la pizarra en dos. Cuando llega el profesor, Gilbert confiesa que todo el episodio fue su culpa, pero la que recibe el castigo es Anne. El señor Phillips coloca a la niña contra el pizarrón y escribe sobre su cabeza “Anne Shirley tiene muy mal carácter. Anne Shirley debe aprender a reprimirse” (p. 128). Al finalizar el día escolar, Gilbert quiere pedirle perdón, pero Anne lo ignora.
Al día siguiente el profesor instaura una nueva regla: los estudiantes deben estar nuevamente en sus asientos tras la pausa del almuerzo al momento en que el profesor entre al aula. La regla responde al hábito de los niños de demorarse durante la pausa y volver tarde a clases. El día que la regla comienza a funcionar, todos los estudiantes corren a la escuela después del almuerzo, y Anne es de las últimas en llegar, junto a otro grupo de niños. El profesor, sin embargo, solo le aplica un castigo ejemplar a ella, y la obliga a sentarse con Gilbert. Anne se sienta, coloca su cabeza entre sus manos y así se queda por todo el resto del día. Gilbert trata de darle un caramelo, pero la niña lo tira al suelo y lo aplasta con el taco de su bota.
Al final del día, Anne toma todos sus libros y abandona la escuela, diciéndole a Diana que no regresará. Su amiga trata de convencerla de que no es una buena idea, pero Anne es obcecada. Cuando llega a su casa, le dice a Marilla que desde ahora en más aprenderá las lecciones allí. Marilla se opone en un comienzo, pero decide no forzar el asunto y mejor consultarle a Rachel Lynde.
Sorprendentemente, Rachel le aconseja que le permita a Anne no ir a clases por unos días; eso le dará tiempo a la niña para calmarse y no meterse en nuevos problemas, y luego acota que de todas formas el profesor es bastante malo, por lo que no es mucho lo que se perderá. Marilla entonces le permite a la niña quedarse en casa, y Anne se comporta de manera ejemplar: aprende sus lecciones, realiza sus tareas y juega con Diana por las tardes. Diana intenta que su amiga perdone a Gilbert, pero ella no cede. A pesar de esto, las dos niñas se hacen cada vez más amigas. Una noche, Anne llega a llorar frente a Marilla ante la perspectiva de que en el futuro Diana se case y se olvide de ella.
Capítulo 16. Diana es invitada a tomar el té, con trágicos resultados
Un día de octubre en que Marilla debe pasar la tarde fuera, le permite a Anne que invite a Diana a tomar el té. La idea emociona muchísimo a la niña, porque entiende que ello implica madurez y responsabilidad. Marilla incluso le dice que junto a la torta de frutas y los bollos puede ofrecerle a su amiga el licor de frambuesas que está en el segundo estante. Diana llega vestida de forma elegante y las niñas hablan de manera educada y cordial, imitando las reuniones de adultos. Sin embargo, pronto están otra vez hablando como las jovencitas que son. Cuando Anne busca el licor de frambuesas en el segundo estante no lo encuentra inmediatamente, pero termina por divisarlo en un rincón más arriba. Le sirve una copa a Diana, aunque no se sirve a sí misma. Anne entonces comienza a contarle sobre los errores que ha cometido tratando de aprender a cocinar, como olvidar ponerle harina a una torta. Mientras habla, le sirve a Diana dos copas más del licor. De pronto, Diana comienza a sentirse mal; trata de levantarse, pero está mareada y le cuesta caminar. Diana quiere volver a su casa, lo que decepciona mucho a su anfitriona, pero finalmente Anne la acompaña y la guía en su torpe andar.
