Con la intención de ofrecer una imagen completa sobre la obra del autor, esta guía aborda poemas representativos de los distintos subgéneros poéticos abordados por Quevedo. Es importante destacar que su producción poética no se limita formalmente al soneto, pero sin dudas, esta es la forma predominante tanto en términos de cantidad como de calidad. Por eso, en esta selección hemos tomado exclusivamente 20 sonetos del autor.
Poesía amorosa: para analizar el modo en que Quevedo trabaja con este subgénero poético, tomamos los siguientes poemas: “Amor constante más allá de la muerte”, “Amor impreso en el alma que dura después de las cenizas”, “Amor de una sola vista nace, vive, crece y se perpetúa” y “Lamentación amorosa y postrero sentimiento de amante”. Quevedo escribe más de 200 poemas amorosos, prácticamente un cuarto de su producción poética total (esta consta de 875 poemas aproximadamente). Estos poemas se caracterizan por tener una importante presencia del tema de la muerte en relación estrecha con el ideal del amor, y un dominio de la idea abstracta del amor (es decir, del amor platónico) por sobre el amor físico, carnal.
Poemas sobre la muerte: “Enseña a morir antes, y que la mayor parte de la muerte es la vida, y ésta no se siente; y la menor, que es el último suspiro, es la que da pena”, “Represéntase la brevedad de lo que se vive, y cuán nada parece lo que se vivió”, “Arrepentimiento y lágrimas debido al engaño de la vida”, “Contiene una elegante enseñanza de que todo lo criado tiene su muerte de la enfermedad del tiempo”, son los cuatro poemas que tomamos para analizar la manera en que el autor aborda el tema de la muerte. Este tema tiene muchísima importancia en los diferentes subgéneros que el autor trabaja (lo entrecruza con el amor, con sus enseñanzas morales, con la religión), pero también es abordado directamente en una gran cantidad de poemas, dándole un lugar específico dentro de su obra. Poemas en donde el autor reflexiona acerca de cómo se debe morir, la fugacidad de la vida, el dolor del paso del tiempo y la tragedia que significa estar muriendo en cada minuto que se vive.
Poemas burlescos: más de la mitad de la producción poética de Quevedo pertenece a este subgénero. Los poemas que tomamos para analizar el modo en que el autor lo aborda son “A un hombre de gran nariz”, “Hastío de un casado al tercero día”, “Felicidad barata y artificiosa del pobre”, “Vieja verde, compuesta y afeitada”. En la gran vastedad de estos poemas, Quevedo se burla absolutamente de todo: de la vejez, de la avaricia, de la pobreza, de defectos físicos, de costumbres de la sociedad, incluso de sí mismo. La esencia de alguno de estos poemas es ser meramente divertidos e ingeniosos, aunque la mayoría tiene una búsqueda más profunda: partir desde la burla para dar lecciones morales que ayuden a poner en el buen camino (según la visión del autor) a la sociedad de su época.
Poemas religiosos: “Salmo II”, “Advierte que aunque se tarda la venganza del cielo, contra el pecado, en efeto, llega”, “Muestra lo que se indigna Dios de las peticiones execrables de los hombres, y que sus obligaciones para alcanzarlas son graves ofensas” y “Refiere cuán diferentes fueron las acciones de Cristo Nuestro Señor y Adán”, son los cuatro poemas que tomamos para analizar cómo Quevedo aborda la poesía religiosa en un momento histórico (el Renacimiento) en donde la iglesia pierde la autoridad absoluta que mantenía en la Edad Media. Precisamente, la característica más importante de la poesía religiosa de Quevedo es el modo en que el autor se posiciona en ese lugar de saber que la iglesia deja vacante para, a través de la revisión de episodios bíblicos, clásicos, y reflexiones religiosas, impartir enseñanzas y lanzar advertencias.
Poemas filosóficos y morales: estos poemas están muy cerca de los burlescos, ya que, en ambos, Quevedo aborda cuestiones morales. Sin embargo, en los poemas burlescos, Quevedo parte, precisamente, desde la burla para castigar o censurar moralmente. En estos poemas, por el contrario, el autor parte de una reflexión filosófica para llegar posteriormente a una enseñanza moral, no un castigo. El lenguaje es más elevado, y el tono es serio y solemne. Los cuatro poemas que tomamos aquí para analizar son: “Muestra el error de lo que se desea y el acierto en no alcanzar felicidades”, “Muestra con ilustres ejemplos cuán ciegamente desean los hombres”, “Enseña cómo no es rico el que tiene mucho caudal” y “Por más poderoso que sea el que agravia, deja armas para la venganza”.
En todos estos poemas es fundamental la influencia en el autor del espíritu renacentista, y el conceptismo: corriente literaria en la que se enmarca Quevedo.