“Los Reyes Católicos de España decidieron financiar la aventura del acceso directo a las fuentes, para liberarse de la onerosa cadena de intermediarios y revendedores que acaparaban el comercio de las especias y las plantas tropicales, las muselinas y las armas blancas que provenían de las misteriosas regiones del oriente. […] España vivía el tiempo de la reconquista. 1492 no fue sólo el año del descubrimiento de América, el nuevo mundo nacido de aquella equivocación de consecuencias grandiosas”.
Este libro de Galeano coloca en escena las injusticias cometidas durante la época de la llamada “conquista de América”. En esa misión de conquista y de extracción de materiales y recursos de gran utilidad económica, España terminaba haciendo la mayor parte del trabajo, pero quedándose con pocas riquezas. Es decir, el fuerte de lo recolectado en América se distribuía en el resto de Europa.
Por otro lado, esta cita hace una mención directa a la “equivocación” de la empresa que se llevó a cabo, y quiere significar a que en realidad Cristóbal Colón buscaba llegar a la India, creyendo que el recorrido que debía hacer hasta allí no incluía ningún otro territorio en medio. Claramente, no había todavía mapas adecuados de los continentes del mundo.
“Había de todo entre los indígenas de América: astrónomos y caníbales, ingenieros y salvajes de la Edad de Piedra. Pero ninguna de las culturas nativas conocía el hierro ni el arado, ni el vidrio ni la pólvora, ni empleaba la rueda. La civilización que se abatió sobre estas tierras desde el otro lado del mar vivía la explosión creadora del Renacimiento: América aparecía como una invención más, incorporada junto con la pólvora, la imprenta, el papel y la brújula al bullente nacimiento de la Edad Moderna”.
En esta significativa cita podemos acceder a una información de valor acerca de la gente que fue asesinada en América. Estas poblaciones no conocían los adelantos tecnológicos que sí disfrutaba Europa en aquel momento. Sin embargo, el narrador reconoce perfectamente que entre ellas debe haber habido muchos especialistas en distintos temas, así como otra clase de gente más violenta o agresiva.
“La Corona consideraba tan necesaria la explotación inhumana de la fuerza de trabajo aborigen, que en 1601 Felipe III dictó reglas prohibiendo el trabajo forzoso en las minas y, simultáneamente, envió otras instrucciones secretas ordenando continuarlo ‘en caso de que aquella medida hiciese flaquear la producción’”.
[…] “El padre Bartolomé de Las Casas agitaba la corte española con sus denuncias contra la crueldad de los conquistadores de América: en 1557, un miembro del real consejo le respondió que los indios estaban demasiado bajos en la escala de la humanidad para ser capaces de recibir la fe”.
A través del primero de estos dos fragmentos, observamos la hipocresía del rey de España de aquel momento. Si bien se pronuncia en contra de la ‘explotación humana’, de todos modos avala que esta exista siempre que la producción material disminuya. Es decir, queda claro que el interés económico prima por sobre el ético y el humano.
Asimismo, en el segundo fragmento seleccionado de la misma sección del texto, encontramos el nombre de una persona de gran importancia en la historia de América: el padre Bartolomé de Las Casas. Si bien pertenecía al clero y practicaba su objetivo de evangelización de habitantes de América que tenían sus propias creencias, al mismo tiempo los defendía de las injusticias físicas y morales cometidas contra ellos. Escribía textos en los que denunciaba explícitamente cada acto indigno y esto ha quedado como un documento que podemos revisar detalladamente.
“’'Edificar sobre el azúcar ¿es mejor que edificar sobre la arena?’, se preguntaba Jean-Paul Sartre en 1960 desde Cuba”. […] “Venezuela se identificó con el cacao, planta originaria de América, durante largo tiempo. ‘Los venezolanos habíamos sido hechos para vender cacao y distribuir, en nuestro suelo, las baratijas del exterior’”.
En este breve fragmento hemos combinado dos secciones del texto para dar cuenta de las riquezas que Europa encontraba en las tierras americanas. En este caso, se mencionan el azúcar y el cacao, dos elementos profusamente comercializados, incluso hasta el día de hoy. Cada territorio americano conquistado fue sometido a una brutal extracción de sus recursos naturales, con tal de enriquecer a los países europeos que llevaban a cabo estas expediciones.
“Artigas quiso echar las bases económicas, sociales y políticas de una Patria Grande en los límites del antiguo Virreinato del Río de la Plata, y fue el más importante y lúcido de los jefes federales que pelearon contra el centralismo aniquilador del puerto de Buenos Aires”.
Avanzando aproximadamente unos tres siglos en la historia de América, Eduardo Galeano repara en la figura histórica de José Artigas. Este hombre intentó, como bien recupera esta cita, fortalecer políticamente los territorios antiguamente saqueados por los europeos. Su intención era que todo el territorio pudiera contar con recursos económicos para sí mismos, de tal modo de no depender solamente de lo que se extraía a través de los puertos.
