El cabello colorado de Anne (Símbolo)
Anne está convencida de que el color de su cabello será siempre un escollo en su camino a la felicidad absoluta. El rojo es el color de cabello menos común y es otro rasgo más que la diferencia de sus amigas, otro signo más de la "alteridad" de la niña. Cuando la señora Lynde dice que conoce a una niña cuyo cabello se oscureció hasta ser castaño a medida que crecía, Anne está emocionada y contenta, y le dice a la señora Lynde que le ha dado esperanzas. Esto significa que Anne tiene un deseo inconsciente de parecerse más al resto de personas.
A menudo, Anne intenta imaginarse sin el cabello colorado; sin embargo, se le hace difícil, ya que es una característica distintiva de su aspecto y también de su personalidad. Cuando Anne trata de teñir de negro su cabellera, termina por dejarlo verde y por cortárselo bien corto, lo que muestra hasta qué punto Anne lucha con su identidad personal y la confianza en si misma.
A medida que crece, Anne aprende a ser menos sensible sobre su cabello, y este se oscurece, tal como la señora Lynde lo había predicho, lo que muestra la madurez que la joven está alcanzando. Sin embargo, el cabello colorado es una parte indisociable de la personalidad de Anne, un símbolo de su diferencia y de su temperamento cálido y explosivo al mismo tiempo.
El color verde (Motivo)
Como el título de la novela lo indica, el color verde es un motivo en Anne la de Tejados Verdes. La niña huérfana ama todas las cosas que son verdes, especialmente su casa en Avonlea, los árboles y la vegetación en general. Anne a menudo expresa que se siente mejor capacitada para rezar cuando se encuentra en la naturaleza, lo que demuestra cómo ésta la llena de un sentimiento de seguridad y de esperanzas. En muchas culturas, el color verde representa el nacimiento, el crecimiento y la energía. Estas son todas cualidades que emocionan a la niña, quien está siempre imaginando, explorando el mundo mas allá de Tejados Verdes y pensando en el futuro. Hacia el final de la novela, cuando Anne se muda a Charlottetown para realizar sus estudios de maestra, Marilla le regala un hermoso vestido verde oscuro que fascina a la joven, en un episodio que marca la madurez que ha logrado Anne a pesar de su pasado turbulento.
Las vestimentas (Motivo)
La vestimenta de Anne a lo largo de la novela presenta una imagen espejada de cómo la niña se convierte poco a poco en una parte de Tejados Verdes y de la conexión que tiene con Marilla. Cuando Matthew la recoge de la estación de Bright River, Anne lleva "un vestido de lana amarillo grisáceo muy corto, muy ajustado y muy feo" (p. 24), y sus camisones son "aterradoramente cortos" (p. 40). Cuando Marilla decide que la niña puede quedarse en Tejados Verdes, le hace tres nuevos vestidos, que son "buenos, razonables y duraderos" (p. 94) , pero Anne está triste porque no son bonitos, ya que sueña con mangas abullonadas. Algunos años después, Matthew se percata de que Anne no está vestida como sus amigas, y conspira con la señora Lynde para regalarle un hermoso vestido marrón con mangas abullonadas. A partir de ese momento, Marilla comienza a vestir a su hija adoptiva según la moda de la isla.
Cuando Anne abandona Avonlea para presentarse en la Academia de la Reina, Marilla le regala un vestido de noche. Esta es una acción simbólica: demuestra que Marilla ha aceptado que Anne está creciendo y que ha comprendido la importancia que la joven le da a la ropa. Una noche, Antes de que Anne parta hacia la Academia, se pone su vestido de noche y recita un poema a sus padres adoptivos. En ese momento, Marilla recuerda su primera impresión de la niña huérfana: "con su ridículo vestido de lana pardo amarillento" (p. 296) y la contrasta con la imagen que tiene frente a ella y la madurez de la joven, "tan alta y elegante y tan... tan... completamente diferente con ese vestido... como si ya no pertenecieras a Avonlea... " (p. 296). En esta escena, la muchacha es más sabia y sabe que, incluso con nuevas ropas, la verdadera Anne no ha cambiado en el fondo.
El color blanco (Motivo)
El color blanco es un motivo recurrente a lo largo de la novela. Cuando Anne llega a Avonlea, está sorprendida de ver a los árboles cargados de flores blancas, al punto de que decide cambiar el nombre de lo que todos llaman "la avenida" y bautizarlo "el blanco camino encantado" (p. 32), haciendo gala de su imaginación y sus habilidades lingüísticas a una tierna edad. Durante este viaje, Anne también se da cuenta de que le gustan mucho los vestidos blancos.
A lo largo de la novela, las flores blancas aparecen siempre en momentos importantes. Las orquídeas nevadas embellecen el cuarto de Anne, creando un contraste con la simpleza y la vacuidad del decorado cuando la niña lo ocupa por primera vez. Al final de la novela, Anne lleva rosas blancas a la tumba de Matthew.
En muchas culturas, el color blanco representa la pureza y la calma. Estas son cualidades que Anne siente no poseer de niña. Ella sabe que sería más aceptada por sus pares si las tuviera, y quizás por eso adora tanto el color blanco. Cuando decide quedarse en Avonlea y enseñar, ya no siente esa fijación por las cosas blancas, pero estas aun aparecen en la narración, mostrando cómo Anne ha logrado desarrollar y poseer estas cualidades a medida que ha crecido y madurado.
El broche de Marilla (Símbolo)
Marilla tiene un broche de amatistas muy preciado que siempre lleva a la iglesia, y que es descripto como “el tesoro más preciado de Marilla” (p. 109) porque "un tío que era marino se lo ha dado a su madre, y esta se lo legó a Marilla" (p. 109). Este broche también contiene un mechón del pelo de su madre, y es muy preciado para la mujer, puesto que es todo lo que queda de su familia, a excepción de ella misma y de su hermano Matthew. Cuando Marilla piensa que Anne perdió el broche y que luego mintió al respecto, el valor familiar del broche hace que toda la situación sea mucho más confusa y dolorosa. Cuando Marilla descubre que Anne no había perdido su broche, aprende una importante lección: no debe presionar a la niña para que haga confesiones, pues en esa situación Anne recurre a su imaginación e inventa historias. La experiencia del broche une a los personajes y es un paso decisivo en la constitución del lazo familiar entre Anne y Marilla.