Resumen
Ralph va a la playa porque necesita un lugar para pensar y se siente abrumado por la confusión e impotencia. Le entristece su apariencia física, la cual ahora es harapiento por el abandono. En particular, su pelo es incómodamente largo. Él entiende la fatiga de la vida, donde todo requiere improvisación. Ralph decide convocar una reunión cerca de la piscina, dándose cuenta que debe pensar y tomar una decisión, pero que carece la capacidad intelectual natural de Piggy.
Esa tarde, Ralph sopla la concha y la asamblea se reúne. Comienza la asamblea seriamente, diciéndoles que no están allí para hacer chistes o demostrar su ingenio. Les recuerda que todos construyeron el primer albergue, que es el más robusto, mientras que el tercero, que solo fue construido por Simón y Ralph, es inestable. Los regaña por no usar las áreas apropiadas como baños. También les recuerda que el fuego es lo más importante en la isla, ya que es su único método de escape. Declara que deben morir antes de permitir que se apague el fuego. Dirige estas palabras a los cazadores en particular. Repite la regla de que el único lugar donde tendrán un fuego es en la montaña. Respondiendo al miedo que se difunde entre los peques, Ralph entonces intenta desmitificar la cuestión de la “bestiecita” o monstruo. Él admite que tiene miedo, pero que el miedo es infundado. Ralph de nuevo asegura que no hay monstruos en la isla.
Con su habitual brusquedad, Jack se levanta, toma la concha de Ralph, y comienza a gritarle a los peques por gritar como bebés y no cazar o construir o ayudar. Jack les dice que no hay alguna bestia en la isla. Piggy está de acuerdo con Jack, diciéndole a los niños que no hay bestias y no hay razón para temer—a menos que sea otras personas. Un peque, Phil, dice que tuvo una pesadilla y que, al despertar, vio algo grande y horrible moviéndose entre los árboles. Ralph lo ignora, diciendo que no fue nada. Simón admite que estaba caminando por la jungla esa noche.
Percival es el próximo que habla, y cuando dice su nombre recita también su dirección y número de teléfono. Este recuerdo de casa, sin embargo, hace que comience a llorar. Todos los peques también empiezan a llorar. Percival declara que la bestia viene del mar, y les cuenta sobre calamares aterrorizantes. Simón dice que tal vez haya una bestia, y los niños hablan de fantasmas. Piggy segura que no cree en fantasmas, pero Jack intenta comenzar una pelea de nuevo burlándose de Piggy y llamándolo “gordo.” Ralph detiene la pelea y le pregunta a los niños cuántos creen en fantasmas. Piggy comienza a gritar, preguntando si los niños son humanos, animales, o salvajes.
Jack amenaza Piggy de nuevo, y Ralph intercede una vez más, quejándose de que están rompiendo las reglas. Cuando Jack pregunta, “¿a quién le importa?,” Ralph dice que las reglas son lo único que tienen. Jack dice que él y sus cazadores matarán la bestia. La asamblea de deshace mientras Jack los guía a una caza. Solo Ralph, Piggy, y Simón permanecen. Ralph dice que si sopla la concha para indicar que deben regresar y ellos se niegan, entonces se habrán convertido en animales y nunca serán rescatados. Le pregunta a Piggy si hay fantasmas o bestias en la isla, pero Piggy le asegura que no. Piggy le advierte a Ralph que, si renuncia al cargo de líder, Jack no hará más que cazar, y nunca serán rescatados. Los tres imaginan la majestuosidad de la vida adulta. También escuchan a Percival llorando y repitiendo su dirección.
Análisis
El peso del liderazgo se vuelve opresivo para Ralph mientras progresa la historia; él es diligente y dedicado, pero sus intentos de instilan orden y calma entre los niños son cada vez menos exitosos. Golding desarrolla las preocupaciones e inseguridades específicas de Ralph en este capítulo. Al mostrarlo cabizbajo por lo que percibe como fracasos, Golding subraya la naturaleza esencialmente responsable y adulta de Ralph. La preocupación de Ralph por su apariencia, y en particular su pelo largo, indica su inclinación natural hacia las convenciones de la civilización. Aunque Ralph demuestra un intelecto más que suficiente, también le preocupa que no sea un genio como Piggy. Su única consolación es que se da cuenta de que sus habilidades como pensador le permiten reconocer éstas en Piggy, lo cual, de nuevo, es una observación racional que le indica al lector su potencial como líder. Esto sugiere que las desviaciones de los planes de Ralph serían ilógicas, mal pensadas, y peligrosas.
