En una isla tropical, un niño de doce años con pelo claro sale de las ruinas de un avión (a las que llaman “la cicatriz”) en una playa y va hacia una laguna. Se encuentra con otro niño de su edad, un chico gordo con espejuelos. Los dos, que anteriormente no se han conocido, comienzan a hablar. El niño del pelo claro se presenta como Ralph, mientras que el niño gordo accidentalmente revela el apodo que usan en la escuela: “Piggy.” A pesar de las protestas del niño, Ralph insiste en llamarlo Piggy. A través de su conversación se revela que los niños han sobrevivido un accidente de avión en el Océano Pacífico, y ningún adulto sobrevivió. Confirman que el piloto y “el hombre con el megáfono”—tal vez algún rescatista—murieron en el accidente. Los niños parecen haber escapado de una guerra atómica en su país, un lugar al cual sólo se refieren como “Home Counties” (lo cual indica que es Inglaterra). Cuando Ralph insiste que su padre, un Comandante de la Marina, los rescatará, Piggy le recuerda que “todos ellos”—tal vez los militares, o toda la población adulta—fueron matados “por la bomba atómica.”
Ralph, emocionado por la idea de vivir sin supervisión adulta, inmediatamente aprovecha la libertad en la isla. Se quita la ropa e invita a Piggy a nadar con él. Piggy nerviosamente rechaza la invitación, explicando que su asma no le permite nadar ni correr, pero eventualmente—y con mucha vergüenza—se quita el cortavientos. Mientras Ralph disfruta de los nuevos placeres del agua tropical, Piggy revela que sus padres han muerto y que vive con su tía, la cual es dueña de una tienda de dulces. Mientras Ralph juega en la costa, Piggy ve una concha en la laguna. Él le explica al ignorante Ralph que una concha es valiosa, y los dos la sacan del agua. Piggy, quien no puede respirar bien por su asma, le enseña a Ralph a soplar la concha para producir un sonido estruendoso. Después de varios intentos fallidos, Ralph logra sonar la concha. Los dos niños se sorprenden al ver que el sonido ha atraído a otros sobrevivientes del accidente, entre ellos Sam y Eric, dos gemelos idénticos, y el abrupto, pelirrojo Jack Merridew, quien es acompañado por un grupo de niños vestidos con capas y gorras negras extrañas, marchando en dos filas organizadas. Jack revela que el grupo es un coro de niños y que él es su líder.
Cuando hay un grupo lo suficientemente grande, Piggy sugiere que todos digan sus nombres. Jack insiste que lo llamen Merridew, ya que Jack es un nombre de niño, y exige que él sea escogido como el líder de los sobrevivientes, ya que es el delegado de su coro. El grupo decide resolver la cuestión de quién será líder por voto. Mientras Jack tiene cualidades naturales de liderazgo y Piggy tiene gran inteligencia racional, Ralph tiene una personalidad tranquila que permite que los demás confíen en él, así que él es seleccionado como el líder. Al ser elegido, sin embargo, Ralph permite que Jack continúe dirigiendo su coro, los cuales se convertirán en los cazadores. Además, él insiste que el grupo se mantenga junto cerca de la laguna mientras tres de los niños exploran el territorio para determinar si es o no una isla. Para esta tarea, Ralph se escoge a sí mismo, a un niño apacible llamado Simón, y, por su insistencia, a Jack. Cuando Piggy pide unirse a los exploradores, Jack descarta la idea, humillando a Piggy, quien todavía está avergonzado de que Ralph revelara su apodo.
Ralph, Simón, y Jack exploran la isla, subiendo por la montaña para evaluarla. Para llegar a la cima empujan hacia abajo una piedra grande que los bloquea. Al llegar a la cima, determinan que sí están en una isla, la cual es descrita como “teniendo la forma de un bote,” bordeada por rocas y conteniendo áreas de laguna y bosque. Ralph, mirando el paisaje, dice afirmativamente, “esto nos pertenece a nosotros.” Los tres deciden que necesitan comida, y continúan explorando la isla, esta vez en busca de alimento.
