Confiar en el Viajero/Amueblar con loza un cuarto de niños (símil)
“Las gentes serias que le tomaban en serio no se sentían nunca seguras de su proceder; sabían en cierto modo que confiar sus reputaciones al juicio de él era como amueblar un cuarto para niños con loza muy fina”.
Esta comparación refiere al carácter peculiar del Viajero en el Tiempo. Según el narrador, posee una inteligencia tan aguda que nunca se sabe si está hablando en serio o si está montando una buena broma de un modo demasiado creíble para las aptitudes mentales de sus oyentes. Pareciera que la ‘loza fina’ de este símil representa la fragilidad de la confianza que se puede depositar en alguien como el Viajero, ya que puede quebrarse de un momento para el otro con un simple movimiento abrupto.
Viaje en el tiempo/Convertirse en vapor (símil)
“Mientras viajaba a una gran velocidad a través del tiempo, esto importaba poco: el peligro estaba, por decirlo así, atenuado, ¡deslizándome como un vapor a través de los intersticios de las substancias intermedias!”.
Cuando el Viajero relata a sus oyentes el viaje que realizó al futuro, les cuenta cómo fue la primera parte del mismo. Se encuentra sentado en su máquina, viajando a una velocidad increíblemente alta y tiene el profundo temor de que, al detenerse, su cuerpo se quede atrapado en los átomos de algún mueble o edificio, llevándolo a la explosión instantánea. Sin embargo, agrega que en ese momento de vértigo y novedad, poco parece importar este posible gran peligro, ya que en ese momento más le parece ser un vapor, es decir un cuerpo gaseoso, que atraviesa las cosas sin ningún tipo de inconveniente.
El ocaso de la humanidad (metáfora)
“Me pareció encontrarme en la decadencia de la Humanidad. El ocaso rojizo me hizo pensar en el ocaso de la Humanidad”.
Al inicio de su llegada al mundo futuro del año 802.000, el Viajero en el Tiempo tiene la sensación de haber llegado a un espacio lleno de ruinas. Para explicar mejor su percepción, agrega que le parece estar presenciando el ‘ocaso’ de la humanidad. Con esta metáfora del fin del día quiere significar que cree que la especie humana también ha llegado a su fin o está pronta a terminarse. Sin embargo, pronto se dará cuenta de su equivocación, aunque no está tan lejos su impresión, después de todo, debido al modo en que se vinculan socialmente los dos grandes grupos de seres que habitan esa tierra futura.
Humanos como cuchillos afilados sobre la muela del dolor (metáfora)
“Somos afilados sin cesar sobre la muela del dolor y de la necesidad, y, según me parecía, ¡he aquí que aquella odiosa muela se rompía al fin!”.
En esta breve cita podemos encontrar una peculiar metáfora, la cual remite a los incesantes desafíos que tiene que atravesar cada miembro de la especie humana en su vida diaria, tanto en lo referente a su supervivencia como a sus vínculos con otros individuos. En este sentido, aunque no lo explicita, pareciera que el Viajero ve a los humanos como cuchillos que se afilan sobre ‘la muela del dolor’. Esa ‘muela del dolor’ representa las constantes circunstancias adversas que es preciso sortear a lo largo de la vida.
Puntualmente, quiere referirse a que en ese futuro que está contemplando le parece que la vida se ha hecho tan sencilla y se han resuelto tantos problemas -o quizás todos- que ya la gente no tiene necesidad de ser 'afilada' en modo alguno, y por eso parece ser tan simple y holgazana.