Dos días después, Marilla envía a Anne a lo de Rachel con un recado. La niña regresa llorando, pues se entera de que la señora Barry dice que Diana volvió a su casa borracha de Tejados Verdes. La señora Barry también ha declarado que las dos amigas no podrán volver a jugar juntas jamás. Marilla entiende que Anne no le dio a su amiga licor de frambuesas, sino un vino que ella había dejado en la alacena desde hacía años, por lo que la culpable es ella y no la pobre niña. Por eso, Marilla visita a los Barry para disculparse por lo sucedido, pero regresa al poco tiempo, frustrada y ofuscada por el trato duro que recibe de la señora Barry, de quien opina que es una mujer poco razonable. Anne también se dirige a la casa de su amiga para tratar de disculparse, pero obtiene la misma respuesta. Esa noche, Anne vuelve a llorar hasta dormirse, y Marilla siente tanta ternura hacia ella que le da un beso en la mejilla cuando Anne finalmente se duerme.
Capítulo 17. Un nuevo interés por la vida
Al día siguiente, Diana se presenta en Tejados Verdes para decir adiós a Anne. En el poco tiempo que tienen, las niñas se prometen amor eterno, y Anne corta un mechón de pelo de Diana para recordarla siempre. También prometen que, aunque tengan que tratarse como extrañas, se amarán por siempre. Al día siguiente de aquel episodio, Anne anuncia que volverá al colegio. Marilla está encantada con ello, pero trata de ocultarlo.
En la escuela, Anne es recibida con alegría por todos. Muchas niñas le hacen pequeños regalos, como plumas y botellas de perfume. Gilbert y Charlie también le obsequian cosas, aunque Anne no acepta la manzana de Gilbert. Al final del día, Anne está decepcionada porque Diana ni siquiera la miró en toda la jornada. Sin embargo, al día siguiente encuentra una carta de Diana en la que su amiga le declara que la extraña. Anne le contesta y se siente mejor al saber que su amiga no la ha olvidado. De allí en adelante, la niña no vuelve a tener problemas de conducta y se concentra totalmente en sus estudios porque quiere ser mejor que Gilbert.
Anne y Gilbert se disputan siempre el primer puesto en clases, muy por delante del resto de estudiantes de su grado. Anne debe trabajar mucho en matemáticas y en ortografía para lograrlo. Al final del año, los dos son promovidos a una clase más elevada y comienzan a estudiar materias más difíciles, incluyendo geometría, para la cual Anne es especialmente mala.
Capítulo 18. Anne rescata una vida
En junio, el Primer Ministro de Canadá hace una visita a Charlottetown, una ciudad cercana a Avonlea. La mayoría de los adultos de la región, incluida Marilla y los matrimonios Lynde y Barry, van a escuchar su discurso. Anne y Matthew se quedan solos en Tejados Verdes. Esa noche la pasan sentados junto al fuego, hablando de política, geometría y amor. Repentinamente, Diana se presenta sin llamar a la puerta y anuncia con desesperación que su pequeña hermana, Minnie May, está muy enferma. Anne se apresura con Diana a lo de los Barry, mientras Matthew cabalga en busca de un doctor.
Al llegar a la casa, las habilidades que Anne desarrolló en años de cuidar niños se muestran esenciales: determina rápidamente que Minnie May tiene garrotillo y le ordena a Diana y a Mary Joe, una criada francesa, que ponga a hervir mucha agua y traigan ipecacuana. Para cuando el doctor llega, a las 3 de la mañana, ya le ha dado a la chiquilla toda la botella de ipecacuana, y Minnie May ha comenzado a mejorar. El doctor se muestra sorprendido por el conocimiento de Anne y luego le dice al matrimonio Barry que su niña hubiera muerto de no ser por la intervención de la niña de Tejados Verdes.
Mientras tanto, Anne regresa a su casa al amanecer y decide faltar al colegio para quedarse durmiendo. Se despierta por la tarde y encuentra que Marilla ya ha regresado. Marilla felicita a Anne por lo que ha hecho, le sirve el almuerzo y luego le dice que la señora Barry ha pasado por allí para agradecerle y decirle que ella y Diana pueden volver a ser amigas. Anne está tan emocionada que pide permiso para ir de inmediato a visitar a su amiga.
