Casa de muñecas es una obra dramática en tres actos escrita por el noruego Henrik Ibsen y estrenada por primera vez en 1876. Es considerada una de las obras más importantes del drama moderno. Es la obra de Ibsen que más impacto tuvo en el público, y la que estableció a su autor como figura del teatro universal. La pieza generó controversia por su clara crítica a las normas matrimoniales del siglo XIX, así como también a las costumbres sociales de la época. Sigue siendo una de las obras más importantes del autor: es una de las más representadas y, a su vez, su lectura es obligatoria en colegios secundarios de todo el mundo.
La obra se centra en la vida del matrimonio Helmer, que al principio se presenta como ejemplo de perfección y felicidad, y termina en un desenlace sorpresivo, impensable para los esquemas tradicionales. Muchos críticos la consideran la primera obra dramática feminista, ya que su protagonista es una mujer que rompe con el molde impuesto por la sociedad de su época. Sin embargo, el autor dijo, en una conferencia de la Asociación Noruega por los Derechos de la Mujer: “Debo negar el honor de haber trabajado conscientemente en favor de los derechos de las mujeres… para mí se trataba de una cuestión de derechos humanos”.
“Gracias a Ibsen, la tesis de que una mujer tiene derecho a vivir su propia vida es ahora un lugar común. En 1879, era escandalosa”, dice Jorge Luis Borges en su prólogo a obras del autor noruego. El final de la obra, en el que Nora Helmer decide dejar a su familia para encontrar la libertad fuera de una casa donde reina la hipocresía, produjo escándalo en sus primeras representaciones. Borges reúne algunos ejemplos: “En Londres, tuvieron que agregar a Casa de muñecas una escena final, en la que Nora Helmer, arrepentida, vuelve a su hogar y a su familia. En París agregaron un amante para que el público entendiera la acción”.
El estilo de la obra es el realismo, y en los textos asoma, por momentos, un espíritu romántico-idealista, presente en otras obras del autor.
