Sab Citas

Citas

"-Mi madre vino al mundo en un país donde su color no era un signo de esclavitud: mi madre -repitió con cierto orgullo- nació libre y princesa. Bien lo saben todos aquellos que fueron como ella conducidos aquí de las costas del Congo por los traficantes de carne humana. Pero princesa en su país fue vendida en este como esclava".

Sab. Primera parte. Capítulo I.

Al comienzo de la novela, Sab se encuentra con Enrique Otway, el prometido de Carlota. Sin darse a conocer aún, Enrique indaga sobre la vida del esclavo.

Al contarle acerca de su procedencia, Sab expone la injusticia de la esclavitud desde un primer momento. Su madre era princesa en su país, y esclava en este otro. A continuación, la narradora menciona que Enrique se sonríe un poco al oír el título de 'princesa'. Muestra así condescendencia y falta de empatía hacia la desigualdad social que separaba a unas personas de otras solo por el color de su piel.

"-¿Sabes que me agrada ese esclavo? -repuso Enrique aprovechando con gusto la ocasión que se le presentaba de dar otro giro a la conversación-. No tiene nada de la abyección y grosería que es común en gentes de su especie, por el contrario, tiene aire y modales muy finos y aun me atrevería a decir nobles.

-Sab no ha estado nunca confundido con los otros esclavos -contestó Carlota-, se ha criado conmigo como un hermano, tiene suma afición a la lectura y su talento natural es admirable.

-Todo eso no es un bien para él -repuso el inglés-, porque ¿para qué necesita del talento y la educación un hombre destinado a ser esclavo?".

Enrique, Carlota. Primera parte. Capítulo IV.

En este intercambio entre Enrique y Carlota podemos observar los niveles de prejuicio y discriminación que ejercen estos personajes sobre la comunidad de Sab.

Si bien Carlota ensalza y elogia a Sab, al mismo tiempo afirma que no se ha "confundido con los otros esclavos", como si el caso de Sab fuera una simple excepción.

Al mismo tiempo, Enrique muestra su costado más conservador, al mencionar que el resto de los esclavos se describen por "abyección" y "grosería", así como al hacer referencia a la idea de un supuesto "destino" de esclavitud.

"Cubrió sus ojos llenos de lágrimas y gimió: porque levantándose de improviso allá en lo más íntimo de su corazón no sé qué instinto revelador y terrible, acababa de declararle la verdad, que hasta entonces no había claramente comprendido: que hay almas superiores sobre la tierra, privilegiadas para el sentimiento y desconocidas de las almas vulgares: almas ricas de afectos, ricas de emociones... para las cuales están reservadas las pasiones terribles, las grandes virtudes, los inmensos pesares... y que el alma de Enrique no era una de ellas".

Narradora. Primera parte. Capítulo IV.

Aquí las palabras de la narradora se refieren a Carlota. Ella se da cuenta, en su interior, de que Enrique no tiene un alma como la suya ni como la de Sab. Sin embargo, no se plantea elegir a Sab por esposo, sino que se lamenta por la ausencia que observa en Enrique. La época no le permitía ser libre para considerar siquiera la posibilidad de casarse con un esclavo. Pero esta cita nos brinda la consecuencia de la intuición de Carlota y de la semejanza entre su alma y la de Sab.

"Carlota se complacía escuchándoles, y repartió entre ellos todo el dinero que llevaba en sus bolsillos con expresiones de compasión y afecto. Los esclavos se alejaron bendiciéndola y ella les siguió algún tiempo con los ojos llenos de lágrimas.

-¡Pobres infelices! -exclamó-. Se juzgan afortunados, porque no se les prodiga palos e injurias, y comen tranquilamente el pan de la esclavitud. Se juzgan afortunados y son esclavos sus hijos antes de salir del vientre de sus madres, y los ven vender luego como a bestias irracionales...".

Narradora, Carlota. Primera parte. Capítulo VI.

A lo largo de la novela, progresivamente, Carlota muestra su postura ante la esclavitud. Con mucha empatía y humanidad, siente el dolor de los esclavos como si fuera propio. Derrama lágrimas, reflexiona sobre la historia y más adelante se propondrá a sí misma liberar a los esclavos cuando ya sea dueña del lugar.

"-Jamás he podido -dijo- leer tranquilamente la historia sangrienta de la conquista de América. ¡Dios mío! ¡Cuántos horrores! Paréceme empero increíble que puedan los hombres llegar a tales extremos de barbarie. Sin dudas se exagera, porque la naturaleza humana no puede, es imposible, ser tan monstruosa.

El mulato la miraba con indescriptible expresión: Enrique se burló de sus lágrimas".

Carlota, Narradora, Enrique. Primera parte. Capítulo IX.

Aquí podemos notar nuevamente la postura ideológica de Carlota, al tiempo que notamos la burla de Enrique. Sab se emociona con la empatía de Carlota, pero Enrique no la toma en serio.

En este breve pasaje podemos notar el contraste entre cada uno de estos personajes. Sab, esclavo, debe guardar silencio, pero, sin embargo, se deja conmover por las palabras de Carlota, con quien se siente comprendido. Enrique, por su parte, devela su parte más frívola e irreflexiva.

"-Esto es un hecho -decía él hablando consigo mismo-, esa mujer me ha trastornado el juicio, y es una felicidad que mi padre sea inflexible, pues si tuviese yo libertad de seguir mis propias inspiraciones es muy probable que cometiera la locura de casarme con la hija de un criollo arruinado".

Enrique. Segunda parte. Capítulo III.

En este momento, Enrique se había decidido a alejarse de Carlota y a no contraer matrimonio con ella. Se nos muestra de modo muy claro cómo la ambición del personaje es más fuerte que su amor por Carlota. Educado en las finanzas por su padre, Enrique elige la riqueza material.

"No recibí del cielo una rica imaginación, ni un alma poética y exaltada: no he vivido, como tú, en la atmósfera de mis ilusiones. Para mí la vida real se presentó siempre desnuda, y la triste experiencia del infortunio me hizo comprender y adivinar muchos horribles secretos del corazón humano: sin embargo de eso, Carlota, muero creyendo en el amor y en la virtud, y a ese papel debo esta dulce creencia que me ha preservado del más cruel de los males: el desaliento".

Teresa. Segunda parte. Conclusión.

Antes de morir, recluida en el convento, Teresa le entrega a Carlota la carta que Sab le escribió la noche que agonizaba. Teresa se compara con Carlota, explicándole que sus vidas han sido muy diferentes. Pero que, sin embargo, la carta de Sab le ha permitido seguir creyendo en la vida.

Actualice esta sección!

Usted puede ayudarnos revisando, mejorando y actualizando esta sección.

Actualice esta sección

Después de reclamar esta sección, usted tendrá 24 horas para enviar un borrador. Un editor revisará lo enviado y puede publicar lo enviado o dar retroalimentación.

Cita esta página