La niña regresa de noche, tras haber pasado la tarde con Diana y le cuenta a Marilla que la señora Barry se ha disculpado y la ha invitado a tomar el té con la mejor porcelana. Anne manifiesta entonces que debe ser encantador ser un adulto y poder tener invitados a tomar el té, tras lo cual promete que cuando sea adulta tratará siempre a los niños con mucha seriedad. Cuando se va a dormir, promete hacer una oración especial para agradecer por aquel hermoso día.
Capítulo 19. Un concierto, una catástrofe y una confesión
Una noche, Anne le pregunta a Marilla si puede ir a la casa de Diana. La niña sabe que su amiga tiene algo importante que decirle, ya que han diseñado un sistema de señales colocando velas en los alfeizares de sus ventanas. Marilla solo le da diez minutos a Anne, pero esto es suficiente para ella, que regresa pronto con las novedades: al día siguiente es el cumpleaños de Diana y ha invitado a Anne a su casa y al concierto que se hará en el Club del Debate esa noche, tras lo cual puede quedarse a dormir en lo de su amiga. Marilla le dice que no muchas veces, pero finalmente Matthew interviene y le dice a su hermana que debería dejar que la niña vaya, por lo que Marilla termina por ceder.
Al día siguiente, Anne se pasa la jornada escolar totalmente distraída. Todos los estudiantes hablan del concierto del Club del Debate, ya que muchos de ellos y sus hermanos mayores participarán. Después de la escuela, Anne se queda en la casa de Diana y las dos se visten y se peinan para el concierto. Luego, viajan en trineo junto a los primos de Diana hasta el Club del Debate. Anne queda muy conmovida por muchas de las piezas del concierto, salvo por el poema recitado por Gilbert, a quien no escucha.
Cuando regresan a la casa, Diana le dice que Gilbert miró a Anne mientras recitaba una parte romántica de su poema, pero Anne le prohíbe hablar de ello a su amiga. Luego, las niñas se visten para dormir, y Anne sugiere hacer una carrera hasta la cama en el cuarto de huéspedes. Corren entonces y saltan sobre la cama al mismo tiempo, y repentinamente descubren que hay alguien durmiendo allí. Asustadas, corren a oscuras hasta la planta alta y se acuestan en el cuarto de Diana. Antes de dormirse, Diana le dice a Anne que la persona en el cuarto de huéspedes debía ser su tía Josephine.
A la mañana siguiente, Anne regresa a Tejados Verdes antes de que la señora Barry se entere del episodio de la noche anterior. Sin embargo, más tarde ese día, Rachel Lynde le cuenta a la niña que Diana está en problemas: la tía Josephine se irá de la casa de los Barry al día siguiente y no pagará los tres meses de lecciones de piano que había prometido a Diana. Anne se culpa por la situación y se presenta en la casa de los Barry para tratar de enmendar las cosas. Diana no se muestra decepcionada frente a su amiga, y trata de disuadirla para que no hable con su tía Josephine, pero Anne espera que la tía entienda el error y las perdone. Sorprendentemente, Josephine se divierte con las historias de Anne e incluso se ríe de algunas cosas que la niña le cuenta y le pide que le cuente más sobre ella misma, pero Anne debe regresar a su casa para cumplir con sus deberes. Entonces, la tía Josephine promete quedarse en Avonlea por un mes, como había planificado, siempre y cuando Anne la visite para charlar.
Durante todo ese mes, Anne traba una amistad con la tía Josephine, a quien visita asiduamente. Antes de regresar a su casa, Josephine le dice a la niña que debe ir a visitarla en el futuro.
