El dinero no puede comprar la felicidad
A lo largo de La educación sentimental, Flaubert defiende a capa y espada el refrán, el dinero no compra la felicidad. Cuando el tío de Frédéric muere, se le concede una enorme asignación de casi 40.000 francos al mes. Se le permite comprar toda la ropa que desee, cenar bien y pasar su vida en el ocio. También emplea el dinero en perseguir a las mujeres que admira, aunque sus esfuerzos resultan fallidos. Frédéric pronto descubre que, a pesar de tener una existencia materialmente cómoda, se siente vacío y carente de propósito. Puede comprar todos los artículos caros que quiera, pero no pueden proporcionarle un sentido de autoestima. Para ello, debe buscar en otra parte. Con su típica floritura y elocuencia, Flaubert sugiere lo que es comúnmente conocido: todo el dinero del mundo no puede asegurar la felicidad de nadie.
La importancia de amistad
Frédéric experimenta una serie de amistades complicadas a lo largo de la novela. Deslauriers, uno de sus mejores amigos, abandona a Federico cuando no le concede un gran préstamo. Hussonet, otro amigo íntimo, publica un artículo burlándose de Frédéric en su periódico. Incluso, cuando Frédéric organiza una cena para los hombres, estos critican y se burlan continuamente de sus esfuerzos. Como resultado, Frédéric siente una profunda soledad. Por suerte, mantiene una continua y mutua amistad con Dussardier, que escucha a Frédéric y le apoya continuamente. Es Dussardier quien le ofrece orientación cuando Frédéric lo necesita, y Dussardier quien le demuestra lo importante que es la verdadera amistad.
La moral de la clase alta
Flaubert hace explícita su opinión sobre la clase aristocrática de la sociedad francesa. Los retrata en una multitud de formas negativas. Son deshonestos, adúlteros, vanos, triviales y desleales. Cotillean unos de otros en fiestas obscenamente fastuosas y se estafan unos a otros. Se emborrachan y se pelean con sus amantes, apuestan, discuten por cosas sin importancia. Reprenden a sus sirvientes y se burlan de los indigentes. Aunque al principio Frédéric se alegra de ser acogido en estos círculos, pronto se da cuenta de lo viles que son. La parte supuestamente culta y acomodada de la sociedad francesa le pide préstamos. De hecho, el modelo original de Frédéric de la clase alta, Arnoux, resulta ser un estafador deshonesto. Como se puede ver, los títulos, el orgullo y las extravagancias de la aristocracia francesa no pueden enmascarar en última instancia lo inmoral que es.
La importancia de la auto-motivación
Cuando Frédéric recibe su enorme suma de dinero, abandona rápidamente su carrera de Derecho. Pretende descansar en su herencia y vivir una vida de placer. Pero, como ya se ha dicho, no encuentra ninguna satisfacción en este estilo de vida. Para contrarrestar este malestar, se embarca en una serie de proyectos. Primero pretende escribir volúmenes sobre la historia de la estética, antes de decidirse a escribir la historia del Renacimiento; sin embargo, carece de la dedicación necesaria para llevar todo a cabo. Por ello, se siente inútil. Mientras tanto, los amigos de Frédéric tienen sus propias profesiones y pasiones; Deslauriers es abogado, Hussonet es periodista y Dussaudier es dependiente de una tienda. Estos hombres contribuyen a la sociedad y se sienten personalmente recompensados por ello, mientras que Frédéric no. En este sentido, Flaubert sugiere que la ambición y la acción son necesarias en una vida sana y feliz.