Casa de muñecas

Casa de muñecas Resumen y Análisis Acto I (Primera parte)

Resumen

El Acto comienza en la sala de la casa del matrimonio Helmer, un ambiente acogedor y familiar amueblado típicamente para la época. Entra Nora Helmer cantando alegremente, cargada de paquetes. Un portero entra un árbol. Esa noche es Navidad. Aparece Torvaldo Helmer. Se refiere a ella como “mi alondra”, “mi ardilla”, y le pregunta, en tono amable, si no gastó demasiado dinero. Le reprocha a su mujer que “tire” el dinero y la compara con su padre. Nora dice que ahora que él va a tener un buen sueldo, pueden derrochar y que, mientras, podrían pedir prestado. A Torvaldo esto le parece un despropósito, porque vivir en una casa con deudas es respirar esclavitud. Recuerdan otras Navidades en las que han tenido menos dinero.

La conversación se interrumpe cuando la criada anuncia la llegada del doctor y de una señora. Helmer va hacia su despacho. Nora recibe a la señora Linde. Tarda un segundo en reconocerla pero enseguida se da cuenta de que es Cristina Linde, una vieja amiga. La última vez que se vieron ha sido nueve años atrás, antes de que Nora se casara. Cristina es viuda hace tres años. Ambas mujeres hablan de la familia y del dinero; Cristina le recuerda a Nora que, de niña, era “malgastadora”. Nora le cuenta que ella y su marido debieron trabajar, y que una vez él cayó enfermo. El tratamiento con el que se curó costó mucho dinero. Nora le dice que el dinero lo obtuvo de su propio padre, que murió poco después y al que no pudo visitar.

Cristina cuenta que se casó por dinero y no por amor; necesitaba el dinero para cuidar a su madre enferma y a sus hermanos. No obstante, desde que su marido murió no tiene más dinero, por lo que tuvo que trabajar estos últimos años. Ahora, sus hermanos son grandes y también trabajan. Ella, en vez de alivio, siente un vacío muy grande por no tener a “nadie a quien consagrarse”. Quiere trabajar en una oficina. Nora dice que le pedirá a Torvaldo que la ayude. Como Cristina hace alusión a lo tanto más fácil que es la vida de Nora, ella se siente herida y acaba contando lo que tuvo que hacer años atrás: Torvaldo se enfermó gravemente y ella pidió préstamo, a escondidas, para pagar el tratamiento. Torvaldo se curó, pero ella quedó endeudada. Así que para saldar la deuda tuvo que trabajar, por las noches, de copista, es decicr, escribiendo copias de documentos. Nora cuenta que le gustaba trabajar y ganar dinero: le “parecía casi como si fuese un hombre”. Le confía también a Cristina la técnica que emplea ahora para juntar dinero, que es pedirle alguna suma a su marido y gastar solo la mitad.

Análisis

Este acto comienza presentando la atmósfera de la casa e introduciendo algunos de los temas principales que se van a desarrollar. La didascalia (acotación del autor para la puesta en escena) que abre la obra indica que toda la acción se desarrolla en una casa típica de la burguesía de la época. Eso permite identificar a los personajes principales, el matrimonio Helmer, con determinado sector social, asociado a determinados “valores” y costumbres. Por otro lado, los tres actos tienen lugar en la “sala” de la casa de los Helmer. Es un detalle importante porque la sala es el lugar donde usualmente se recibe visitas. Por lo tanto, la acción tiene lugar en un espacio que es a la vez privado y público: aunque en el interior del espacio privado (la casa familiar), todas las escenas transcurren en el lugar social por excelencia de ese espacio: la sala. Esta cuestión espacial se puede pensar en analogía con la problemática de la obra, donde un interés o motivación de orden personal o íntimo se ve limitado por determinaciones del orden social o público.

