Asesinato en el Orient Express Ironía

Asesinato en el Orient Express Ironía

El coronel Arbuthnot le dice a Mary que le gustaría verla fuera de ahí porque no quiere que sea solo una institutriz, cuando en realidad lo que quiere decir es que ya quiere que se haya librado del tema del asesinato (ironía verbal)

“—Yo, por el contrario, desearía verla ya fuera de aquí —murmuró. —Cállese, por favor. Cállese. —¡Oh!, está bien. —El coronel disparó una rápida mirada en dirección a Poirot. Luego prosiguió—: No me agrada la idea de que sea usted una institutriz... a merced de los caprichos de las tiránicas madres y de sus fastidiosos chiquillos”.

Cuando se da cuenta de que está siendo escuchado por Poirot, el coronel Arbuthnot debe fingir que se está refiriendo a una cosa, cuando en realidad sabremos después que quería significar otra completamente distinta. Como supuesta señal de humildad, Mary le dice un modesto “cállese”, que en realidad tiene la clara función de advertirle que Poirot está escuchando su conversación.

Mr Ratchett/Casetti ignora el plan que han tramado en su contra los 12 pasajeros (ironía dramática)

La víctima del crimen que narra la novela se sube al tren sin sospechar que hay una organización de 12 personas en su contra que buscan vengarse por el crimen de la niña Daisy -así como por los posteriores suicidios que ocasionó su muerte-, asesinándolo como acto de justicia en mano propia.

Poirot habla irónicamente de la ‘suerte’ que tuvieron cuando quiere significar que lo que encontraron ha sido plantado como una falsa prueba para confundirlos (ironía verbal)

“—¡Qué suerte hemos tenido! —exclamó el doctor. —¿Verdad que sí? —dijo Poirot con ironía. Su tono sorprendió al doctor, pero antes de que pudiera pedir alguna explicación, Poirot volvió a agacharse para recoger otra cosa del suelo”.

En esta ocasión, Mr Bouc no entiende el tono irónico de Poirot, pues este no llega a explicarse. Luego sabremos que esa expresión, “¡qué suerte hemos tenido!”, remite a que el detective considera que ese pañuelo de dama que han encontrado en la escena del crimen no fue una casualidad, sino algo colocado ahí para distraerlos. Así que más que suerte, lo que reciben es una trampa para generarles confusión.

Poirot no sabe en un principio que todos los sospechosos son asimismo los culpables y que han actuado en conjunto (ironía dramática)

Todos los pasajeros intentan confundir y engañar al detective, diciendo cosas contrarias a la verdad, fingiendo emociones que no son genuinas o usando las que son genuinas, pero aplicadas a otro caso, lo que busca mantener en la ignorancia al encargado de investigar el asesinato ocurrido arriba del tren. Sin embargo, Poirot logra salir de esta ignorancia, venciendo la ironía dramática que los culpables del crimen buscaron imponerle.

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