Capítulo 20. Una buena imaginación se equivoca
La primavera ha llegado y Anne se siente arrebatada por la belleza de los prados y los montes en flor. Llega junio y una noche la niña le pregunta a Marilla si sabe de qué es el aniversario ese día. Como la mujer no lo recuerda, la niña se lo dice: hace un año exacto que ha llegado a Tejados Verdes. Marilla no hace ninguna demostración sobre esto, pero la narradora indica que la mujer “algunas veces pensaba cómo había podido vivir antes de que Anne llegara a Tejados Verdes” (p. 180).
Marilla envía a Anne a pedirle a la señora Barry un molde para confeccionar un delantal, pero la niña no quiere ir porque está muy oscuro y tiene miedo de atravesar el bosque al que con Diana han llamado "El bosque Embrujado". Anne ha creado elaboradas fantasías en torno a este lugar, y ha terminado por creérselas, al punto de experimentar un auténtico terror al pensar en cruzarlo de noche. Pero Marilla la obliga a hacerlo de todas formas. Anne sufre durante todo el camino hasta la casa de los Barry, pensando que un fantasma o un trasgo la pueden asaltar. En el camino de regreso, mantiene los ojos cerrados mientras camina. Cuando llega a Tejados Verdes, la niña le promete a Marilla no volver a imaginar cosas tan horribles nunca más.
Capítulo 21. Un nuevo estilo de condimentar
El año escolar llega a su fin. Anne y sus compañeras lloran ante la despedida del profesor, a pesar de que siempre manifestaron no quererlo. Finalmente, Anne dice que no está tan triste, puesto que tiene dos meses de vacaciones por delante, y debe conocer al nuevo ministro de Avonlea y a su bella mujer. Muchos candidatos a ministros se han presentado en Avonlea durante toda la primavera y, eventualmente, el joven señor Allan fue elegido por la congregación. Anne queda impactada por la señora Allan tan pronto como se hace cargo de la escuela dominical, especialmente porque esta nueva maestra dice que los estudiantes pueden hacerle tantas preguntas como quieran. Marilla le dice a Anne que van a invitar a la pareja a tomar el té al miércoles siguiente, y que la niña puede hacer una torta para la ocasión.
Marilla y Anne pasan los días anteriores muy ocupadas con los preparativos de todas las comidas con las que piensan agasajar a sus invitados. Finalmente, el día llega y Anne se levanta temprano para hacer su torta. Está resfriada, pero de muy buen humor. Cuando el matrimonio llega, todo sale de acuerdo a lo esperado hasta el momento de probar la torta de Anne. La señora Allan declina el ofrecimiento en primera instancia, porque ya ha comido demasiado, pero accede a probar una porción cuando le dicen que Anne la ha hecho especialmente para ella. Cuando le da un mordisco, queda claro que algo no está bien con su sabor, pero sigue comiéndola de todas formas. Marilla prueba una rebanada e inmediatamente le pregunta a Anne qué le ha puesto a la torta. Al parecer, la niña se ha confundido y le ha puesto linimento anodino que estaba en una botella que decía “la mejor vainilla”. Debido a su resfrío, Anne no había podido oler la diferencia entre ambos productos.
Anne se encierra a llorar en su pieza, pensando en cómo los niños de la escuela van a burlarse de ella, pero la señora Allan sube a consolarla y le dice que fue un pequeño error que cualquier puede cometer, y que aprecia mucho las intenciones de Anne. Luego, le pide a la niña si no le puede mostrar su jardín. Cuando los Allan se han marchado, Anne le dice a Marilla que algo bueno en ella es que nunca comete dos veces el mismo error, por lo que llegará el día en que ya no le queden errores que cometer.
Capítulo 22. Anne es invitada a tomar el té
Un día del verano, Anne está muy emocionada al recibir una invitación de la señora Allan para tomar el té en la rectoría. Marilla se preocupa de que las emociones de la niña sean tan fuertes, tanto las positivas como las negativas. Anne se muestra preocupada de que pueda llover al día siguiente y la invitación deba cancelarse, pero el día amanece radiante y se reúne con la señora Allan sin ningún contratiempo.
