Asesinato en el Orient Express Imágenes

Asesinato en el Orient Express Imágenes

Mary ve a Poirot a través de la ventanilla (imagen visual)

“Uno era un oficial del Ejército, el otro un hombrecillo con enormes bigotes. La joven sonrió ligeramente. Nunca había visto a nadie tan abrigado […] El hombrecillo se quitó el sombrero. ¡Qué cabeza tan ovalada tenía! A pesar de sus preocupaciones, Mary Debenham sonrió. Un hombrecillo de ridículo aspecto. Uno de esos hombres insignificantes que nadie toma en serio”.

Antes de subir al primer tren, Poirot conversa con unos conocidos a los cuales acaba de ayudar en un caso de investigación. Desde la ventanilla, una pasajera llamada Mary Debenham -que luego formará parte del grupo de culpables del crimen que se está por llevar a cabo en el siguiente tren- lo observa y se sonríe por su apariencia. Es típico de las novelas de Agatha Christie que se presente al detective Hércules Poirot como un hombrecillo insignificante y que luego resulte el personaje más perspicaz, perceptivo e inteligente, lo que acaba siempre sorprendiendo a todos los demás.

Descripción de Mr Ratchett (imagen visual)

“Era un hombre entre sesenta y setenta años. A primera vista, tenía el bondadoso aspecto de un filántropo. Su cabeza, ligeramente calva, su despejada frente, la sonriente boca que dejaba ver la blancura de unos dientes postizos, todo parecía hablar de una bondadosa personalidad. Sólo los ojos contradecían esta impresión. Eran pequeños, hundidos y astutos. Y no solamente eso. Cuando el individuo, al hacer cierta observación a su compañero, miró hacia el otro lado del comedor, su mirada se detuvo sobre Poirot un momento, y durante aquel segundo sus ojos mostraron una extraña malevolencia, una viva expresión de maldad”.

Conversando con Mr Bouc, Poirot observa a Mr Ratchett, el cual luego será víctima del asesinato que se perpetrará arriba del tren llamado 'Expreso de Oriente'. El narrador describe a Mr Ratchett de manera minuciosa, según el punto de vista de Poirot. No solo brinda detalles sobre su apariencia fisica, sino también sobre cierta actitud que trnsparenta una maldad muy marcada.

La noche del crimen (imagen auditiva)

“No consiguió volverse a dormir inmediatamente. En primer lugar, echaba de menos el movimiento del tren. Era una estación curiosamente tranquila. Por contraste, los ruidos dentro del tren parecían desacostumbradamente altos. Oyó a Ratchett moverse en el compartimiento inmediato; un ruido como si hubiese abierto el grifo del lavabo; luego el rumor del agua al correr y después otra vez el chasquido del grifo al cerrarse. Sonaron unos pasos en el pasillo, los apagados pasos de alguien que caminaba calzado con zapatillas”.

En el tren el Expreso de Oriente, Poirot obtiene un compartimiento al lado del de Mr Ratchett. Por lo tanto, durante la noche, podrá oír los ruidos de su asesinato, sin tener idea, en realidad, de lo que está sucediendo. Probablemente, los asesinos -que luego sabremos que son 12 en total- abrieron el grifo de agua para que no se oyera el ataque que estaban llevando a cabo.

Gritos y protestas de Mistress Hubbard (imagen auditiva)

“—No comprendo... —empezó a decir monsieur Bouc, pero se detuvo—. ¿Qué ruido es ése? —preguntó—. Parece propiamente el que produce una locomotora en movimiento. El ruido se oía cada vez más cerca. Se componía de gritos y protestas de una voz femenina. La puerta del otro extremo del coche comedor se abrió violentamente. Y entró mistress Hubbard. —¡Es demasiado horrible! —exclamó—. En mi esponjera. En mi esponjera. ¡Un gran cuchillo... todo manchado de sangre!”.

Como parte de la escena que montan los 12 personajes artífices del asesinato, encontramos que han escondido el arma asesina en el compartimiento de la Señora Hubbard. Ella simula un ataque de nervios y sus gritos se oyen a lo largo del corredor. Esto tiene como objetivo confundir al detective en su investigación, con pistas falsas y estados de ánimo que no se corresponden con la espontaneidad.

Los brazos de la princesa Dragomiroff (imagen visual)

“Él le clavó la mirada escrutadora y tras una pausa dijo:

—Pienso, madame, que su fuerza reside en la voluntad..., no en su brazo. Ella se contempló los escuálidos brazos enfundados en las negras mangas, brazos que terminaban en unas manos amarillentas, como garras, con los dedos cubiertos de valiosas sortijas”.

En esta cita podemos observar una descripción de la contextura física de la princesa Dragomiroff, sobre todo de sus brazos y manos. La intención del detective al hacerla fijarse en sus brazos es la de decirle que a pesar de que no tenga fuerza necesaria para cometer un asesinato ella sola, no hay nada que la voluntad no haga posible.

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