El trabajo de Sófocles se sumó a los elementos técnicos de la dramaturgia, pero su contenido temático es también mucho más cercano a las opiniones de los atenienses. En lugar de centrarse en la perspectiva arcaica de que los dioses controlan todos los acontecimientos, Sófocles otorga responsabilidad a los seres humanos y hace que ellos sean responsables por sus acciones en base a las decisiones que toman. Este tema se ve en Antígona, porque todos los personajes sufren debido a las decisiones que ellos mismos toman: Antígona entierra a Polinices, a sabiendas de que será castigada a muerte si es atrapada, y Creonte sabe que sus acciones violan la ley divina, pero no le importa. Hemón muere a causa de su dolor por la muerte de Antígona, y Eurídice muere debido a la muerte de sus dos hijos. Como resultado de ello, los acontecimientos humanos se convierten en una cuestión de causa y efecto, en lugar de achacar todo a la crueldad de los dioses. Estos personajes controlan sus propias acciones. Además, las tradiciones anteriores parcialmente establecidas por Esquilo establecen que las tragedias se dividirían en una serie de tres obras de teatro, llamada una trilogía, la que a menudo era seguida por una cuarta, una sátira ligera. En cambio, Sófocles condensa el significado de cada obra que escribió en una unidad autónoma en sí misma, sin necesidad de ser comparada. Sus obras, por lo tanto, están diseñadas para ser interpretadas en forma totalmente independientes unas de otras.
También hay que señalar que, aunque vagamente conectado a la misma historia mitológica, las obras de Sófocles: Edipo Rey, Edipo en Colona, y Antígona no forman en absoluto una trilogía coherente; las obras ni siquiera fueron escritas en este orden cronológico. Más bien fue la famosa Antígona la obra escrita en primer lugar, presumiblemente en torno al 442 a.C, cuando tenía cincuenta y cuatro años. Después de ello vino Edipo Rey quince años más tarde en el año 426, y, finalmente Edipo en Colona, escrito en periodo muy cercano a la muerte de Sófocles en el año 405 y producida en forma póstuma una año más tarde. Las dos primeras obras tratan mucho de los asuntos referidos al gobierno de una ciudad y la tendencia hacia la corrupción y la ignorancia que el poder político puede provocar, que corresponden a los años en que Sófocles trabajó en la administración pública. Sin embargo, esta última obra retrata a un viejo, solitario y sufrido anciano que llega a Colona – el lugar de nacimiento de Sófocles - para morir.
Debido a ser la primera de esta serie de obras de teatro, Antígona brinda algunas pistas sobre cual podría haber sido la intención original de Sófocles al escribir la historia de Edipo. La acción de la historia se desarrolla en Tebas y, como se ha señalado anteriormente, el tema de la historia se centra en cómo debe gobernarse una ciudad. En Antígona, hay muchas cuestiones diferentes que el nuevo rey de Tebas debe hacer frente, y él falla miserablemente, adquiriendo sabiduría sólo después de grandes sufrimientos. El Rey Creonte primero crea una ley para la ciudad que viola una ley religiosa, él es de corazón frío y provoca que los ciudadanos tebanos le teman en lugar de respetarlo, y es cruel con su hijo, un joven a quien él debería estar formando pues es su sucesor. Además, se burla abiertamente del poder de las mujeres quienes son un elemento muy necesario en la sociedad urbana, como tampoco escucha los sabios consejos de otros que tienen un mejor conocimiento, como el Coro. Cuando Creonte se da cuenta de que ha tomado una mala decisión, se pone paranoico y teme que las personas se burlen de él. Sólo después de que él es castigado por estas numerosas ofensas, Creonte encuentra la humildad y la sabiduría. Sófocles por tanto utiliza Antígona para ejemplificar todo lo que un gobernante de una ciudad no debería hacer. En general, enseña que un gobernante debe tener sabiduría, que es algo que a Creonte le falta a lo largo de toda la obra. La historia de cómo una ciudad debe ser gobernada es el legado que Sófocles ha dejado al pueblo de Atenas después de escribir Antígona. La producción de esta obra dio lugar a una inmensa popularidad y confianza universal en la capacidad de Sófocles para prestar servicios en una oficina administrativa, y, poco después de la obra ello rindió sus frutos, fue elegido para el cargo de general ateniense entre los años 441 a 440 a.C.