Al regresar, Anne le cuenta a Marilla que tomaron el té junto a otra niña llamada Lauretta, de White Sands. Tras tomar el té, la señora Allan tocó el piano y las niñas cantaron. Allan invitó entonces a Anne a formar parte del coro de la iglesia, lo que puso muy feliz a la niña. Cuando Lauretta se fue, Anne y la señora Allan se quedaron solas, y la huérfana pudo contarle a su maestra toda la historia de su vida y sus problemas en la escuela. Cuando ya estaba por regresar a su casa, Rachel Lynde llegó a la factoría y mencionó que ya se ha elegido a la nueva maestra para Avonlea, una mujer llamada Muriel Stacy.
Análisis
A partir del capítulo 15 se presenta una nueva etapa en la vida de Anne y, consecuentemente, la narración se concentra en otro aspecto del desarrollo de su personaje, que –desde el punto de vista de los relatos de formación –puede denominarse como el proceso de aprendizaje. En esta nueva instancia de su vida, marcada por su escolarización, Anne comienza un proceso de maduración y sanación en relación a la concepción que tiene de ella misma, que va acompañado de la esperanza de convertirse en una mejor persona en el futuro. Sin embargo, la niña aún sigue teniendo problemas para aceptar su aspecto físico y amarse tal como es, lo que desencadenará una buena parte de las aventuras que se detallan en estos capítulos.
Al inicio del capítulo 15, ha pasado un mes y Anne ya ha comenzado el colegio. Ese salto temporal permite a la narradora concentrarse en la relación entre Anne y Gilbert, sin detenerse a describir detalladamente al resto de compañeras y compañeros. Los dos días de escuela que se describen en este capítulo colocan a Gilbert como el principal antagonista de la novela, incluso cuando el niño trata de hacer las paces con Anne de forma recurrente.
Como se ha dicho, Anne está comenzando a aceptarse y a construir una imagen personal positiva, al tiempo que lucha por hacerse un lugar en Avonlea y ganar la amistad de sus pares. Por eso, cuando Gilbert se burla del color de su cabello, la niña pierde los estribos y le rompe su pizarra en la cabeza. A pesar de que Gilbert asume la culpa frente al profesor, Anne es la que recibe el castigo y es expuesta por el profesor para burla de toda la clase. Este hecho mina tanto la frágil autoestima de la niña, que Anne desarrolla por Gilbert una animosidad desmedida que sostendrá obcecadamente durante años. Si se contempla toda la saga como un conjunto, hay cierta ironía cómica en esta relación antagónica entre Anne y Gilbert, especialmente cuando la niña declara “nunca perdonaré a Gilbert Blythe” (p. 128), puesto que en las secuelas estos dos personajes se casan y tienen 7 hijos. Sin embargo, esta declaración sí presagia que Anne sostendrá obcecadamente la rivalidad durante toda la novela.
El castigo que le impone el profesor a la niña, mientras que a Gilbert lo deja en paz, pone de manifiesto, por un lado, las prácticas pedagógicas naturalizadas en las escuelas de la época y, por otro, la misoginia del profesor, que es un ejemplo del machismo imperante en las sociedades occidentales a principios del siglo XX. El señor Phillips obliga a la niña a pasarse la tarde parada contra el pizarrón, expuesta a las burlas de todo el alumnado. Esto es especialmente terrible para la imagen personal de la huérfana, que, como el lector sabe, lucha día a día por ganarse un lugar y sentirse parte de Avonlea. “Anne hubiera preferido mucho más ser azotada a recibir este castigo, bajo el cual su sensible espíritu sufría más aún. Obedeció, con la cara blanca y el gesto adusto. El señor Phillips cogió una tiza y escribió en el pizarrón, sobre la cabeza de la niña: «Anne Shirley tiene muy mal carácter. Anne Shirley debe aprender a reprimirse». Y lo dijo en voz alta de manera que hasta los más pequeños, que no sabían leer, lo comprendieran. Anne estuvo toda la tarde de pie, con la leyenda sobre su cabeza” (p. 128).
