La oscuridad
En El sabueso de los Baskerville, es recurrente la descripción de espacios oscuros y siniestros en donde acechan el peligro y la muerte. Cuando Watson y sir Henry llegan al condado de Devonshire, empieza a anochecer, lo que sugiere que están entrando al reino de la oscuridad representado por la mansión de Baskerville y su leyenda. El primer contacto con la mansión de los Baskerville deja en Watson una “impresión lúgubre y gris” (p.64). Esta apreciación reaparece a la hora de describir la casa. La sala es “un lugar oscuro y melancólico” (p.63), rodeada de vigas negras y con un techo ennegrecido.
También el momento de máxima tensión en la novela está envuelto en oscuridad y tinieblas. Cuando el sabueso ataca a sir Henry, “la niebla”(p.140) hace imposible ver y reaccionar ante el peligro que se avecina. Una vez más, la oscuridad se opone a que los personajes puedan descifrar y resolver los misterios que los acechan.
La luz
Si la oscuridad anticipa peligros, las imágenes de la luz son utilizadas para exhibir el rol de la razón y el sentido común. A plena luz del día, la gente puede ver y, por tanto, confiar en su percepción sensorial para descifrar el mundo que le rodea.
En la novela, la oscuridad de la mansión de los Baskerville crea un ambiente siniestro. Para Watson, “hileras de antorchas llameantes” (p.63) hubieran ayudado a lograr un clima menos hostil. También sir Henry promete instalar luces para disipar la sensación de oscuridad. Así, la luz permite que los personajes puedan guiarse por el sentido común y la razón en vez de ir a ciegas confiando en su intuición.
Al final de la novela, luego de que el sabueso ataque a sir Henry, la niebla se disipa y la luz de la luna permite ver al animal; gracias a esto, Sherlock le dispara con eficacia y lo mata. En este sentido, la claridad que da la luz logra que los personajes puedan eliminar al amenazante sabueso.
El aspecto físico de los personajes
Las descripciones que se hacen de los personajes se presentan como pistas que, si se analizan correctamente, pueden conducir a una comprensión más profunda del misterio.
Por un lado, los rasgos físicos revelan la verdad detrás de las relaciones familiares. Es ejemplar al respecto el caso de los supuestos hermanos Stapleton. Mientras que el hombre es “pequeño, delgado y de cabello rubio” (p.66), Beryl era de tez morena y ojos oscuros. Estas diferencias entre los dos personajes sugiere que entre ellos no hay vínculo de hermandad.
Sin embargo, a veces los rasgos físicos también pueden ser malinterpretados. En el primer encuentro entre Watson y Stapleton, el narrador destaca el aspecto delicado e inocente del naturalista. Así, da a entender que no tiene relación alguna con los oscuros hechos que amenazan a la familia Baskerville. Sin embargo, al final de la novela confirmamos que la mente maestra detrás del sabueso era, efectivamente, Stapleton. Esto nos advierte a los lectores -y también a Watson- a desconfiar de lo que se ve a primera vista ya que las apariencias pueden engañar.