Viajero en el Tiempo (símbolo)
El personaje protagonista, el Viajero en el Tiempo, aparece en la novela de Wells como símbolo de inteligencia. El propio narrador se ocupa de describirlo como un hombre cuya inteligencia sobrepasa la media de todos los hombres de su época que están presentes en sus explicaciones y demostraciones. De alguna manera, podríamos pensar que sería la única persona capaz de construir efectivamente una máquina para viajar a través del tiempo.
El viaje en el tiempo (motivo)
El motivo del viaje se despliega a lo largo de toda la obra. De comienzo a fin, el tópico central, de hecho, está conformado por la novedad que supone el logro de haber viajado en el tiempo. Luego, ya comenzado el siglo XX, este motivo se popularizará en las obras de ficción de un modo que todos podemos constatar, sobre todo en el cine.
Sociedad futura como alegoría de las injusticias sociales
En el presente de la narración, el mundo atraviesa una serie de injusticias sociales muy profundas. El autor presenta en esta novela la descripción de una sociedad futura, aproximadamente del año 800.000, en la que las condiciones de lucha social se han extremado al punto tal de que solo existen en el mundo dos grupos de seres, de los cuales uno explota al otro de una forma brutal.
Esfinge como símbolo de sabiduría
“[…] me llevaron más allá de la esfinge de mármol blanco, que parecía haber estado mirándome entretanto con una sonrisa ante mi asombro, hacia un amplio edificio gris de piedra desgastada”.
Cuando desciende de su máquina en la pradera del nuevo mundo, el Viajero en el Tiempo enseguida vislumbra una gran estatua que representa una esfinge blanca. Símbolo de sabiduría, esta estructura de piedra parece saber mucho más de lo que cree saber el protagonista. Cuando narra sus aventuras en ese tiempo futuro, el Viajero describe el semblante de la esfinge como portador de un peculiar gesto de burla y de conocimiento que le hacen sentir como un ignorante de la realidad a la que ha llegado.