Matrimonio/enfermedad (símil)
"La verdad es que si en tiempos recientes he querido saber lo que sucedió hace mucho ha sido justamente a causa de mi matrimonio (pero más bien no he querido, y lo he sabido). Desde que lo contraje (y es un verbo en desuso, pero muy gráfico y útil) empecé a tener toda suerte de presentimientos de desastre, de forma parecida a como cuando se contrae una enfermedad, de las que jamás se sabe con certidumbre cuándo uno podrá curarse [...]".
El narrador protagonista establece un símil muy peculiar entre el matrimonio y la enfermedad, basándose lingüísticamente en el verbo 'contraer', que se usa para ambas condiciones. En específico, Juan se refiere a que luego de casarse ha comenzado a tener la sensación de que algo terminará mal con su esposa. Asocia el matrimonio con la infidelidad, los secretos, la violencia y la muerte. Y si bien él ama a Luisa, tiene miedo de que las cosas se vayan de su control de alguna manera.
La rueda del mundo (metáfora)
"A veces tengo la sensación de que […] nada sucede sin interrupción, nada perdura ni persevera ni se recuerda incesantemente, y hasta la más monótona y rutinaria de las existencias se va anulando y negando a sí misma en su aparente repetición […], y la débil rueda del mundo es empujada por desmemoriados que oyen y ven y saben lo que no se dice ni tiene lugar ni es cognoscible ni comprobable".
Juan tiene la sensación de que el mundo posee una rueda que gira sin cesar, una especie de motor que da lugar a los acontecimientos vitales. En el mundo, las cosas tienen lugar una tras otra, sin que podamos frenarlas, como si esta rueda estuviera en constante movimiento. Por eso es tan importante para él estar siempre alerta y no perderse nada de lo que pasa a su alrededor, ya que siente que no podrá detenerse para volver a contemplarlo.
La maldición del que oye (metáfora)
Debido a su labor como intérprete y traductor, Juan adquiere una obsesión vinculada con las palabras y los significados. No le es posible escuchar a una persona sin traducirle al instante, en su pensamiento, a las otras lenguas que él conoce, ya que domina varias. Es por eso que usa esta metáfora, la 'maldición del que oye', para referirse a esta tendencia a tener que estar siempre prestando atención a lo que dicen los demás.
En otra ocasión, afirmará que el oído no es como los ojos, que tienen párpados y pueden cerrarse para no ver lo que está ante ellos. Los oídos no poseen una manera natural de taparse a sí mismos, por lo que es inevitable oír, entender, comprender lo que otros dicen.
Custardoy/artesano (símil)
"Custardoy se acarició el bigote aún escaso y se centró la coleta breve con un ademán inevitablemente femenino. No sé por qué llevaba esa coleta ridícula y mal lavada, parecía un artesano o un patán dieciochesco. Sopló la cerveza. A sus casi cuarenta años se plegaba a las modas, tenía ímpetu. O quizá en su caso era influjo de la pintura".
En este caso, Juan percibe a Custardoy como si fuese un artesano, o bien un patán del siglo XVIII. La manera de expresar esta comparación demuestra que hay rechazo de Juan hacia Custardoy, ya que tiene la sospecha de que Luisa le engaña con él.