La obra sucede en la casa donde el matrimonio Helmer vive con sus tres hijos. La trama dura tres días, empezando por el día de Nochebuena. La primera escena se da entre Nora, que llega tarareando alegremente con paquetes de regalos, y su marido. Torvaldo la llama “mi alondra” o “mi niña”, e indaga en los gastos de su mujer. La pareja habla de dinero. Torvaldo fue promovido a director del Banco. Él equipara pedir un préstamo a un estado de esclavitud capaz de contaminar todo un hogar.
Llega Cristina Linde, vieja amiga de Nora, después de años de ausencia. Ahora es viuda, sin hijos, y busca trabajo. Nora procura conseguirle un empleo en el banco. Como Cristina se refiere a Nora como una “niña” que no sabe de sacrificios, Nora acaba contándole que tiempo atrás trabajó mucho, también Torvaldo, y él cayó gravemente enfermo. Ella consiguió el dinero para un tratamiento muy caro con el que Torvaldo se curó. Primero dice que el dinero se lo dió su padre, pero después acaba confesando que lo pidió prestado sin que su marido supiera. Cuenta que para saldar esa deuda trabajó y ahorró, usando solo la mitad del dinero que su marido le daba.
Luego, Nora juega con los niños. Interrumpe la entrada de Krogstad, empleado del banco. Él fue quien prestó el dinero a Nora. Krogstad le pide que interceda para que Torvaldo no lo eche. La extorsiona, amenazando con mostrar un recibo que prueba que Nora falsificó la firma de su padre.
El primer acto termina con Nora pidiéndole a su marido que no eche a Krogstad. Torvaldo se disgusta y le explica que Krogstad cometió el delito de falsificar firmas. Agrega que la falta moral es más grave porque Krogstad lo mantiene en secreto y así contamina su hogar con la mentira, criando a sus hijos en un aire de corrupción. Nora queda sola y preocupada. Le pide a la niñera que mantenga a sus hijos lejos de ella.
El segundo acto se inicia con un diálogo entre Nora y Ana María, quien crió a Nora de niña y, ahora, a los hijos del matrimonio. Nora le pregunta cómo hizo para dejar a sus propios hijos y si éstos la habrán olvidado.
Luego, en un diálogo entre Nora y Cristina se explica que el doctor Rank padece una tuberculosis de la médula. Y que él contrajo la enfermedad de niño, porque su padre tenía demasiadas queridas y placeres.
Torvaldo, volviendo a desoír el pedido de Nora, envía a Krogstad la carta anunciando su cesantía. Más tarde, el doctor Rank le cuenta a Nora que morirá pronto y que le avisará con una señal. Le dejará en el buzón su tarjeta personal con su nombre tachado. Luego, le confiesa su amor por ella. Ingresa después Krogstad y le explica a Nora que escribió una carta donde cuenta a Torvaldo lo sucedido, pero “suavemente”, y le pide un puesto en el banco. Deja la carta en el buzón y sale. Entonces Nora le cuenta a Cristina que el prestamista del que le habló antes es Krogstad. Cristina dice que hablará con él. Nora distrae a su marido ensayando para el próximo baile.
El tercer acto empieza con una escena entre Cristina y Krogstad. Ella le dice que volvió por él (mantuvieron una relación años atrás). Él le dice que, desde que ella lo dejó, está como un náufrago y ella propone que naufraguen juntos; así ella tiene a quien consagrarse. Él acepta, feliz.
Luego Nora y Torvaldo llegan del baile. Torvaldo bebió de más y se vuelve cargoso con Nora, pero el doctor Rank interrumpe. Parece alegre. En realidad pasa a despedirse, porque al salir deja en el buzón las tarjetas con su nombre tachado. Luego, Torvaldo lee la carta de Krogstad. Le grita a Nora que es una impostora, una mujer indigna, como su padre, y que arruinó toda su alegría. A partir de ahora, afirma, simularán frente a los demás, manteniendo la apariencia de familia feliz, pero que ella no educará más a sus hijos. Ella lo mira con fría tranquilidad. Torvaldo lee la segunda carta, en la que Krogstad devuelve el recibo, única prueba, y grita: “¡Estoy salvado!”. Le dice a Nora que está perdonada y vuelve a tratarla como si nada hubiera pasado. Nora se quita el disfraz. Le dice a Torvaldo que hablarán seriamente por primera vez desde que se casaron. Le explica que ella fue, hasta ahora, una muñeca, primero de su padre y luego de él, ambos culpables de que ella no haya llegado a ser nada. Y agrega que entonces lo va a dejar y se va a ir, para pensar por sí misma y encontrarse. Torvaldo le dice que respete sus deberes de esposa y madre y ella responde que su deber principal es con ella misma. Ya no lo ama, porque no es el hombre que ella esperaba que fuera. Él dice que nadie sacrifica su honor por el ser querido. Nora responde que millares de mujeres lo han hecho. Le entrega las llaves de la casa y el anillo de casada. Él le pregunta si podrán volver a estar juntos y ella responde que tendría que suceder el mayor de los milagros.