Corazón Tan Blanco Ironía

Corazón Tan Blanco Ironía

Juan no quería saber, pero se enteró de todo (ironía situacional)

El protagonista de la novela afirma tener una obsesión con los diálogos que escucha. Dado que trabaja como intérprete y traductor, le sucede sin querer que traduce todo lo que oye a alguna de las lenguas que sabe. En este sentido, afirma también que disfruta mucho de cuando no puede escuchar adecuadamente un diálogo, porque entonces puede desentenderse y hacer su vida, descansar y olvidarse de los significados. Es decir, prefiere no enterarse de las cosas. Pero, debido a su compulsión y también a sus temores sobre su matrimonio, acaba emprendiendo una investigación sobre el pasado de su historia familiar, enterándose de terribles secretos de su padre.

Juan pensaba que su tía Teresa había muerto por una enfermedad (ironía dramática)

De la mano con la ironía anterior, encontramos en la novela la narración de cómo el protagonista devela un gran secreto. Toda su vida creció creyendo que su tía materna, Teresa, había fallecido por una enfermedad, y cuando le preguntaba a su padre al respecto, este le contestaba que no quería hablar del pasado. Juan termina por enterarse de que Teresa se ha quitado la vida luego de enterarse de que su marido ha matado a su primera mujer.

Ironía de quien es "culpable de oír las palabras" (ir. dramática)

Tanto Teresa como Luisa parecen ocupar en la novela este mismo rol que ha tocado al personaje de Lady Macbeth: el de quien se entera del secreto de otra persona y así se vuelve cómplice. Estas personas ignoran lo que Ranz tiene para decir y en un arrojo de confianza y buena fe, se entregan a escucharle, sin saber que lo que este hombre tiene para contar es nada menos que un crimen.

Juan no quiere tener secretos con Luisa, sin embargo siente que los tiene a pesar suyo (ironía situacional)

El comienzo y el final de la novela son de algún modo cíclicos, en el sentido de que la narración empieza y termina prácticamente con la misma escena, la de la mujer mulata en el hotel de La Habana. A pesar de que Juan quiere ser un hombre fiel, coherente y respetuoso, siente en su fuero interno que sus pequeños deseos no manifestado constituyen algún tipo de traición hacia su esposa Luisa. Pareciera que hay algo de lo que no puede escapar, por más que así lo desea.

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