La incontinencia y la impotencia de Trujillo (Símbolos)
En la novela, la incapacidad del Benefactor de poder controlar su órgano sexual simboliza la pérdida del dominio que ejerce sobre la República Dominicana. A lo largo de toda la narración, Trujillo mantiene un control obsesivo sobre su cuerpo, que incluye rituales de limpieza y afeitado, un uniforme prolijo y una agenda ajustada y puntual. El temor a la incontinencia aparece en momentos de mayor tensión, como cuando lo incomodan al preguntarle por Agustín Cabral. En este punto, este mal le recuerda que hay eventos externos capaces de quebrantar su percepción de orden y autodisciplina y que no puede hacer demasiado por impedirlo. La incontinencia también le exhibe su propio envejecimiento: a pesar de ser un hombre fuera de lo común, el salvador de República Dominicana, la muerte lo acecha como a cualquier mortal.
La incontinencia y la impotencia sexual ponen en jaque el poder y la virilidad del dictador, dando cuenta de su fragilidad. A lo largo de toda la novela, Trujillo se enorgullece de hacer gozar a las mujeres, y elige a sus víctimas entre las esposas y las hijas de sus aliados más cercanos, solo para demostrar la vigencia de su autoridad. En este sentido, su disfunción eréctil simboliza la muerte de su identidad como hombre sexual. Trujillo, con su capacidad sexual mermada o directamente anulada, es un hombre sin virilidad y, por tanto, sin poder, que ha dejado de ser el macho que se jactaba de ser.
El silencio de Agustín Cabral (Símbolo)
La incapacidad de Cerebrito Cabral de dar respuesta a los planteos de su hija simboliza el silencio cómplice de los colaboradores del régimen de Trujillo. Como todos los participantes, Agustín se benefició durante tres décadas a costa de los abusos y crímenes que cometía el régimen contra los dominicanos. En este punto, el mutismo de Cabral es una señal evidente de su culpabilidad, en tanto no puede ofrecer ninguna explicación que justifique la perversión del trujillato. Además, el silencio demuestra que esa falta de respuestas continúa luego de la muerte de Trujillo. Así, el presente de la novela demuestra que nadie respondió por los crímenes y las víctimas del régimen del Benefactor.
La casa de la familia Cabral (Símbolo)
En la novela, las casas de los personajes simbolizan la devastación física y emocional que lleva adelante el régimen de Trujillo. De esta manera, la casa de la familia Cabral está descascarada, decadente y con manchas de humedad. Ya nada queda del antiguo esplendor de la niñez de Urania. En este sentido, la residencia se parece a su dueño: un caído en desgracia, dueño de un pasado privilegiado.
Las hermanas Mirabal (Símbolo)
Si bien las hermanas Mirabal no son personajes de la novela, son recordadas frecuentemente por los conspiradores como un símbolo de la resistencia de las mujeres al régimen de Trujillo. Frente a una sociedad sumisa y oprimida, ellas tuvieron el coraje de enfrentarse al dictador y pagaron con sus vidas las consecuencias de su rebelión. Frente a las mujeres entregadas como tributo sexual para el Jefe, las hermanas Mirabal llevan adelante tareas estereotípicamente masculinas: son líderes estudiantiles, preparan una revolución, planean atentados. En este sentido, son recordadas heroicamente por los integrantes del complot como símbolo de una lucha imperecedera e incaducable.
Urania Cabral (Símbolo)
En la novela, el personaje de Urania Cabral simboliza a la sociedad dominicana bajo el régimen de Leónidas Trujillo. En este sentido, el abuso sexual del dictador la deshonra y la ultraja durante más de tres décadas, hasta que decide regresar para poner en palabras su secreto. En este punto, la mujer representa un país controlado por los silencios y los crímenes llevados adelante por el Benefactor. Cuando, al final de la novela, Urania se promete entablar un vínculo con su familia, también simboliza una esperanza para la sociedad: la única forma de construir un país saludable es recordando de manera activa las vejaciones del régimen totalitario de Trujillo.