Los niños bajan la montaña hacia el matorral, donde consideran y luego deciden no comer algunas hojas a las que le llaman “capullos de vela” (“candle-buds”). Poco después, descubren un cerdito atrapado en una cortina de enredaderas. Jack saca su cuchillo pero pausa antes de tener la oportunidad de apuñalar al cerdo, el cual se libera y escapa. Jack insiste que sólo buscaba el lugar correcto en el cerdo para apuñalarlo, pero su cara sin color sugiere que no está acostumbrado a tal violencia, aunque jura que la próxima vez no le tendrá ninguna piedad a su presa.
Análisis
El primer capítulo de El Señor de las Moscas establece a la novela como una alegoría política. En general, la novela explora la necesidad de la organización política y dramatiza el conflicto en la naturaleza humana entre comportamientos instintivos y aprendidos. En el Capítulo 1, Golding presenta a la isla desierta como un lugar donde los niños abandonados tienen que decidir entre regresar a un estado pre-civilizado de la humanidad o re-imponer el orden social. Por lo tanto, la situación prueba la hipótesis de Hobbes al tirar a los niños casi en un total estado de naturaleza. Este primer capítulo confirma que los niños no tienen sociedad, ni reglas, ni preocupaciones fuera de su supervivencia individual. Lo único que tienen son historias. El impulso narrativo de la novela traza cómo los niños desarrollan su propia sociedad miniatura y las dificultades que inevitablemente surgen de este desarrollo. El Capítulo 1 presagia estos eventos al presentar a los niños como alternantemente aterrorizados, ignorantes, y entusiasmados al enfrentar esta nueva libertad.
Correspondientemente, el Capítulo 1 inmediatamente establece la tensión entre el impulso hacia la barbarie y la necesidad de civilización que existe dentro del espíritu humano. Liberado de la autoridad adulta y las costumbres de la sociedad, Ralph juega en la playa desnudo, una práctica que en los tiempos de Golding era comúnmente asociada con culturas pre-industriales consideradas “primitivas” (“uncivilized”) o “salvajes.” Pero si la desnudez de Ralph es una práctica primitiva, también es una referencia a otra concepción popular de la vida pre-civilizada: el Jardín de Edén. A Ralph no le causa pánico el abandono de los niños en la isla; al contrario, lo aborda como un paraíso en el cual él puede jugar felizmente. El lector, conociendo el resultado de la historia del Edén bíblico, debe tratar a este “paraíso” de los niños con escepticismo. Como Edén, la isla paradisíaca colapsará; sólo falta saber cómo y por qué.
La caracterización enfatiza la tensión que Golding establece entre la anarquía y la organización política. La primera señal de desorden en la aparentemente tranquila isla es la apariencia de Jack y su coro. Golding describe a Jack y a sus compatriotas como militaristas y agresivos, dada la actitud atrevida de Jack y la marcha ordenada del coro. Son el primer ejemplo concreto de civilización en la isla, con un aspecto decididamente negativo. Jack parece ser la manifestación física del mal; con su capa oscura y su pelo rojo salvaje, su apariencia es ominosa, hasta satánica. Correspondientemente, Jack es militarista y autoritario. Él le da órdenes a su coro como si fueran tropas, sin permitir discusión ni desacuerdo. Importantemente, el rol que primero escoge para su coro es el de cazadores—él escoge la tarea más violenta y la más relacionada a los valores militares. Sin embargo, como demuestra su incapacidad de matar el cerdo, Jack no está acostumbrado a la violencia todavía. Golding indica que Jack debe prepararse para cometer un acto violento, ya que todavía está restringido por su cobardía juvenil o por las reglas sociales que oponen el comportamiento violento. Mientras su actitud autoritaria indica una predisposición a la violencia, Jack debe abandonar las lecciones de la sociedad y de su conciencia antes de poder matar.
En temperamento y apariencia física, Ralph es la antítesis de Jack. Golding idealiza a Ralph desde el principio, prodigando elogios sobre su belleza física. Bajo el sol de la isla, su piel inmediatamente adquiere un tono dorado, una manifestación física de su triunfante carisma. El valor de Ralph no es intelectual; importantemente, él se comporta un poco infantilmente durante su primer encuentro con Piggy. Aún así, Golding sugiere que Ralph tiene una seriedad y madurez más allá de su edad. Es un líder natural, una habilidad que los demás niños inmediatamente reconocen cuando lo eligen como líder. El voto establece un conflicto entre diferentes valores patrocinados por Jack y Ralph. Jack asume que debe asumir el rol automáticamente, mientras que Ralph, el cual se resiste a aceptar liderazgo, lo consigue por voto. Ralph, por lo tanto, llega a representar los valores democráticos.
