El ascenso social y la seducción como motivos vinculados entre sí.
En la novela La educación sentimental, el principal móvil que guía los pasos del protagonista es el de conseguir un determinado status socioeconómico. Es un joven proveniente de un pueblo rural, que se muda a París para estudiar Abogacía y conocer contactos influyentes en la escena social.
Si bien este motivo no se lleva a cabo mediante estafas monetarias por parte de Frédéric, sí hay cierta estafa a nivel de los sentimientos. A menudo, ni el propio protagonista sabe a ciencia cierta si lo que siente por las mujeres que seduce es amor, atracción o mero interés monetario. En el caso de la Señora Dambruese, por ejemplo, sí tiene en claro que una mujer como ella, por su porte y su posición social, lo conducirían a él a un ascenso inevitable.
Al mismo tiempo, podemos ver que en algunos casos las propias mujeres seducidas por Frédéric hacen uso de su influencia para aprovecharse económicamente del joven hombre. En este sentido, podríamos afirmar que ambos motivos se entrelazan y dan como resultados grandes aprendizajes sentimentales para el protagonista.
La Revolución como motivo.
Mientras Fréderic busca su ascenso personal, el trasfondo político coloca en escena una revolución sin precedentes en la historia de Francia. Y una cuestión se relaciona con la otra en el siguiente sentido: en una monarquía como la que se combate en la Revolución del ‘48, Frédéric no podría ni siquiera haber aspirado a un cambio en su situación personal.
El régimen monárquico se basa en privilegios heredados y en la mantención de un estado de cosas para quienes no tienen nada que heredar. En este sentido, el ambiente histórico-político de la novela permite al protagonista aspirar a algo diferente de lo conocido.
El burdel como símbolo del vínculo con el sexo opuesto
Al final de la novela, Deslauriers y Frédéric recuerdan la primera vez que fueron juntos a un baño turco o burdel. Eran tan jóvenes que ni siquiera sabían cómo comportarse, por lo que las mujeres del burdel se rieron de ellos. Esta escena final de la novela deja en claro que aún en sus comienzos, ambos jóvenes no podían sino vincular el sexo con el dinero. Es así que podemos ver cómo el propio Frédéric se acercará a las mujeres de su vida a través del dinero, aunque en lugar de proporcionarlo él esperará que sea la mujer quien, con su estatus personal, se lo provea a él.
Mechón de pelo de la Señora Arnoux como símbolo de amor perdido
20 años luego de conocerse, Frédéric y la Señora Arnoux vuelven a encontrarse. Ella le ha robado dinero al protagonista y en esta ocasión finalmente se lo devuelve. Asimismo, le comenta que se arrepiente de no haber continuado el vínculo que tenían.
No queda claro si lo dice por un amor genuino o porque ha pasado tanto tiempo que ella ha envejecido notoriamente y extraña sus años más jóvenes. La cuestión es que se corta un mechón de cabello ya blanqueado por el paso del tiempo y se lo regala a Frédéric, para que la recuerde, y como símbolo, tal vez, del amor fallido entre ambos, como símbolo de aquello que no fue.