Vladimir Nabokov publica Lolita, la ficción confesional de un pederasta enamorado, en el año 1955. La novela, como era de esperar, tiene una recepción compleja por parte del público y también de la crítica. Así como es considerada una de las obras literarias contemporáneas más controversiales y difíciles de abordar, también cabe decir que, coinciden académicos y críticos en este punto, es una de las grandes obras maestras de la literatura universal.
El carácter controversial de la novela reside por supuesto en el tópico que elige Nabokov, la relación erótica entre un hombre adulto y su hijastra de doce años, y también en el modo en que enfrenta este recurso: en primer lugar, Lolita está narrada a modo de confesión por Humbert Humbert, el padrastro de la niña, que es a su vez su secuestrador y abusador. La voz de Lolita nos llegará mediada por el relato de Humbert. Él es un europeo culto con una extrema sensibilidad y elocuencia verbal; en estas características recae el hecho de que se admire justamente su destreza literaria y, por ende, dicha admiración genere incomodidad en el público lector, ya que lo que se está narrando es uno de los actos más aberrantes que se puede cometer contra un niño o una niña.
Nabokov dice en el epílogo de Lolita que la primera idea para escribir la novela surgió del relato de los avances educativos de un mono: "El primer débil latido de Lolita vibró en mí a fines de 1939 o principios de 1940, en París, cuando estaba en cama con un severo ataque de neuralgia intercostal. Si no recuerdo mal, el estremecimiento inicial de la inspiración fue provocado, en cierta medida, por un relato periodístico acerca de un chimpancé del Jardin des Plantes que, después de meses de pacientes esfuerzos por parte de un científico, hizo el primer dibujo realizado nunca por un animal: mostraba los barrotes de la jaula de la pobre criatura" (pp. 381-382). Más adelante, se produce otro hecho que pudo influenciar a Nabokov: el secuestro de Florence Sally Horner, de 11 o 12 años de edad, en el año 1948 por parte de un hombre de mediana edad.
Igualmente, el tópico de Lolita ya estaba prefigurado en cuentos como “Un cuento de hadas”, de 1926, y, sobre todo, en la nouvelle o cuento largo El hechicero, de 1929. Ambos textos estaban escritos en ruso, su lengua materna. Para Lolita, sin embargo, Nabokov elige la lengua inglesa y se mete de lleno en la idiosincrasia estadounidense de la posguerra. No carece la novela, sin embargo, de neologismos y juegos de palabras propios de quien maneja a la perfección una lengua que no es su lengua nativa. Muchos niveles de lectura son posibles de explorar en Lolita, es una novela difícil de clasificar. Ha sido catalogada como novela de crimen confesional, novela erótica, pornográfica, tragedia contemporánea y hasta, quizá, tragicomedia.
En 1962, el célebre director de cine Stanley Kubrik lleva a la pantalla grande a la novela de Nabokov, protagonizada por Sue Lyon y James Mason. Nabokov participa y, en un principio, entrega a Kubrik un guion para rodar 9 horas de película. A pesar de lo cómico de la falta de expertise en la escritura de guiones, Kubrik declara que el de Nabokov es uno de los mejores guiones que ha leído en su vida. En el año 1997, Adrian Lyne rueda nuevamente Lolita, esta vez protagonizada por Jeremy Irons, Melanie Griffith y Dominique Swain. En base a la novela, y a la popularización cinematográfica, el término lolita se ha tornado muy popular para definir a adolescentes seductoras, hasta el punto, inclusive, de perder el referente.