Es el cuerpo de un muerto lo que finalmente le da vida al pueblo antes desolado y desprovisto de vitalidad (Ironía situacional)
El pueblo, antes de la aparición del ahogado, se encontraba sumido en una existencia monótona y sin sentido, caracterizada por la aridez y la falta de esperanza, en donde “la tierra era tan escasa, que las madres andaban siempre con el temor de que el viento se llevara a los niños” (p.48). La llegada del cadáver, por otro lado, despierta la curiosidad, la emoción y el espíritu de colaboración en los habitantes del pueblo, quienes se esmeran por darle un entierro digno al ahogado y proyectan cómo embellecer su pueblo. La ironía que se desprende de esta situación radica en que el cuerpo inerte y sin vida del ahogado es capaz de otorgarle vida y significado a una comunidad que antes no lo tenía.
