Resumen
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Un hombre, al que llaman el Tartamudo, llega a la Media Luna y le avisa a Pedro Páramo que un grupo de hombres han matado a Fulgor Sedano. Dijeron que eran revolucionarios y que se iban a quedar con las tierras de Pedro Páramo. Pedro manda al Tartamudo a decirles a los revolucionarios que vayan a hablar con él directamente y que luego vaya a buscar al Tilcuate. El Tartamudo obedece.
Pedro se siente abrumado. No está triste por la muerte de Sedano, sino preocupado por Susana. Ella se pasa todo el día recluida en la habitación, desvelada. Cuando logra dormir tiene pesadillas y se revuelca en la cama, inquieta y dolorida. Él intenta entenderla y saber por lo que está pasando, pero la cabeza de Susana San Juan es un misterio para él.
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Juan y Dorotea escuchan a Susana. Ella recuerda unas vacaciones en la playa junto a un hombre, que seguramente es su primer marido, Florencio. Susana rememora el placer que sentía cuando se bañaba en el mar.
53
Pedro recibe a los revolucionarios en la Media Luna. Les pregunta por qué se han levantado en armas y recibe varias respuestas. Unos responden que se rebelaron porque otros lo hicieron. Otro responde que se rebelaron contra el gobierno y los hacendados porque ya no quieren soportar su dominio. Pedro les ofrece dinero y hombres para su causa, a cambio de que no lo molesten a él. Los revolucionarios aceptan y Páramo se compromete a tener el dinero y los hombres listos en una semana.
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Pedro ordena al Tilcuate que se vaya con los revolucionarios y lleve a algunos hombres de su confianza. Le indica que se gane la confianza de los revolucionarios y luego se convierta en líder. A cambio, le ofrece la propiedad de uno de los ranchos y ganado. Con respecto al dinero que les prometió a los revolucionarios, le indica al Tilcuate que lleve una pequeña cantidad y les avise que el resto está guardado en la Media Luna, por cuestiones de seguridad. Finalmente, Páramo le pide al Tilcuate que no se aleje mucho de sus tierras y que lo mantenga informado de todas las novedades.
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Juan y Dorotea siguen escuchando el relato de Susana acerca de su ex-marido. Ella recuerda su vida juntos y los sucesos de la noche en la que le avisaron que él había muerto.
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Susana sigue teniendo pesadillas sobre la noche en la que murió Florencio. Mientras, Pedro se apiada de su sufrimiento y desea que se termine de una vez. Luego, se va de la habitación. El día siguiente, el padre Rentería la encuentra muerta en su cama.
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Gerardo Trujillo, el abogado de Páramo, le cuenta a Pedro que la noche anterior el Tilcuate y su gente fueron derrotados en un enfrentamiento con unos revolucionarios villistas. El abogado le deja todos los papeles a su cliente, pues se muda a Sayula para alejarse de las revueltas. Pedro le agradece por sus servicios y le dice que quemará los papeles. El licenciado esperaba una compensación o recompensa por parte de Páramo, como agradecimiento por todos los años de servicio. Sin embargo, Pedro no le da nada.
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Al cabo de media hora, Trujillo vuelve al despacho de Páramo y dice que finalmente no se irá, y que seguirá trabajando para él. Le pide un adelanto de honorarios y Páramo le ofrece mil pesos, de forma reticente. El abogado se queda con bronca ya que en el pasado ayudó mucho a los Páramo a salir de inconvenientes legales y no siente que Pedro se lo reconozca.
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Damiana recuerda la visita de Pedro Páramo una noche, cuando ella era joven, para tener relaciones con ella. Lo recuerda porque esa noche escucha golpes que suenan como culatazos en las puertas y ventanas, pero cierra la ventana y hace como si no hubiera escuchado nada, porque no es tema suyo.
60
Páramo recibe al Tilcuate, quien afirma que es mentira lo que se cuenta acerca de la derrota de los revolucionarios. Ya se juntó con los villistas, que vienen del Norte y son muy poderosos. El Tilcuate le pide más dinero a Pedro, para comprar comida y no tener que robar las casas y las haciendas del pueblo, que pertenecen a personas conocidas. Pedro lo manda a pedirle dinero y a extorsionar a otras personas, porque el ya le dio suficiente dinero. El Tilcuate obedece y se va de la Media Luna con los revolucionarios que lo acompañan.
Análisis
En esta sección, se presentan nuevos personajes en la historia de Pedro Páramo: los revolucionarios. Estos grupos están formados por campesinos que se levantaron en armas para enfrentar a los latifundistas y lograr una distribución más equitativa de la tierra. En este sentido, puede decirse que la alusión a ciertos eventos y personajes históricos de la Revolución Mexicana (por ejemplo, "Pancho" Villa) aporta nuevamente elementos realistas a una narración en la que venían predominando los elementos fantásticos. A lo largo de toda la novela se van a ir equilibrando el registro realista (el uso de lenguaje coloquial mexicano, la alusión a sucesos históricos), cercano a lo que se conoce como "regionalismo" o la "novela de la Revolución Mexicana", y los elementos fantásticos, pero sin adoptar el canon realista ni el fantástico de manera absoluta y terminante.
Desde el fragmento 53, en el que los revolucionarios van a la Media Luna a tratar con Pedro Páramo, se anticipa la derrota de la revolución o, al menos, la evidente traición de los revolucionarios a los ideales que, se supone, deberían defender. Desde un primer momento se denuncia el oportunismo de quienes conducen la revuelta: "-¿Pero por qué lo han hecho?" -pregunta Páramo. "Por porque otros lo han hecho también. ¿No lo sabe usté? Aguárdenos tantito a que nos lleguen instrucciones y entonces le averiguaremos la causa. Por lo pronto ya estamos aquí" (p. 103). Pedro Páramo advierte este oportunismo y rápidamente los soborna ofreciéndoles dinero y hombres para su causa. Obviamente, los revolucionarios aceptan, y olvidan al instante que teóricamente los latifundistas como Páramo son los enemigos de la Revolución.
Los revolucionarios no solo traicionan sus ideales, sino que se traicionan entre ellos. La facción liderada por el Tilcuate, hombre de Páramo infiltrado entre los revolucionarios, se va con el grupo de Villa porque son más poderosos que ellos. Por lo tanto, es más conveniente unírseles que enfrentarlos. El pragmatismo y el oportunismo son sus principios de cabecera, tal como sucede con Pedro Páramo. De hecho, es el mismo Páramo quien le sugiere al Tilcuate irse con los villistas: "¿Y por qué no te juntas con ellos? Ya te he dicho que hay que estar con el que vaya ganando" (p. 114), le dice.
Las consecuencias de estas revueltas y guerras internas son comunidades destruidas, familias diezmadas, hambre y pobreza. Esta situación, paradójicamente, hace que aumente el poder de los latifundistas y los poderosos sobre los pobres habitantes del pueblo, es decir, tiene efectos diametralmente opuestos a los que se proponía. En este sentido, la narración de los personajes (Dorotea, Eduviges, Abundio) al contar sus desdichas personales también es una forma de protesta, subyacente e implícita, contra las consecuencias de la violencia y la injusticia.