Un tema importante de la obra son las apariencias. La casa parece dar la impresión de “hogar perfecto” gracias a los muebles, el fuego encendido y la decoración, que la convierten en un espacio acogedor. Además, es Navidad, una fecha en que priman lo celebratorio y lo familiar. En su primera aparición, Nora, la protagonista de la obra, canta con alegría y entra a escena con paquetes de regalos. Torvaldo entra porque sale de su despacho. De por sí, el comienzo de la obra nos presenta un cuadro típico de matrimonio burgués: él trabaja, ella hace compras gastando el dinero que él provee; él reclama pero a su vez disfruta el aspecto “paternal” de ser proveedor frente a una mujer “aniñada” a la que gusta consentir. En el primer diálogo del matrimonio vemos una relación asimétrica, no solamente por lo económico (la mujer depende económicamente del marido) sino también en términos de trato. Torvaldo se refiere a ella como “mi alondra”, “estornino”, “paloma”, instalando el modo en que se dirigirá a su esposa hasta el final de la obra. Las expresiones que usa para nombrar a Nora tienen un valor metafórico y simbólico importante: Nora es una “niña” pero también es un animal no doméstico encerrado en una casa. La imagen se asocia rápidamente a la del pájaro enjaulado, privado de su libertad. Resuena, también, el título de la obra. Los animales a los que recurre Torvaldo para apodar a su esposa son tan llamativos como pequeños y, de alguna manera, dominables por el hombre. Torvaldo trata a su mujer como a una niña o, más bien, como a una muñeca, porque las muñecas no tienen voluntad propia ni libertad. No obstante, la metáfora de la casa de muñecas no se hará explicita hasta el final del tercer acto.

En la primera escena de la obra también aparece el tema del dinero. En la obra el dinero funciona como eje de acción: impulsa a los personajes a tomar decisiones, a meterse en problemas, y termina conduciendo al desenlace final. Además, este tema aparece ligado al de la honra, el de la apariencia y también el de la libertad: el dinero puede funcionar como posibilitador y/o como atadura. Cuando Nora propone pedir dinero prestado, Torvaldo se opone fuertemente y enuncia una frase que se sostendrá luego como un valor fundamental en boca de este personaje: “En el hogar fundado sobre préstamos y deudas se respira una atmósfera de esclavitud, un no sé qué de inquietante y fatídico que no puede presagiar sino males”. En la conversación entre Cristina y Nora también aparece el dinero como condición: Cristina debió casarse por dinero para mantener a su familia. Es también el dinero lo que la lleva a ingresar en la trama: viene a la casa de Nora a pedir un puesto de trabajo, porque sabe que Helmer trabaja en el banco.

En este primer tramo de la obra también se presenta el tema de la moral como algo hereditario: funciona en la relación Padre de Nora- Nora - hijos de Nora. “Lo llevas en la sangre” le dice Torvaldo a Nora hablando de su relación con el dinero, ya que la considera similar a la que tenía su padre. Lo hereditario como tema aparecerá también en relación al doctor Rank y su padre. En ese caso, los pecados del progenitor durante la crianza de su hijo castiga la salud de este último.

Finalmente, también se evidencia en este primer acto la problemática del papel de la mujer y el del hombre en la sociedad de la época. Cuando Nora le cuenta a Cristina que pidió un préstamo, su amiga le responde que ninguna mujer debe pedir préstamos sin aval de su marido. A su vez, cuando Nora le cuenta que debió trabajar, afirma sentirse a gusto con ente hecho, y con ganar dinero: “parecía casi como si fuese un hombre”, agrega. De este modo, se pone en evidencia la asimetría social entre hombres y mujeres, entre otras cosas, en relación con el dinero. Mientras que el hombre es el que trabaja, gana dinero y procura bienes a la familia, la mujer en muchos casos solo puede tener con el dinero una relación indirecta, mediada por el hombre. De hecho, el conflicto fundamental de la obra lo desata el hecho de que Nora haya conseguido dinero por su cuenta, sin que el marido lo supiera.

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