Los métodos de pedagógicos del señor Phillips son cuestionables, y Anne lo nota desde el principio. Tras su primera semana en la escuela, la niña le dice a Marilla que el señor Phillips no le gusta, puesto que se pasa el día “atusándose el bigote y mirando a Prissy Andrews” (p. 122). En verdad, el señor Phillips corteja abiertamente a una alumna mayor (16 años, para los estándares de la época, es una edad a la que las mujeres pueden ser cortejadas y pedidas a sus padres en matrimonio) y se preocupa muy poco por el aprendizaje del resto de los niños. Sus métodos se basan en la repetición de teoremas y el dictado de composiciones. Pero lo que es peor, es que el profesor suele burlarse de los estudiantes, exponerlos ante sus pares y generar reglas para castigarlos innecesariamente, como sucede a Anne al día siguiente de su pelea con Gilbert. Frente a todas estas injusticias, Anne se niega a regresar al colegio.
Como Marilla –gracias al consejo de Rachel Lynde –le permite a Anne quedarse en casa hasta que vuelva a tener ganas de ir a la escuela, la niña tiene mucho tiempo para dedicarse al estudio y a las tareas del hogar, pero también para dejar volar su imaginación y sumirse en profundas ensoñaciones. La imaginación de Anne es un tema que aparece a lo largo de toda la novela. La niña ha desarrollado una imaginación potente como mecanismo de protección dado el aislamiento y el rechazo en que ha vivido durante toda su niñez. La narradora poco a poco muestra al lector cómo Anne comienza a bajar sus defensas una vez que comienza a sentir el amor y la aceptación de su entorno. Al comienzo de la novela, la niña le cuenta a Marilla que cuando vivía con los guardianes que la trataron como a una sirvienta ella jugaba con amigas imaginarias, Katie Maurice y Violeta (p. 73), de las que habla con mucho cariño. Sin embargo, después de que Diana le dice que la ama en el capítulo 17, Anne le dice a Marilla que, “las niñas de los sueños no satisfacen después de tener una amiga real” (p. 148). Ahora que la realidad de Anne es mucho más prometedora y positiva, la niña comienza a ser capaz de vivir más en la realidad que en los ensueños que suele imaginar.
En ese sentido, la amistad de Diana es una base fundamental en la constitución de la personalidad de Anne, ya que es la primera vez que la niña tiene una amiga real. Esto explica la relación de amistad tan intensa y las promesas de amor eterno que se juran las niñas. Para Anne, Diana implica el descubrimiento de un mundo nuevo: de la amistad, el afecto entre pares, la complicidad y la fidelidad. Por eso la niña sufre tanto cuando, tras el episodio del vino en el capítulo 16, la señora Barry le prohíbe a Diana volver a jugar con ella. La señora Barry se presenta como una mujer afectada y conservadora, llena de prejuicios y rápida para juzgar a sus vecinos. Cuando Anne le da vino a Diana accidentalmente, el juicio de la señora Barry cae primero sobre la niña, a quien acusa de haber actuado por maldad, y luego sobre Marilla, cuya moral cuestiona por tener vino en su casa, lo que es una conducta del todo reprobable para la sociedad conservadora y protestante de Avonlea. Tanto Marilla como Anne intentan disculparse frente a la señora Barry, pero esta no parece dispuesta siquiera a escucharlos. “-¡La señora Barry, sí sí! –saltó Marilla -. Es la peor de todas las mujeres irrazonables que he conocido. Le dije que todo fue un error, que no era culpa tuya, pero simplemente se negó a creerlo. Y me refregó por las narices lo del vino y que yo había dicho que no hacía efecto alguno a nadie” (p. 145). Afortunadamente, Anne se termina ganando el respeto y el perdón de la madre Diana cuando salva la vida de su hija, que padece garrotillo.