Ralph todavía se duda mucho. No es inmune al miedo, lo cual le admite a los niños, y hasta siente la necesidad de preguntarle a Piggy si podría haber un fantasma en la isla. Por lo tanto, Golding presenta a Ralph como un líder reacio. Su posición elegida de líder ha sido impuesta sobre él, y sólo la asume porque es el líder más natural y cualificado. No tiene alguna ambición o motivación real, como la energía rapaz que motiva a Jack, pero él sabe que es el que mejor puede proveer para los demás niños. Ralph es al que más le preocupan las reglas en la isla. Él acertadamente le dice a los niños que sin reglas no tendrán nada. Las reglas de Ralph mantiene a los niños anclados a algún tipo de sociedad. Sin estas reglas habrían consecuencias desastrosas.
Piggy es el único personaje racional durante y después de la asamblea. Piggy es el único niño que categóricamente rechaza la idea de que hay una bestia en la isla, y le asegura esto hasta a Ralph, quien usualmente es inquebrantable. Piggy se da cuenta de que el miedo de los niños es el único peligro que realmente enfrentan mientras tengan suficiente comida para sobrevivir, y aún este miedo no presenta una real amenaza para ellos. Aún así, Piggy, el paria, es una vez más ignorado a favor de los cuentos sensacionalistas de bestias y fantasmas; aunque él está constantemente correcto en sus juicios, Piggy es constantemente ignorado. Él hace la pregunta importante de si quieren actuar como humanos, salvajes, o animales. Una vez más, Ralph y Piggy ejemplifican el orden humano civilizado, mientras Jack representa la anarquía brutal que puede convertirse en comportamiento animal.
El conflicto entre Jack y Ralph, con Piggy como su aliado, llega a un punto de ruptura durante este capítulo. Aunque Jack inicialmente descarta la idea de que pueda haber una bestia en la isla, llega a aceptar la idea cuando se imagina a la bestia como un enemigo que sus cazadores pueden matar. Jack continúa siendo una fuerza agresiva y destructiva. Amenaza físicamente de nuevo a Piggy, presagiando el eventual conflicto violento entre estos dos niños, y hasta manipula el miedo de los niños pequeños por los monstruos y fantasmas. Durante la asamblea, Jack completamente abandona las reglas y códigos de la sociedad. Promueve la anarquía entre los niños, llevándolos en una caza desorganizada de una bestia imaginaria. Mientras Ralph es elegido líder por su conducta tranquila y su racionalidad, Jack gana autoridad por su irracionalidad y miedo instintivo, manipulando a los niños para que piensen que puede haber una creatura peligrosa que deben cazar. Este comportamiento es peligroso; Ralph concluye que un enfoque en cazar no les permitirá irse de la isla y sella su destino como nada más que animales.
La asamblea subraya cómo el miedo crece y se esparce en un grupo. Los peques comienzan con un ejemplo concreto de un incidente aterrorizante que es fácilmente explicado y comprensible, pero la idea de algo más siniestro en la isla provoca una histeria colectiva. Los terrores que imaginan los niños se convierten cada vez más abstractos y amenazadores. Percival usa hechos concretos sobre los calamares para llegar a una conclusión ilógica de que un calamares puede emerger del mar para hacerles daño. Esto, entonces, provoca los rumores infundado de que pueden haber seres sobrenaturales, fantasmas, en la isla.
Monstruos, calamares violentos, y fantasmas: las tres creaturas representan diferentes ejemplos de la “bestia” o “bestiecita” que ha sido el objeto del creciente miedo de los niños. Como el título sugiere, la bestia está al centro de este capítulo y será parte importante de los eventos trágicos que surgirán. A nivel simbólico, la bestia tiene varios significados. Primero, invoca al diablo, al Satanás de la mitología judeo-cristiana, lo cual presagia al objeto “señor de las moscas” que se convertirá en la mascota de la tribu de Jack. El medio de la bestia entre los niños puede simbolizar el miedo del mal de una fuente externa y sobrenatural. Segundo, simboliza las fuerzas oscuras, desconocidas, y amorales de la naturaleza, la cual permanece fuera del control de los niños. Finalmente, la bestia puede aludir al concepto Freudiano del Id, el impulso instintivo y primordial que está presente en la psiquis humana y que, libre de las costumbres sociales, tiende hacia el salvajismo y la destrucción. Dentro de este marco, el miedo de los niños de la bestia es un desplazamiento de un miedo de sí mismos, de su capacidad para la violencia y el mal, el cual queda desatado sin la autoridad adulta y la vida social ordenada.
Con la anarquía incitada por Jack y el pánico entre los peques, solo queda la ilusión de una civilización en la isla. La repetición llorosa de Percival de su dirección es un recuerdo duro de que los niños ya no viven en una cultura civilizada y que los Home Counties siguen siendo nada más que un recuerdo placentero. Mientras Ralph, Piggy, y Simón meditan sobre la adultez, recordamos que la sociedad adulta debe ser lo suficientemente racional y organizada para resolver los problemas que los niños enfrentan en la isla, aunque nos preguntamos qué tan bien le iría a un grupo similar de adultos.