“El trujillismo es un castillo de naipes” (Metáfora) (p. 188)
En este pasaje, Antonio De la Maza usa una metáfora que da cuenta de la fragilidad e inestabilidad para describir al régimen político de Trujillo. Frente a la incertidumbre y el terror de ser delatados, De la Maza exhibe la complicidad de gran parte de los supuestos trujillistas en el complot. De esta manera, la metáfora muestra también la hipocresía de la política: aún los seguidores más fervientes del régimen están interesados en su caída.
“La política es eso, abrirse camino entre cadáveres” (Metáfora) (p. 263)
En esta metáfora, la tía Adelina define la política como una tarea desagradable de hacerse camino entre los muertos. Esta comparación refleja que, para mantener el poder y sobrevivir, hay que traicionar y dejar morir a los demás. Esta mirada peyorativa sobre la política se corresponde con su vínculo de hermana del desgraciado Agustín Cabral. Así, Adelina fue testigo de cómo todos los amigos y conocidos de Cerebrito se mantuvieron en el poder luego de la caída de Trujillo.
“Había que liquidar a la persona en la que convergían todos los hilos de esa tenebrosa telaraña” (Metáfora) (p. 174)
En este pasaje, los mecanismos de corrupción, humillación, represión y tortura llevados adelante por Trujillo aparecen metaforizados como una tenebrosa telaraña. En este sentido, el mismo dictador es el centro de esa red, la araña que busca atrapar estratégicamente a sus víctimas. Para los conspiradores, el asesinato del Benefactor es la única forma de poder cortar con esas intrincadas estrategias.
“Un hombrecito sin luz propia, como la luna, al que Trujillo, astro solar, iluminaba” (Símil y metáfora) (p. 290)
En este pasaje, el Generalísimo compara al presidente Balaguer con la luna. Este símil refleja que lo ve como un satélite, sin función independiente, cuyo único objetivo es depender de otro. Para Trujillo, el único sentido de la existencia del Presidente es estar a su disposición. En esta cita aparece también la metáfora del astro solar; el Benefactor se percibe como el centro de la galaxia, en cuya órbita gira Joaquín Balaguer. Así, los lectores accedemos a la concepción que Trujillo tiene sobre el poder: centrado en sí mismo, sus funcionarios son autómatas que dependen de su voluntad.
"Una viborilla húmeda, fogosa, entró con furia a su cavidad bucal, moviéndose con avidez" (Metáfora) (p. 505)
En esta metáfora, Urania percibe la lengua de Trujillo como una víbora. Esta comparación del músculo del Benefactor con un animal rastrero no es casualidad: a partir de la mitología católica, la serpiente es un símbolo del mal, causante de la expulsión de Adán y Eva del Paraíso. El beso forzado entre la joven y el tirano aparece representado como una acción intempestiva, sin consentimiento y desagradable. También es posible pensar que, así como la serpiente es, en la Biblia, el origen del pecado, el encuentro de Trujillo y Urania es la causa de los traumas y rencores que la acompañan hasta su adultez.