El hombre que habla
Se trata de un profesor que trabajó buena parte de su vida en Luvina, y ahora vive en un pueblo cercano. En el cuento, este hombre está en un bar desde donde puede observarse Luvina, y le describe a otro, que se dirige hacia allí, la desolación que caracteriza la vida en el pueblo. Mientras cuenta cómo Luvina ha acabado con él, toma cerveza hasta desplomarse sobre la mesa en la que están sentados.
El hombre que escucha
El oyente de “Luvina” nunca habla, y nada se sabe de él. Por las palabras de su interlocutor, podemos deducir que se trata de un profesor, probablemente joven e idealista, a quien se le ha asignado un puesto en el pueblo, hacia donde se está dirigiendo.
Agripina y los tres hijos del hombre que habla
Poco se sabe de la pareja del hombre que habla y sus tres hijos, salvo que llegaron con él a Luvina. El mismo día en que arribaron, ella fue a buscar un lugar donde dormir y comer, pero, al no encontrar nada, entró en la iglesia a rezar.
El arriero
Se trata del hombre que lleva al protagonista y su familia a Luvina, y se muestra apurado por partir apenas llegan.
Los viejos y las mujeres de Luvina
Son presencias fantasmales que funcionan como personajes colectivos, sin individualidad.
Camilo
Es el mozo que atiende el bar en el que se encuentran los hombres en el presente del relato. No tiene participación; el hombre que habla lo llama para pedirle bebidas.
Unos niños
El hombre que relata su experiencia en Luvina les pide a unos niños, que juegan afuera del bar en el que se encuentra, que dejen de hacer ruido. Aunque no tienen participación en la historia, su presencia sirve para describir el espacio en el que están y diferenciarlo de Luvina.