Los ríos profundos

Los ríos profundos 'Los ríos profundos' y la corriente neoindigenista

En toda la obra de Arguedas hay un fuerte gesto antropológico; una visión etnológica fuerte que la atraviesa. Este gesto no solo está motivado por la cuestión estética de querer componer una literatura propiamente latinoamericana, cuestión que preocupa a muchos contemporáneos, sino también por una voluntad reivindicativa de la cultura andina que excede a la literatura. El indio no es, para Arguedas, un “tema” sobre el cual escribir.

En Los ríos profundos, Arguedas utiliza mucho material de su propia biografía: su experiencia como niño viviendo en la cocina para arrieros de la hacienda de su madrastra; su tiempo viviendo en un ayllu, cuando su padre era perseguido; los viajes con su padre por más de doscientos pueblos andinos; su vida en el Colegio Miguel Grau, de Abancay.

Igualmente, como sucede con sus otros textos, Los ríos profundos recibe críticas de sus contemporáneos, que consideran “puro invento” su trabajo en relación a la cultura andina. En esta novela, sin embargo, esta crítica es impotente: la novela está desde un comienzo evidentemente construida desde un lugar singular. En ningún momento se intenta mostrar una realidad genérica; la experiencia de Ernesto no es transferible a la experiencia de cualquier otro estudiante del Colegio. Ernesto tiene, de por sí, una historia de vida particular, y es desde allí que escribe.

Esta mirada extremadamente particularizada sobre el mundo que lo rodea, sin embargo, no es puro invento. Ernesto actualiza en su experiencia todo un sistema de creencias y un pensamiento mítico que lo anteceden. El neoindigenismo se pregunta si hay otra manera de retratar, por ejemplo, el pensamiento mítico, si no es a través del retrato particular. Una cosa es la descripción de un sistema de creencias de un modo general, y otra muy diferente es ahondar en un individuo que pone en juego estas creencias en acontecimientos particulares de su vida y en consonancia con otros tantos aspectos que componen su persona.

Se dice que el indigenismo peruano propiamente dicho, una corriente cultural que se centra en el análisis y la valoración de la cultura andina, nace con las primeras crónicas de indígenas y mestizos de la conquista. Son célebres los textos de Guaman Poma y el Inca Garcilaso de la Vega. De allí en más, la literatura de temática andina sufre transformaciones, pero durante mucho tiempo conserva una fuerte impronta antropológica y realista y una pretensión de objetividad casi científica. El indigenismo propiamente dicho no abandona este gesto pero comienza a explorar técnicas narrativas y tiene una preocupación importante por la estética. Arguedas participa de esta corriente en sus primeros textos.

Los ríos profundos es de las primeras novelas consideradas neoindigenistas. Como dijimos, en ella se asume una mirada individual de un modo más contundente que en el indigenismo propiamente dicho. No se pretende ya una descripción totalizante del mundo indígena sino que se persigue una actualización particular de la cultura desde esta mirada individual del narrador en primera persona. Esto, creen los neoindigenistas, permite un acercamiento parcial que no deja de ser por eso una imagen profunda del universo indígena. En relación a esta voluntad es que Arguedas busca componer un pensamiento mágico en lugar de describirlo desde cierta distancia. La intención es la de revelar la dimensión mítica del universo andino sin necesidad de aislarlo de la realidad.

También en relación con esto último es que se representan las relaciones sociales. El neoindigenismo avanza sobre la representación del mundo andino incluyendo las transformaciones que va sufriendo esta cultura en la modernidad en el seno de sus relaciones sociales. En términos generales, aparecen con mayor énfasis los efectos del trabajo en el ingenio, la vida de los indios colonos en las haciendas, la violencia que se ejerce sobre ellos. La creciente discriminación social y racial contra el andino en general va a la par de una creciente desigualdad económica y un cambio en la circulación de los pueblos en torno a las haciendas. Para los neoindigenistas, el objetivo no es un retrato de usos y costumbres ancestrales que aun sobreviven en las comunidades, sino que la problemática andina actual tiene que ser parte de la representación. Los ríos profundos es un claro exponente de esta idea.

Lógicamente, hay también en el neoindigenismo una pretensión estética. Las técnicas narrativas y el lirismo son una preocupación, pero siempre están puestos al servicio de la composición de este universo mítico.

No tiene sentido acusar a Arguedas por la dimensión ficcional de su relato, que muchos de sus contemporáneos interpretaron como tergiversación de la realidad andina, ya que es un aspecto completamente asumido por el autor. Ernesto es un personaje con una imaginación prodigiosa que no se limita a predicar cultura andina y saber popular. Ernesto es un joven específico, con una mirada y una historia de vida particulares, donde todo ese saber, ese sistema de creencias estudiado por Arguedas como etnógrafo, pasa por el filtro de esta imaginación prodigiosa del niño, que no podemos sino asociar a la imaginación literaria de Arguedas. Pensado de este modo, el acceso al universo andino se da mediante el contacto con miradas particulares, como la de Ernesto, en lugar de una mirada externa y genérica sobre prácticas y creencias descritas con distancia científica.

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