Juan
Juan es un intérprete de alto nivel y se supone que es un espejo totalmente transparente y en blanco que se limita a traducir palabras de un idioma a otro sin cambios ni inflexiones. Juan es un hombre que intenta comprender el mundo que le rodea, y lo hace escuchando atentamente lo que dice la gente. Es un hombre íntegro y muy serio en su trabajo. También es un hombre de gran inteligencia, ya que es capaz de comprender en su totalidad las conversaciones que interpreta. Sin embargo, Juan también es un hombre profundamente inseguro y tiene dificultades para conectar con los demás. Le obsesiona la idea de que un pequeño cambio en el tono o en la forma de expresarse pueda bastar para cambiar el significado de una conversación y, por tanto, la relación. Esta inseguridad y el miedo a los malentendidos le llevan a casarse con Luisa, a pesar de no sentir una pasión irrefrenable por ella. También tiene miedo de permitirse ser vulnerable y duda en descubrir la verdad sobre el pasado de su padre. Juan es un personaje atrapado en la prisión de su conciencia. A pesar de su gran inteligencia, es incapaz de comprender la verdadera naturaleza de su vida y de las personas que la habitan.
Luisa
Luisa es retratada como una mujer atractiva e independiente, que no teme decir lo que piensa y defenderse. También se siente cómoda en su piel y no teme correr riesgos. Es una mujer fuerte y segura que no se deja intimidar fácilmente por nadie. También le apasiona su trabajo como intérprete. Sabe escuchar, comprender y empatizar con los oradores a los que interpreta. También es una mujer coqueta, que no teme flirtear con Juan e introducir sus invenciones en sus traducciones. Al mismo tiempo, Luisa es una mujer misteriosa, cuyas motivaciones y sentimientos nunca están del todo claros. Es ella quien descubre la verdad sobre la primera esposa del padre de Juan, pero se lo guarda para sí hasta el final. También es una mujer que lucha por encontrar su lugar en su matrimonio y en la vida de Juan. Se siente atraída por Custardoy, y hay indicios de que puede estar buscando amor y pasión en otra parte.
Ranz
Es el padre de Juan, el protagonista de la novela, y el marido de sus tres esposas. Es un sofisticado y encantador marchante de arte que tiene unos setenta años cuando comienza la novela. Se le describe como un hombre con una notable capacidad para recordar detalles de su pasado, simbolizada por su colección de fotografías antiguas, que lleva consigo a todas partes. Sin embargo, Ranz no es necesariamente un personaje sencillo. Es capaz de mostrar una gran bondad y calidez hacia su hijo y sus esposas, pero también esconde un oscuro secreto. Se descubre que mató a su primera esposa mientras dormía y luego provocó un incendio para encubrirlo. Este crimen ensombrece sus relaciones posteriores, y él se siente culpable y arrepentido. Sin embargo, no es un villano; aunque ha cometido un acto terrible, también es víctima de las circunstancias, y hay indicios de que fue empujado a ello por alguna otra fuerza. El personaje de Ranz es un símbolo de la dificultad de comunicación y entendimiento entre las personas. Es un hombre profundamente consciente de la fragilidad y complejidad de las relaciones humanas y del poder de los secretos para destruirlas. Su historia sirve de advertencia a los demás personajes, y al lector, del peligro de aferrarse a los secretos y de la dificultad de comprenderse verdaderamente unos a otros.
Custardoy
Custardoy es el hijo del mejor amigo de Ranz y un mujeriego que nunca ha dejado pasar a una mujer atractiva sin hacerle saber lo que siente. Custardoy es una fuente de fascinación y ansiedad para Juan. Luisa se siente atraída por Custardoy e incluso le visita cuando Juan está fuera por trabajo. Esto crea tensión en Juan, que no está seguro de si Luisa tiene una aventura con Custardoy. Custardoy es un símbolo de pasión y peligro. Recuerda que la pasión puede adoptar muchas formas y que puede ser peligrosa y seductora a la vez. Contrasta con Juan, retratado como un personaje pasivo y reflexivo, incapaz de expresar sus sentimientos. La presencia de Custardoy en la novela sirve para ilustrar el contraste entre la pasión y la reserva y para mostrar los peligros de la pasión desenfrenada.
La primera esposa de Ranz
Se la presenta como una mujer completamente entregada a su marido, Ranz, y deseosa de complacerle. Sin embargo, su devoción acaba siendo su perdición, ya que su falta de atención y su concentración en complacer a su marido le ofenden y provocan su violento arrebato, que acaba con su muerte. La primera esposa de Ranz se presenta como una figura inocente, ya que ignora por completo el peligro que corre y las consecuencias de sus actos. Es un personaje pasivo que está totalmente a merced de su marido, y su muerte es un trágico ejemplo del peligro de ser demasiado devoto y estar demasiado centrado en complacer a otra persona. La primera esposa de Ranz sirve de ejemplo sobre la importancia de respetar los propios límites y el peligro potencial de ser demasiado complaciente con otra persona.