En contraste al violento Jack y al carismático Ralph, Piggy es inmediatamente establecido como el intelectual del grupo. Aunque es físicamente inepto y torpe, tiene una mente racional y entiende la situación mejor que todos los demás. Su conocimiento sobre la concha le permite a Ralph convocar a los demás niños, y él es el que demuestra mayor preocupación por establecer orden en las reuniones y en la vida diaria. Tiene un interés particular por los nombres, inmediatamente preguntándole a Ralph cuál es el suyo, deseando que Ralph devuelva la pregunta, e insistiendo que se cree una lista de nombres cuando se congregan los niños al comienzo de la novela. Este énfasis en nombrar es una de las primeras indicaciones de la imposición de una sociedad ordenada en la isla (también nos recuerda al nombramiento de los animales en Génesis). Para Piggy, los nombres no solo facilitan la organización y comunicación sino que también marcan la posición de uno dentro de una jerarquía social. Es importante que Piggy es forzado por los demás a mantener su detestado apodo, el cual re-inscribe su estado social inferior en Inglaterra dentro de la nueva dinámica en la isla. También podemos notar que el nombre de Piggy simbólicamente lo conecta con los cerdos en la isla, los cuales en subsiguientes capítulos se convierten en los objetivos de los impulsos violentos descontrolados de muchos de los niños. Cuando los niños vierten su ira hacia los cerdos, Golding presagia el asesinato de Piggy al final de la novela.
El refuerzo del apodo de Piggy, el cual claramente lo humilla, también indica que los niños han importado a la isla la crueldad de la vida social humana. La primera instancia de desigualdad en la isla ocurre cuando Ralph se burla de Piggy, lo cual presagia las injusticias por venir. También podemos notar el trasfondo de Piggy (como huérfano que vive con una tía) y su pobre dicción—detalles que indican que, al contrario de Ralph y Jack, Piggy es un chico de clase media. Su aislamiento inmediato en la isla sugiere otra forma en la cual las jerarquías sociales de las vidas de los niños en sus hogares son reproducidas en la isla. Golding sugiere que la marginalización de Piggy se debe no sólo a su apariencia desafortunada y mala salud, sino también a que pertenece a una clase más baja que los otros niños, los cuales han traído consigo los prejuicios de clase de Inglaterra.
También es importante que Golding enfatiza el establecimiento de la propiedad y que sutilmente critica el concepto de posesión por descubrimiento. Ralph gana estatus por su posesión de la concha, lo cual le da la autoridad de hablar cuando los niños se reúnen. Además, cuando ve la isla desde la cima de la montaña declara que les “pertenece,” casi como un acto de colonización o conquista. La invocación de retórica colonial predice los conflictos que conlleva la posesión de los recursos claves en la isla (como la concha y los espejuelos de Piggy) y el poder de gobernarse unos a los otros.
El primer capítulo establece otro tema que recurre a través de la novela: la corrupción de la inocencia. Golding enfatiza la naturaleza infantil de los niños desde el comienzo de la historia, y sugiere que muchos de los conflictos que caracterizan su tiempo en la isla tienen menos que ver con la brutalidad natural del espíritu humano o la corrupción de la sociedad política y más con la juventud de los niños y su incapacidad de tomar responsabilidad. La primera reacción de Ralph al abandono es jugar en el agua, y el impulso de Jack de “matar” se deshace cuando enfrenta una oportunidad para hacerlo. El cotorreo de los niños más pequeños—que temen una “bestia” y una “cosa-serpiente”—además de la mención constante de Piggy de su “titi” (“auntie”) que le daba dulces, son detalles narrativos que subrayan la juventud de los niños y su inocencia esencial. Mientras la brutalidad y la violencia entre los niños incrementa en los próximos capítulos, Golding sugiere que la niñez es un estado neutral y formativo en el cual los niños pueden ser guiados hacia la moralidad o corrompidos por la barbarie cuando no tienen la dirección de la conciencia o la sociedad. El énfasis en la infantilidad de los niños en el primer capítulo establece varias preguntas importantes que las acciones subsiguientes intentan contestar: ¿la naturaleza humana es esencialmente buena, mala, o neutral, y cómo es que las experiencias durante la niñez temprana informan el carácter individual?