A pesar de que el pasado de Anne ha sido traumático y que ha impactado fuertemente en su autoestima y en su educación, Montgomery también enseña que las experiencias difíciles pueden forjar importantes cualidades y rasgos de la personalidad. Esto queda demostrado en el capítulo 18, cuando Anne es capaz de salvar a la hermana menor de Diana, Minnie May, gracias a que en otras ocasiones ha curado a los hijos de sus guardianes. Anne misma dice, en un momento, “estoy contenta de que la señora Hammond tuviera mellizos. De no haber sido así, no hubiera sabido qué hacer con Minnie May” (p. 160). Esto demuestra cómo Anne comienza a integrar todas sus experiencias negativas en una imagen positiva de sí misma, lo que es un paso fundamental en la construcción de su personalidad, ya que Anne se gana no solo el respeto y la admiración de los Barry sino de todo Avonlea.
Otro elemento interesante de destacar en el capítulo 18 es la dimensión política que se esboza en el relato. La noche del garrotillo de Minnie May, ningún adulto se encuentra en las cercanías de los Barry –a excepción de Matthew –puesto que todos han ido a Charlottetown a escuchar el discurso del Primer Ministro. Rachel Lynde, quien es políticamente activa, participa de la reunión y lleva consigo a su marido y a Marilla. Sorprendentemente, Rachel, que ha destacado como un personaje de ideas conservadoras en lo que respecta a la crianza y a la educación de los hijos, está afiliada al partido liberal, y se opone políticamente a los conservadores, luchando, entre otras cosas, por el voto femenino. Esto demuestra la complejidad de su carácter y las contradicciones que operan en su sistema de pensamiento y de representación del mundo, tal como se verá en capítulos siguientes. Por otro lado, Marilla está afiliada al partido conservador, al igual que Matthew. Este detalle no sorprende al lector, puesto que concuerda con la forma de ser, circunspecta y rígida, de la mujer. A pesar de ello, en los capítulos siguientes también se verá un cambio en la personalidad de Marilla y una flexibilización de su carácter.
Otro personaje femenino que se introduce en esta sección de la novela es la señora del ministro Allan, quien toma a su cargo la enseñanza en la escuela dominical y a quien Anne admira muchísimo. La señora Allan es descripta como una “brillante y gentil dama” (187) que viste a la moda y se toma muy en serio la educación espiritual de los niños de Avonlea. Anne la quiere desde el principio, y así lo manifiesta: “—La señora Allan es la amabilidad personificada —anunció un domingo por la tarde—. Se ha hecho cargo de nuestra clase y es una maestra extraordinaria. Al comienzo dijo que no le parecía bien que la maestra hiciera todas las preguntas, y usted bien sabe, Marilla, que eso es lo que siempre he pensado. Dijo que podríamos hacerle cuantas preguntas quisiéramos, y yo le hice muchas.” (p. 187). A demás de un abordaje pedagógico más liberal y efectivo, la señora Allan se transforma en una importante consejera para Anne, como se verá a lo largo de la novela. En su etapa de crecimiento y maduración, es importante para Anne contar con fuertes modelos femeninos a los que imitar. En ese sentido, la señora Allan impulsa a la niña huérfana a tratar de ser cada día mejor, y la llena de esperanzas de conseguirlo.
Finalmente, el último elemento estructural a destacar en esta sección son los títulos de cada capítulo, que por lo general adelantan su tema y crean suspenso en relación a lo que está por suceder. Por ejemplo, el título del capítulo 16 es “Diana es invitada a tomar el té, con trágicos resultados” (p. 136), lo que da la información justa para crear tensión desde el inicio del capítulo, pero no explicita cuáles serán esos resultados exactamente. De forma similar, el capítulo 18, “Anne rescata una vida” (p. 154), informa que el capítulo tendrá un desenlace positivo y triunfal.